Carmen Aristegui es un símbolo del periodismo de investigación en México. La noche del domingo, la cadena radiofónica MVS informó sobre el despido de Aristegui tras cuestionar al aire si el presidente Felipe Calderón tenía problemas de alcoholismo. La pregunta salió a relucir después de que el jueves, un grupo de legisladores del Partido del Trabajo colocaran una manta con la leyenda "¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?"
El viernes 4, la comunicadora preguntó durante su programa, en el tono más serio y profesional posible, si sería cierto que el mandatario mexicano tenía problemas con la bebida. La pregunta incomodó a la empresa MVS, quienes solicitaron a Aristegui que emitiera una disculpa pública por la afirmación. Carmen se negó, razón por la cual se anunció que su programa saldría del aire este lunes. La empresa argumentó en su comunicado oficial --el cual fue retirado unas horas después-- que el despido se debía a una falta al código de ética de MVS. La primera en informar sobre el despido fue Kirén Miret, productora del noticiero, quien anunció también su salida de la cadena en solidaridad.
Señale usted, lector, si las palabras de Aristegui valían una acción tan categórica:
Desde ayer en la noche, en México #aristegui es el trending topic más popular, seguido de términos como MVS o #libertaddeexpresion. La salida de Aristegui es percibida como un acto de censura, provocado por la presión gubernamental. Como señala el periodista Jenaro Villamil, resulta muy sospechoso este movimiento en un contexto en el que MVS negocia con el gobierno federal la renovación de sus concesiones en la banda 2.5 Ghz. Además, MVS ha renunciado al noticiero con más rating en la radio matutina, posición que ostentaba Aristegui hasta ayer. ¿Les suena razonable? Es más, si la decisión se tomó de forma independiente, entonces díganme, ¿por qué la cadena le comunicó a la Presidencia sobre el despido?
Tras revisar el vídeo, lo único que encuentro es que Aristegui le ha pedido a la Presidencia que fije su postura en torno a la acusación que realizaron los diputados del PT. Sin embargo, siempre resulta más sencillo matar al mensajero en lugar de responder a los cuestionamientos. Aquí no ha perdido Aristegui. Ella seguirá en su trinchera, y gracias al aval de CNN México, tendrá aún una tribuna desde dónde expresarse. Los que pierden son los demás.
Se podrá estar a favor o en contra del estilo mordaz de la periodista, pero no se puede dejar pasar que una cadena censure una voz sólo por incomodidad. El periodismo tiene el deber de cuestionar, indagar y ser un contrapeso. Como muchos casos similares en México, se trata de una ejecución torpe, atropellada y con alto costo político. Porque, como bien dirían, el mensaje que queda en el inconsciente colectivo es uno muy simple: Calderón mandó a callar a Aristegui porque le dijo borracho. Solitos --tanto por la acción de MVS como por la omisión del gobierno-- se han cerrado la puerta de la credibilidad.