Con la revelación sobre el microorganismo que emplea arsénico en sus procesos vitales, la NASA ha puesto en boca de todos un curioso término biológico: extremófilo. Como su nombre sugiere, este tipo de organismos se las han arreglado para vivir en los lugares más inhóspitos y hostiles de nuestro planeta. Así que antes de buscar en las estrellas, me parece pertinente que conozcamos algunos de estos bichitos que sobreviven en las condiciones menos hospitalarias de la Tierra. Con ustedes, mi lista de cinco microorganismos extremófilos que vale la pena conocer:
1. Thermus aquaticus
También conocida como Thermophilus aquaticus, esta bacteria fue descubierta en 1969 por Thomas Brock en una fuente del Parque Nacional de Yellowstone. Pertenece al grupo de los termófilos: microorganismos que viven en temperaturas que superan los 45 °C, normalmente en ambientes como chimeneas hidrotermales. Se cree que las termófilas fueron las primeras células simples, surgidas en sitios con alta actividad volcánica. La Thermus aquaticus vive en temperaturas entre 50 y 80 °C. Esta bacteria es célebre porque la enzima que utiliza en la replicación de su ADN es utilizada por su termorresistencia en las reacciones en cadena de la polimerasa, un proceso clave en el desarrollo de la ingeniería genética.
2. Polaromonas vacuolata
Si iniciamos con el calor, ahora vámonos hacia el otro extremo. La Polaromonas vacuolata es un extremófilo que pertenece al grupo de los psicrófilos. Este tipo de organismos es capaz de vivir en temperaturas extremadamente bajas. También se les conoce como criófilos (amantes del hielo, de acuerdo a su etimología). La Polaromonas vacuolata pertenece al subgrupo de los psicrófilos extremos. Su hábitat son las aguas de la Antártida, vive bien a los 0 °C, y tiene una temperatura óptima de 4 °C. Fue descubierta por el microbiólogo James Staley, y sus enzimas han sido estudiadas por las compañías de alimentos para entender las reacciones de descomposición de comida dentro de los refrigeradores; o por la industria cosmética, para que las fragancias no se evaporen tan fácilmente.
3. Thermococcus gammatolerans
Sin duda, la Thermococcus gammatolerans es uno de los organismos más resistentes sobre la faz de la Tierra. Esta arqueobacteria pertenece al grupo de los radiófilos, capaces de sobrevivir en condiciones de elevada radioactividad. Este tipo de extremófilos no se limita sólo a microorganismos, pues muchos animales y plantas de áreas afectadas como Chérnobil entran en esta clasificación. Sin embargo, Thermococcus gammatolerans se lleva las palmas como el organismo más tolerante a la radiación, capaz de aguantar hasta una irradiación de rayos gamma de hasta 30 KGy. Sólo para contextualizar, una dosis de 10 Gy es suficiente para matar a un ser humano. Sus enzimas son estudiadas para entender el proceso de la carcinogénesis. También se ha especulado que el proceso de reparación de ADN de esta arqueobacteria podrían usarse para reducir el envejecimiento celular.
4. Haloferax volcanii
Otro de los ambientes inhóspitos en los que viven los extremófilos son aquellos saturados de sal. Un digno representante es la Haloferax volcanii, una arquea que pertenece al grupo de los halófilos. Estos organismos viven en entornos salinos. Mientras que las células comunes se desecan y mueren en estas condiciones, los halófilos sobreviven gracias a las adaptaciones fisiológicas que facilitan la retención de agua. La Haloferax volcanii es encontrada comunmente en el Mar Muerto, y es considerada una de las primeras habitantes de la Tierra. Recientemente, un grupo de científicos de la Universidad de California-Berkeley utilizó a esta especie como parte de un proyecto para estudiar la viabilidad de la supervivencia de algas halófilas en Marte.
5. Lactobacillus acidophilus
¿Lactobacilos? En efecto, si el nombre les suena familiar, es porque es uno de los extremófilos más conocidos por el hombre. El Lactobacillus acidophilus es una bacteria que pertenece al grupo de los acidófilos, y es responsable de la formación del yogur. Los acidófilos reúnen a organismos simples que son capaces de vivir en condiciones de pH demasiado bajo para otras formas de vida. Esta bacteria se considera un probiótico, y se encuentra en los intestinos del ser humano, así como en la boca y la vagina. La razón por la que habita en estas cavidades es para proteger del efecto nocivo de otros microorganismos. En la digestión, ayuda a la desconjugación y separación de los aminoácidos por los ácidos biliares.
Espero que les haya parecido interesante la lista. Se han quedado fuera otros ejemplares muy interesantes, como los barófilos, que viven en presiones muy altas; los xerófilos, que habitan lugares con muy poca humedad, o los alcalófilos, que se desarrollan en ambientes muy ácidos alcalinos. Así que mientras soñamos con encontrar vida fuera de este planeta, bien nos convendría seguir revisando los recobecos de nuestra perla azul, por más insospechado que parezca. Como bien diría el Dr. Ian Malcolm: la vida hallará la forma.