Si no conocen Threadless, deberían. Regida bajo la idea de que la ropa debe ser arte, es una de las marcas de playeras más reconocidas en la web. Este año ha cumplido su primera década de vida. Como explican en Monkeyzen, Threadless inició en el 2000 como un simple concurso de diseño de playeras de un estudiante. 10 años después, es una comunidad que supera el millón de integrantes, los cuales suben sus trabajos a la página de la marca para ser votados y ganarse el derecho de imprimirse en una camiseta.
Threadless es un ejemplo muy exitoso de cómo basar un modelo de negocios en el crowdsourcing. La dinámica es muy sencilla. Los usuarios someten sus diseños a votación. Si logran conseguir el suficiente apoyo de la comunidad, la marca lo recompensa con una cantidad de dinero, e imprime la playera para ponerla a la venta. Sin embargo, no es sólo una cuestión de producto, sino también de capital simbólico. Conseguir que Threadless distribuya un diseño también repercute en difundir el trabajo del artista, darle mayor credibilidad, y aumentar su prestigio.
Es muy interesante que la marca tiene valor porque la comunidad se lo ha asignado. No hay imposiciones comerciales, sino que la gente decide qué es lo suficientemente bueno como para ponerse a la venta. De este modo, la multitud funciona como el mejor filtro de calidad. Mientras otros gastan recursos en estudios de mercado, Threadless apuesta por lo directo: darle el poder de decisión a las personas. Si consideramos que la comunidad de la marca está compuesta principalmente por diseñadores y artistas, notaremos que ellos funcionan tanto como promotores como críticos. Al final del día, lo que se impone es la calidad.
Threadless demuestra cómo se debe apostar por el crowdsourcing. La muestra es el libro que sacarán en octubre para conmemorar su décimo aniversario. En este compendio incluyen 300 diseños que han sido votados a lo largo de la década, con perfiles de los creadores. La idea funciona no sólo porque aporta un lugar de exposición al trabajo de los diseñadores, sino que al mantener estándares alto de calidad, su prestigio crece. Este reconocimiento se transfiere a los artistas, aumentando el valor de su trabajo. No es cuestión de esperar a que la comunidad te resuelva la vida. El éxito radica en promover al cliente a un papel activo en el que empresa y comprador obtengan beneficios. Es un modelo en el que todos ganan.