Hay artículos que simplemente pasan a la historia y la revista Wired se caracteriza por tener entre sus páginas unos cuantos ejemplos. El ejemplo más reciente tuvo como título "La web ha muerto, larga vida a internet" y trataba sobre un profundo cambio de paradigma que por un lado reemplaza el navegador web por aplicaciones y por el otro se centra en dispositivos móviles más que en ordenadores. Aquí mismo le dedicamos unas cuantas líneas al asunto, aún desde perspectivas distintas y si bien ya pasó un tiempo, en el día de ayer dos veces me crucé con la cuestión de la supervivencia de la red.

En el blog Hurdle Dot Biz notaron un hecho reciente que tira sobre el piso en gran medida los postulados de Chris Anderson. Dejando de lado la discusión sobre cómo se realizó el cálculo de tráfico, si el video es considerado o no como parte de la web, este hecho puntual es más bien simple. No es nada más y nada menos que la nueva versión del sitio web de Twitter.

Con la introducción de los profundos cambios al sitio web (que todavía no pude apreciar, sigo con la versión antigua), al hacer del ".com" algo tan completo, se está enviando un "claro mensaje": en lugar de una aplicación de escritorio, Twitter puso todas sus fichas en el navegador, del mismo modo que lo está haciendo Google con un sistema operativo construido completamente sobre un navegador web. Claro que el nuevo Twitter podrá no ser el fin de aplicaciones como TweetDeck o Seesmic, pero es una completa afirmación del valor y la importancia del navegador.

El otro lugar en el que me encontré con el artículo fue en la keynote de Nicolás Jodal, vicepresidente de ARTech durante el evento de GeneXus en la ciudad de Montevideo. Jodal dio la mejor traducción que he leído sobre el título de la nota (que, confieso, traduje erróneamente en el primer párrafo) y básicamente su versión sería algo así: "cómo nos gustaría que la web muera de una vez por todas así podemos cobrar por el contenido". La aplicación de Wired se encuenta en el iPad al mismo costo que la revista impresa, a pesar de carecer de costos de impresión y distribución (sin mencionar los daños al medio ambiente) y mientras tanto el sitio web, ofreciendo una experiencia mucho más pobre, cuenta con los mismos contenidos de manera gratuita.

La lectura me parece clara y coincide con lo que dije en su momento tras leer la nota original, si bien es cierto que caí con algunos de los postulados: visto en perspectiva, el artículo me parece más bien un deseo que una visión de la realidad. Me parece que con el tiempo nos iremos dando cuenta cada vez más que fue un gran #fail de Wired.