Podríamos escribir un libro sobre Facebook y la privacidad de sus usuarios. El capítulo de hoy está protagonizado por la opción Me gusta, a raíz de una demanda por la supuesta utilización de caras de menores con fines publicitarios.

La acción colectiva indica que los jóvenes pueden expresar su gusto por un anuncio y, al hacerlo, el nombre o su avatar quedan vinculados a la marca. Si bien es algo totalmente previsto y para lo que todos damos nuestro consentimiento, el reclamo indica que para los menores de 18 años, debería existir autorización previa de los padres, como suele ocurrir en muchos países al grabar comerciales de televisión.

Los demandantes afirman que esto ocurrió millones de veces y, como las campañas en redes sociales suelen ser más efectivas que las tradicionales, el caso es prácticamente una explotación con el único fin de obtener más ingresos. Por eso, solicitan como indemnización los beneficios generados de esta manera, algo que no parece tan sencillo de determinar.

Facebook contestó uno de los puntos polémicos, el cual indica que la acción publicitaria se extiende a los buscadores. Desde el sitio, aseguran que los perfiles se bloquean a los disintos motores, hasta que el miembro alcanza la mayoría de edad. Pero si una persona miente sobre su fecha de nacimiento, es posible que sí resulte indizada.

Lo que todavía no tuvo respuesta oficial fue la posibilidad de que, al pulsar sobre el Me gusta de un banner, esta situación se refleje en la página de la compañía en cuestión, así como en las publicidades que ven sus amigos. Aunque el cuadro personas a las que le gusta este anuncio parece seleccionar usuarios al azar, no queda claro si existen filtros para que sólo aparezcan allí mayores de edad.

Aunque el reclamo me parece un poco extremo, sí es interesante que se proteja cada vez más a los jóvenes, tal vez limitando esta posibilidad. Sin demasiado esfuerzo pueden convertirse, por ejemplo, en la cara de una bebida alcohólica y recomendarla entre sus contactos. Obviamente, para evitarlo son necesarios más controles, como los que implementó Tuenti el mes pasado. Pero, debiendo controlar a más de 500 millones de personas, eso muchas veces se vuelve una tarea titánica.

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