En la actualidad uno de los materiales más utilizados a nivel mundial en la construcción de toda clase de estructuras es sin ninguna duda el hormigón, el cual está compuesto por la combinación de cemento y áridos (grava, gravilla y arena). Se utiliza tanto debido a que cumple muy bien su función, pero no todo lo que reluce es oro y como todo material este también tiene problemas: con el paso del tiempo y el estrés se agrieta.

Eso obviamente es un gran problema ya que una vez que comienzan a aparecer grietas estas crecen cada vez más, y cuanto más grandes sean más probabilidades tiene la estructura X de terminar cediendo, de lo que se desprenden otros dos problemas más: los costos de reparación y que la vida útil de las estructuras se acorta. Pues bien, ahora un estudiante graduado en la Universidad de Rhode Island, Michelle Pelletier, ha desarrollado una posible solución: un tipo de “hormigón inteligente” que se autorepera las grietas.

De forma resumida y simple lo que ha hecho este crack es añadirle a la matriz de cemento del hormigón unas microcápsulas que contienen silicato de sodio las cuales se rompen ellas solas en los lugares donde empiezan a aparecer grietas. En ese momento el silicato de sodio es liberado y al entrar en contacto con el hidróxido de calcio, compuesto químico que se encuentra en el cemento de forma natural, se produce una reacción química que da lugar a una sustancia gelatinosa que en aproximadamente una semana se endurece. Listo, “grieta frenada”.

¿Veremos este hormigón próximamente en las calles? Pues bueno, es complicado, ya que aunque su inventor dice que es viable producirlo económicamente hablando, hay que seguir investigando. Por ejemplo lo siguiente que van a comprobar es si su hormigón también es eficaz contra la corrosión de las barras de acero corrugadas que llevan las estructuras de hormigón. En cualquier caso: viva la química.