En general a los adolescentes eso de ir a terapia no les hace ninguna gracia, menos aún si hablamos de chicos con algún tipo de problema emocional. ¿Cómo conseguir entonces una terapia que los adolescentes acepten y les ayude? Pues en dar respuesta a esa pregunta se pusieron a trabajar Jason Kahn y Peter Ducharme y la respuesta la encontraron en los videojuegos.
Han creado un videojuego similar al clásico Space Invaders el cual está conectado a un monitor que mide la frecuencia cardíaca del jugador. Si la frecuencia de este es demasiado alta el juego se vuelve complicado de controlar. En respuesta el jugador tendrá que emplear técnicas de relajación aprendidas previamente para conseguir tranquilizarse y poder jugar. Conclusión, han desarrollado un tipo de terapia más “amigable” para los adolescentes, y por lo tanto también más eficaz, con la que consiguen aumentar su capacidad de autocontrol, en un primer momento para aplicarla a un videojuego pero extrapolable a otras situaciones de estrés.
Me encanta la idea por dos razones. La primera y más obvia el avance que supone y la segunda que ese avance está basado en los videojuegos, esos a los que muchos apuntan con dedo inquisidor, atribuyéndoles males que los que jugamos no vemos por ninguna parte. Eso sí, aunque no soy experto en artes adivinatorias, vaticino que esta nueva terapia basada en videojuegos no saldrá en ningún medio de comunicación medianamente importante. A ver si con suerte alguno de esos medios lee este post y, aunque solo sea por dejarme en ridículo, publican algo al respecto.