Nuestro compañero Miguel Isaza nos contaba hace unos días que los analistas esperan la llegada de nuevos iMac, con toda la rumorología que esto conlleva. Incluso ayer, durante las tareas de mantenimiento de la Apple Store, los más impacientes ya esperaban novedades al respecto.
El motivo de esta entrada no es otro que hacer una reflexión sobre lo que nos espera en la siguiente generación de iMac. En este caso no hablaremos de rediseño exterior, que aunque si los cambios son grandes, debería ser algo inherente a la propia actualización; lo que me parece interesante esta vez es saber qué rumbo va a seguir Apple con los componentes su ordenador de sobremesa. Hay dos opciones que parecen claras, la primera es dar continuidad a lo que hay; aumentando la potencia de los componentes como se ha venido haciendo en los últimos tiempos.
La segunda opción, que es la que más interesante me parece es convertir el iMac de una vez por todas en un equipo de sobremesa con los componentes que un equipo de sobremesa se merece. Cada vez que veo las especificaciones técnicas, me da la impresión de que el iMac es la versión de sobremesa de un MacBook Pro y por un lado es comprensible dada las formas que tiene. Mirándolo por el lado económico, los componentes de un equipo de sobremesa son más baratos que los dedicados a equipos portátiles. Sin entrar en detalles de si debería ser un Core Quad, un Core i7 o i5... creo que sería muy interesantes que Apple se plantease darle a los usuarios un verdadero ordenador de sobremesa.
¿Cuál será la estrategia a seguir? Me gustaría que fuese la segunda opción, pero creo que no soy tan optimista como para creer que pueda hacerse realidad.
Imágen: Apple