El Premio Nobel de Química de 2023 ha sido para Louis Brus, Alexei Ekimob y Moungi Bawendi, por el descubrimiento y la síntesis de puntos cuánticos, unas partículas tan pequeñas que traen las propiedades únicas del mundo cuántico a nuestro mundo macroscópico. Uno de los que más apariciones están haciendo en medios de comunicación tras el anuncio del galardón es Bawendi. Él no fue el descubridor de los puntos cuánticos, pero sí el que perfeccionó su síntesis para que pudiese tener aplicaciones en nuestro día a día.  Es, por lo tanto, un gran científico, que ha concedido varias entrevistas en las que ha dado a conocer datos tan curiosos como que suspendió su primer examen de química de la Universidad.

Y no lo suspendió con un 4. Obtuvo un 20 sobre 100 o, lo que es lo mismo, un 2 sobre 10. La nota más baja de toda su clase. Este dato podría haberse quedado a buen recaudo en su memoria (y la de sus compañeros). Sin embargo, ha querido hacerlo público para animar a los más jóvenes a no rendirse por los suspensos. Se puede suspender un examen y luego ganar el Premio Nobel de Química. Aunque esa fuese exactamente la materia que suspendió. 

Hasta ahora, el ejemplo que siempre se ponía a los estudiantes para que no se rindieran con un suspenso era el de Albert Einstein. Supuestamente, el padre de la teoría de la relatividad, ganador también de un Premio Nobel, sacaba malas notas, sobre todo en matemáticas. Eso es lo que se suele decir, pero en realidad es un mito. Parece ser que no se le daban bien algunas asignaturas de letras, pero en ciencias era un hacha. Y lo cierto es que Bawendi también lo era. Su problema fue que se confió y que le costó adaptarse a las rutinas de la Universidad. Algo que, en realidad, puede pasarle a cualquiera. 

El Premio Nobel de Química que suspendió la química

Durante su época de estudiante de secundaria Bawendi fue un alumno excepcional. Sacaba notas brillantes sin esfuerzo, por lo que no tenía ningún tipo de hábito a la hora de estudiar.

Cuando empezó la carrera de Química, en la Universidad de Harvard, pensó que todo sería igual. Las clases le gustaban y las entendía. No veía necesario estudiar. Llegó con esa mentalidad al primer examen y, al leer los problemas, se dio cuenta de que no sabía resolver ninguno. La clase llena de estudiantes y el profesor supervisando no le ayudaban a sentirse más relajado, así que hizo lo que pudo, pero los resultados fueron catastróficos.

Por un momento quiso tirar la toalla. Sintió que no pintaba nada en la Universidad, que no se le daría bien. Pero, antes de hacer algo tan drástico, optó por cambiar sus hábitos. Dejó de pensar que los aprobados se obtenían sin esfuerzo. Y es que, por muy brillante que seas, la Universidad requiere estudio y dedicación.

El ahora Premio Nobel de Química aprendió a organizarse para estudiar y poco a poco fue mejorando, llegando a obtener las notas tan maravillosas que tuvo cuando era más joven.

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Dando todo esto a conocer quiere hacer comprender a los más jóvenes que las notas no definen a un buen científico. Él acabó teniendo un expediente magnífico, es cierto. Pero, incluso si no hubiese sido así, una nota es solo un número que clasifica los conocimientos y la soltura para utilizarlos que teníamos en un momento muy concreto. Nada más. 

Por eso, si has empezado en la Universidad y los suspensos te están haciendo pensar en tirar la toalla, no desistas. El Premio Nobel podría estar esperándote. 

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