Todavía, a día de hoy, nos cuesta pensar en que hubo un tiempo en el que otros "seres humanos", primates muy parecidos a nosotros, compartieron la Tierra con nuestra especie. Aunque hoy día los neandertales o cualquier otro primate homínido que no sea el Homo sapiens se ha extinguido, todavía guardamos mucho de su presencia. En nuestros genes, por supuesto. Pues de ellos heredamos una parte de lo que somos hoy día. Así, los neandertales dejaron su propia herencia en lo más íntimo de nuestro ser. Y, por desgracia, según los últimos hallazgos, esta no parece tan positiva como podríamos pensar.

Enfermedades y adicciones, ¡gracias neandertales!

Hace apenas unos años, el solo pensar que los seres humanos habíamos hibridado con los neandertales, al igual que ocurre con los burros y los caballos, que se reproducen para dar una mula, ponía de uñas a casi todos los antropólogos. Sin embargo, las técnicas genéticas han puesto de manifiesto que en realidad esto sí que ocurrió. No solo nos apareamos y reprodujimos con los neandertales. Sino que a día de hoy, aproximadamente el 4% de nuestro genoma pertenece a ancestros neandertales. Al menos en cuanto a los europeos y americanos se refiere. Aunque de eso hablaremos un poco más adelante. Volviendo a ese 4% del genoma de neandertales que tenemos, ¿qué significa? El poseer genética neandertal implica que poseemos varias características de los mismos, grosso modo, las cuales se expresan con el resto de nuestros genes.

Anuncian el primer genoma completo de un neandertal

"Patologías como la trombosis, desórdenes urinarios, depresiones, adicciones, disfunciones estomacales o la queratosis actínica"Entre otras cosas, tal y como han analizado los investigadores, esto supone algunos hechos negativos. Y es que de este material genético ancestral podrían venirnos algunas enfermedades o la mayor posibilidad de sufrirlas. Patologías como la trombosis, desórdenes urinarios, depresiones, adicciones, disfunciones estomacales o la queratosis actínica son algunas de las manifestaciones de nuestra herencia neandertal. Al menos en parte, pues no todas los problemas se deben a nuestros genes neandertales. Pero, según el estudio realizado por dos grupos independientes que han llegado a conclusiones parecidas, este material genético predispone y provoca o agrava varios de estos problemas.

Por ejemplo, uno de los genes estudiados provoca un aumento en la adicción de la nicotina, mientras que otro gen aumenta significativamente la posibilidad de sufrir coágulos y trombos en la sangre. Otro gen está asociado a una dieta rica en carne y tiamina. Sin embargo, hoy día la alimentación es más equilibrada, lo que puede llevar, en caso de poseer este gen, a una disfunción nutritiva genética, según especulan los investigadores. Otros genes se asocian con la incidencia de depresiones e, incluso, alucinaciones. En definitiva, todo un elenco de problemas que podríamos "agradecer" casi directamente a nuestros ancestros neandertales.

El juego de la evolución

Pero, ¿por qué habríamos de haber heredado solo lo malo? Tengamos en cuenta que esto no es así. Ni mucho menos. En primer lugar, no hemos heredado solo propiedades negativas. Al fin y al cabo, estamos vivos gracias a nuestra genética. Y de esa genética, el 4%, en Europa, se lo debemos a los neandertales. Decimos en Europa porque la hibridación, es decir, la "mezcla", por decirlo suavemente, según los expertos, ocurrió hace unos 50.000 años, en el sureste del continente. De esta migración procedemos las poblaciones europeas y, en consecuencia, las americanas no nativas. En Asia, sin embargo, estos genes no penetraron tanto, y ellos, a diferencia de los europeos, poseen rastros de otros homínidos (al menos parte de la población) como los denisovanos. Todo esto nos pinta un complejo cuadro evolutivo. Lo que despierta una interesante pregunta: ¿por qué?

La evolución no tiene intenciones ni voluntad de ir en ninguna dirección concreta¿Qué razón tiene la evolución para hacer que heredemos una serie de características malas para nuestra supervivencia? Bien. En primer lugar, la evolución no selecciona nada. No tiene intenciones ni voluntad de ir en ninguna dirección concreta. La selección natural presiona las características para eliminar las que son negativas, pero no siempre se selecciona "lo mejor". A veces se seleccionan características negativas o aleatorias. Así juega la evolución. Pero, en el caso concreto de los genes neandertales, hay que tener en cuenta que hubo un tiempo en el tal vez lo que hoy es un problema, pudo salvar a más de un individuo.

Cráneo neandertal
Cráneo neandertal

Por ejemplo, el procesamiento de una dieta rica en carnitina y tiamina, sustancias muy abundantes en la carne, los frutos duros y legumbres, en poblaciones nómadas y cazadoras-recolectoras, fue una necesidad. La mayor coagulación de la sangre, explican los investigadores, pudo suponer una ventaja táctica ante heridas y parásitos. La piel más blanca pudo ayudar a aprovechar mejor el sol en ambientes fríos. En definitiva, hablamos de caracteres con más de 50.000 años de antigüedad. Literalmente caracteres ancestrales. Y hoy día, nos guste o no, tendremos que llevarlos encima como recuerdo de lo que una vez fueron nuestros antepasados. Tal vez para siempre.