Exponer una fotografía suele ser la unión de aplicar 3 valores: ISO, apertura y obturación. Sin embargo, todavía quedan algunas preguntas por responder: ¿dónde sitúo el punto de exposición? y ¿debe estar el exposímetro en el 0? podrían ser algunas de ellas. Veamos las respuestas.

Para empezar, debemos puntualizar que no es lo mismo exponer una fotografía en el modo analógico que en el digital. Según dicen los expertos, en la primera debemos exponer para las sombras mientras que en la segunda a las luces. Esto se debe a la diferencia del proceso seguido para obtener una imagen, y por lo tanto la información también se capta de forma distinta, ya que se pasa de un método químico a uno digital.

Sobre la mejor forma de exponer una fotografía digital, incluso hoy día, siguen existiendo una gran variedad de opiniones. No obstante, parece que lo más aceptado suele ser aquello que hemos mencionado anteriormente: exponer hacia las luces. La razón de ello parece encontrarse en la respuesta lineal del sensor, el cual interpreta la información en función de cuanta luminosidad posea en sus celdas. Como consecuencia, el histograma obtenido tendrá más datos si sobreexponemos levemente la imagen.

“Derechear” el histograma

Fotografía con histograma desplazado a la derecha
Fotografía con histograma desplazado a la derecha

Es una técnica que se puso de moda después de que José María Mellado lo explicase en su libro “Fotografía de alta calidad”. Aun así, siguen existiendo detractores que no defienden esta técnica como la más adecuada, ya que en ocasiones puede dar como resultado una imagen que se aleja de los resultados esperados. Sin embargo, también hay otro gran grupo de fotógrafos que argumentan lo que anteriormente hemos mencionado del sensor para llevar a cabo el método de exposición defendido por Mellado.

En definitiva, el autor defiende que debemos sobreexponer la foto de tal manera que el mayor peso del histograma recaiga en la parte derecha, la de las luces. Pero claro, tampoco debemos pasaros, ya que de lo contrario tendíamos una imagen cuyos blancos son imposibles de recuperar. Se trata entonces de exponer uno o dos pasos sobre lo que nos indica el exposímetro de la cámara. La técnica se puede resumir de la siguiente manera:

  • Lo primero que se debe hacer es configurar el formato RAW y colocar el punto de medición como puntual. Tras eso, buscaremos la zona de mayor luminosidad en nuestra imagen, ahí es donde tendremos que medir la luz y ajustar los valores necesarios para que el exposímetro se encuentre situado en el centro.

  • En base a los resultados anteriores, aumentar uno o dos pasos en función de la luminosidad en la escena. Es decir, si para una exposición correcta tenemos un f/5,6 ahora tendríamos que utilizar un f/2, aunque también podemos aumentar la exposición reduciendo la velocidad de obturación o incrementando la ISO en lugar del diafragma.

  • Tras hacer la foto, lo ideal es que comprobemos el histograma resultante de la toma y ver si toda la información se deposita mayoritariamente en la zona de las luces, así nos aseguraremos de obtener todos los datos posibles que puede captar nuestro sensor.

  • Obviamente, la imagen se encuentra sobreexpuesta, algo que tendremos que corregir en la edición. Según Mellado, el siguiente paso es el de reducir la exposición y corregir altas luces hasta obtener un histograma similar al de una campana de Gauss, donde la mayor parte de la información se sitúe en la zona intermedia. Tampoco debemos olvidarnos del contraste, el cual estira nuestra curva del histograma aumentando la diferencia entre blancos y negros, pero que también elimina ese aspecto de imagen “lavada”.

En solo 4 pasos hemos recogido el que para algunos es la mejor forma de exponer una fotografía. Y es cierto, en la mayoría de ocasiones exponer a los negros puede darnos como resultado unas imágenes con ruido y poco definidas, incluso a valores reducidos de ISO. Sin embargo, ¿es este método aplicable en todo momento? Está claro que no.

Esta técnica de Mellado puede ser más o menos adecuada en función del tipo de luminosidad que tenga nuestra escena. Imaginad si, por ejemplo, queremos hacer una fotografía nocturna y utilizamos la Luna como punto más luminoso donde medir la exposición, el resultado será el de un foco de luz (la Luna) sobreexpuesto y el resto de la escena completamente oscura. Asimismo sobreexponer dos pasos puede ser algo excesivo, y en ocasiones resulta imposible recuperar algunas altas luces que quizá nos puedan interesar.

Créditos: picturemonk
Créditos: picturemonk

Entonces, ¿cómo exponemos? Lo principal es tomar el histograma como base de nuestra medición, no nos debemos fiar de la luminosidad que nos pueda otorgar la pantalla de nuestra cámara. Y claro, es preferible obtener fotos “derecheando” hacia las altas luces, pero quizá no de una forma tan excesiva (personalmente, dos pasos me parece demasiado) y valorando si ese método es el más adecuado para lo que deseamos hacer. El mejor balance entre luces y sombras al final depende de la luminosidad de la escena y de los resultados que esperamos obtener.

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