Si algo no esperaba de este Mobile era tener en las manos un smartphone que se ganase el título de “Peor smartphone que he probado nunca”. Cuando ocurre algo tan grave y tremendo, tan esperpéntico como lo que sucedió, los dedos pican, la sesera hierve y el teclado aúlla. Los tambores atronan y cualquier minuto que pasa sin dejar constancia de la experiencia parece una eternidad. Ahí voy.

Todo ocurrió cuando andaba por el stand 6 de la feria. Yo sólo, de un stand a otro, me paré cuando vi el chiringuito de… Kodak. Ahí tenían cuatro muestras del smartphone que presentaron hace unos meses, el Kodak IM5, teóricamente un terminal pensado para la fotografía (cómo no) que funciona con un fork de Android. Porque si algo hemos aprendido de las experiencias pasadas de móviles con forks de Android es que… “¿qué puede salir mal?”

Pero como dice una amiga mía con cierto gusto por el pesimismo antropológico, todo puede salir mal siempre.

Descuelgo un terminal de la peana de protección y llega la primera sorpresa… ¿este grosor es real? ¿Y este tosco diseño? ¿Qué pinta una línea de aluminio, aparentemente falso, sobresaliendo por la parte trasera? Y sobre todo… ¿Por qué demonios tiene un terminal de 5 pulgadas el botón de desbloqueo en el centro del borde superior, hundido sobre la carcasa? ¿Alguien ha usado esto y ha tenido la cara dura de decir que le ha parecido cómodo? Y todavía no he encendido la pantalla.

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La enciendo y quedo impresionado por su nitidez y definición de color. Kodak ha estado muy atenta para que cualquiera que sienta este instante pueda deslumbrarse con su rico contraste y óptima saturación. Esto es lo que vi:

Kodak IM5 01

En fin, supongo que esto es lo que hay. Desbloqueo el móvil con el habitual deslizamiento y llega la primera sorpresa. Lo único que hay en la pantalla es un texto que me dice que inicie sesión en Facebook (qué casualidad, me borré la cuenta hace un mes, si llego a saber que este teléfono me iba a pedir esto me la borro antes) para poder mostrar en la pantalla de bloqueo mis fotos y las de mis amigos. No sé cómo salir de ese laberinto de una sola celda. Resulta que es con el botón “atrás”. Sigamos con el túnel del terror.

En ese momento aparece una amable azafata de Kodak que me pregunta que si necesito ayuda. Le digo que no, que estoy echando un vistazo sin mayores pretensiones. Así todo, me indica que sus cámaras son de 13 y 5 megapíxeles. Me callo creyendo que va a darme algo más de información. Sólo pone cara de “pues tampoco tengo mucho más que decir…”. Ok, sigamos. Ahora con la susodicha, muy amable, insisto, mirando desde detrás qué hago con el Kodak.

Cuando por fin consigo ir a la pantalla principal, creo que estoy ante el modo niños, o modo gente mayor, o algo así, pero no ante una pantalla “de verdad” para un mercado tan difícil como el de los teléfonos móviles. Iconos gigantes, feos, carentes de lógica y armonía. La pantalla, de 5" IPS 720p, es mala a rabiar.

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¿Ven la aplicación Magnifier? La probé por curiosidad... Resulta que es la cámara, pero con slider para aplicar zoom...

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Cuando accedo al menú de aplicaciones directamente se me cae el alma a los pies.

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Supongo que fruto de mi cara de estupor, la azafata vino ya a preguntarme si estaba todo bien y si me apetecía tomar algo, a lo que le respondí bajito que “Sorry I’m not hungry”, no me dio la cabeza para más. Se retiró a un lado y continuó mirando mi "test" con cara de estar haciendo la declaración de la renta. Seguí probando el Kodak. En ese momento ya me dije a mí mismo “venga, me veo fuerte, me siento como He-Man... ¡vamos a abrir aplicaciones!”

Oh…

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Varios mensajes de error y crasheos después, pienso que esto más que una broma ha de ser un fallo del terminal de prueba que he tomado. Lo dejo en su peana y cojo el de al lado. Mismas sensaciones, mismas conclusiones. Perros nuevos, trucos viejos. Pienso que si realmente la protagonista es la cámara, la experiencia en torno a la fotografía, vamos a dejarnos de pasos en falso y vamos a ir hacia ahí. Pulso el icono de la cámara y… ¿a que no lo adivinan?

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Respiro. Vuelvo a pulsar. Tarda. Finalmente, la cámara se abre. Encuadro, pulso el disparador y... [[música de terror]](https://www.youtube.com/watch?v=UhZgxwXuLtE).

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Hasta ese momento estaba teniendo más paciencia con el Kodak que el señor Miyagi para atrapar una mosca con palillos. Cuando la cámara falló por partida doble directamente me entraron ganas de llorar. Finalmente pude hacer alguna foto de prueba, pero no hubo forma alguna de enviarme una imagen Nunca ningún otro fabricante me hizo sentir una experiencia tan mala con un terminal. Kodak pretende vivir de su marca en lugar de reforzarla, y eso tiene un destino tan evidente como oscuro.tomada con la cámara para poder abrirla en el ordenador y juzgarla de forma justa, así que en honor a la verdad diré que no puedo construir una opinión real sobre su cámara. Es todo cuanto puedo decir. Sobre el terminal: nunca tuve una experiencia tan mala con ningún otro terminal. Ni siquiera con los que tienen un precio cinco veces inferior.

El Kodak IM5 tiene 1 GB de RAM y un procesador Mediatek 6592 a 1.7 GHz, de ocho núcleos, con Android 4.4 KitKat. Que nadie se equivoque: esta catástrofe no es culpa del GB de RAM, ni del Mediatek, ni de Android. Es culpa de una nula optimización y una aberrante indiferencia ante lo que es un producto que apenas tiene valor. Los 229 dólares de su precio recomendado dejan claro por dónde va este terminal: querer vivir de una marca mítica, Kodak, en lugar de reforzarla y aportar valor. Me despido de la azafata con un "gracias y suerte" lleno de significado, quizás sólo entendió que le deseaba suerte para lo que le restaba en el MWC. Como escribió el poeta venezolano Gustavo Pereira, "hay un tiempo de echarse a pensar y un tiempo de arder”.