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Una gran parte de los Gobiernos de los países que se encuentran sumidos en una profunda crisis están promoviendo recortes injustificados, abusivos y reformas fuera de lugar con el objetivo de ahorrar, ahorrar y ahorrar. Pero unos toman el simple camino de recortar derechos y aumentar impuestos y otros van más allá, como el Gobierno de Reino Unido, que está trabajando en un plan para imponer el software libre como la alternativa barata y de calidad para desterrar a los productos de Microsoft.

Según The Guardian, desde el año 2010 los ministerios han gastado unos 200 millones de libras en la suite Office de Microsoft y según Francis Maude, Ministro de la Oficina del Gabinete y la Tesorería General, se podrían ahorrar millones de libras si se abrazara el software libre de código abierto como Google Docs u Open Office.

Office es el rey, aunque comienza a existir cierta "resistencia" El caso de Reino Unido no es único y es que la gran mayoría de instituciones de Europa siguen empleando como sistema operativo Microsoft y como suite ofimática Office. Tan solo algunas pequeñas parcelas públicas en algunos países han conseguido realizar el cambio a soluciones basadas en software libre para ahorrar dinero.

A este ahorro de dinero se le une otro más importante, la flexibilidad. Muchos organismos públicos tienen diferentes programas de ofimática y tan solo la unificación de todos los programas permite que, por ejemplo, enviar documentos entre diferentes departamentos de diferentes países no sea un problema. Recordemos el caso de Microsoft cuando presentó su nuevo formato .docx y el revuelo causado en muchas administraciones por la falta de información.

Pero la solución debería venir de los Gobiernos centrales, como lo que está proponiendo Maude. Un único sistema libre, gratuito y sencillo es la solución lógica que deberían adoptar este tipo de administraciones y las empresas que ganan contratos públicos. Imaginen un caso, pongamos el de España, donde cada Comunidad Autónoma está adoptando sistemas de software libre diferentes tomando como base distribuciones basadas en Debian, OpenSuSe o Ubuntu. ¿No sería mucho más sencillo que se estableciera un solo sistema operativo con un solo programa de ofimática? ¿No facilitaría y abarataría enormemente las gestiones públicas?

En Argentina se encargan las provincias Si seguimos mirando ejemplos: en Argentina las provincias son las encargadas de este cambio y no el Gobierno central, en Brasil sucede algo similar aunque hay que reconocerles que fueron de los primeros países en trabajar a nivel global para la adopción del software libre en la administración pública, y por último Ecuador, que desde 2008 usa software libre para la Administración Pública Central.

Estos son solo algunos ejemplos, pero en la gran mayoría destaca la excesiva segmentación en la toma de este tipo de decisiones. Los Gobiernos centrales son los que deberían realizar el cambio a software libre de todas las administraciones públicas de los países que gobiernan. Es la única manera de estandarizar todos los procesos y evitar que, por ejemplo, se necesiten diferentes impresos para realizar la misma acción en función de donde residamos.

Con recortes muy graves en casi todas las parcelas que afectan a los ciudadanos, sanidad, educación, cultura, transportes, y un largo etcétera, llama la atención cómo este tipo de ideas de adopción de software libre parecen revolucionarias. Plantear que con este simple cambio el ahorro es de unos 200 millones de libras hace que pienses hasta que punto están tomándonos el pelo.