Manipular de manera consciente las representaciones mentales es una habilidad única de nuestro cerebro. Gracias a esta destreza, somos la única especie animal capaz de desarrollar creatividad y utilizar la imaginación en multitud de tareas artísticas y cotidianas.
Y es que la realización de muchas de nuestras actividades diarias requieren de la imaginación. Piensen en efecto en las artes visuales, en las matemáticas, en la música o la danza. Todas estas tareas requieren de un complejo trabajo por parte de nuestro cerebro. La pregunta entonces es clave: ¿qué zona de este órgano es la encargada de la manipulación consciente de nuestros pensamientos, causa directa de la existencia de la imaginación?
Esta cuestión fue la que se plantearon investigadores del Dartmouth College de Hanover. Su hipótesis centra se basaba en plantear si la imaginación era el producto de varias redes neuronales distribuidas en zonas como el córtex frontal, parietal y occipital.
En otras palabras, según las teorías iniciales de los propios científicos la imaginación no debería estar localizada en un único punto de nuestro cerebro, sino más bien era el resultado de varias zonas de nuestra mente. La complejidad del trabajo de estas redes neuronales provocaba a su vez que la imaginación sea considerada como uno de los procesos mentales más complicados, y sin embargo, más característicos de la especie humana.
Para evaluar si su hipótesis era correcta, los investigadores decidieron llevar a cabo un experimento en 15 personas. El estudio analizó la creatividad e imaginación de estos individuos ante diversas imágenes visuales, lo que puede en parte restringir los resultados y conclusiones del ensayo. Y es que nuestra propia imaginación va más allá de lo que vemos, dada la complejidad de las reconstrucciones mentales que llevamos a cabo.
En los experimentos visuales, los participantes observaron diferentes piezas sin una relación aparente, de forma que tuvieron después un corto período de tiempo (de solo unos segundos) para memorizar la figura en su mente, y resolver la operación que se les pidiera en cada caso. En el artículo publicado en la revista PNAS sobre la actividad cerebral, los científicos vieron con resonancia magnética qué partes del cerebro eran estimuladas en los distintos casos.
Como explicaba Alex Schlegel, uno de los investigadores de este estudio, los experimentos realizados no sirven para localizar de manera específica un punto del cerebro donde se encuentre nuestra imaginación. Como se preveía en un principio, la creatividad es producto de una compleja actividad de nuestras redes neuronales, de forma que más bien existen distintos espacios mentales donde se crea y trabaja la imaginación.
Hasta el momento, las técnicas anteriores, basadas en el estudio aislado del cerebro no habían permitido desentrañar la localización específica de nuestra imaginación. Este estudio ofrece las primeras evidencias sobre su situación en nuestro cerebro.
Y como se preveía, tal y como decía James Watson, "el cerebro es lo más complejo que se ha descubierto hasta la fecha en el universo". Explorar cómo se forja nuestra imaginación y creatividad nos hace ser capaces de indagar un poco más en lo que nos hace únicos como especie.