Es posible que alguna vez te hayas caído en mitad de la calle y hayas visto a algunas personas pasando de largo. Otras, por suerte, sí que se paran a auxiliar a quien lo necesita. Podríamos pensar que esas son las que tienen más desarrollado su lado humano y civilizado y que las que pasan de largo se rigen por su instinto animal. Pero hay que tener cuidado con esas afirmaciones; pues, en realidad, el instinto animal es ayudar. Si no, que se lo digan a los científicos que han grabado a unos ratones realizando primeros auxilios.
Se trata de un equipo de investigadores de la Universidad de California del Sur y su trabajo, en realidad, es la continuación a otros muchos estudios anteriores. En el pasado se ha observado a mamíferos grandes, como los delfines o los elefantes, realizando algo similar a los primeros auxilios a sus compañeros caídos. No se había estudiado nada parecido en mamíferos pequeños. Sin embargo, en ratones se había visto que a menudo se paran a ayudar a sus compañeros atrapados. ¿Y si también realizaran primeros auxilios?
Para comprobarlo, estos científicos pusieron en jaulas a ratones solos a los que después se añadió un compañero desmayado, dormido o muerto. El objetivo era ver y grabar cómo reaccionaban, a la vez que se analizaban las señales activadas o inhibidas en sus pequeños cerebros. Una vez que empezó el experimento, los investigadores quedaron realmente sorprendidos con lo que vieron: los ratones sacaban hacia fuera la lengua de sus compañeros inconscientes, ensanchando las vías respiratorias y facilitando su recuperación cuando esta era posible. Efectivamente, estaban realizando primeros auxilios.
¿Primeros auxilios conscientes o inconscientes?
La primera sorpresa de este estudio fue la acción de los ratones para revivir a sus compañeros. Sin embargo, también llamó la atención su actividad cerebral por varios motivos.
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En primer lugar, porque se detectaron disparos de actividad en zonas del cerebro responsables del control de acciones involuntarias. Eso indicaría que los ratones realizaban los primeros auxilios de forma prácticamente instintiva.
Por otro lado, vieron que hubo una gran liberación de oxitocina. Esta es conocida como la hormona del amor, pero más bien es la hormona de los apegos afectivos. Está vinculada al amor romántico, es cierto. De hecho, se libera en las primeras etapas del enamoramiento y durante el sexo. Sin embargo, también se libera en etapas posteriores, cuando el enamoramiento es más calmado, en las madres que acaban de dar a luz, para potenciar el fuerte vínculo que las une a sus bebés, e incluso entre amigos, padres e hijos o hermanos. En general, es una hormona que hace más fuertes los vínculos que nos unen a las personas que nos rodean, especialmente a las que queremos.
Esto es importante, ya que se vio que era más probable que los ratones realicen los primeros auxilios cuando el animal inconsciente que se introduce en el grupo es conocido por ellos. Si es un ratón al que ven por primera vez, sí que puede que pasen de largo. Anda, como quienes ven a alguien caerse en la calle y no le hacen caso.
No todos lo hacen, pero los datos son muy representativos
Prácticamente siempre, cuando se introducía en la jaula el ratón inconsciente, el otro ratón se acercaba, lo olía y lo acicalaba. En el 50% de casos también se llevaron a cabo los primeros auxilios sacando la lengua hacia fuera. Sobre todo, como ya hemos visto, si era un ratón conocido.
De todos esos casos, el 80% también sacaron de las vías respiratorias los objetos que habían sido introducidos por los investigadores. No se hizo lo mismo si la posible obstrucción estaba en el ano o los genitales. Aun así, parece algo bastante representativo.
También llama mucho la atención que, si el segundo ratón estaba dormido, no llevaban a cabo este despliegue. Saben diferenciar entre el sueño y la inconsciencia.
Finalmente, cabe destacar que se han llevado a cabo estudios paralelos en los que se ha detectado actividad en áreas involucradas en las emociones y los cuidados, como la amígdala. Esto demuestra que no lo hacen por simple curiosidad. Están cuidando a sus compañeros.
Por lo tanto, nuestro instinto animal sí que podría empujarnos a auxiliar a los necesitados. El problema es que también es un instinto un poco egoísta; que, si hacemos como los ratones, nos empuja solo a ayudar a las personas conocidas. Ya que nosotros presumimos de ser animales mucho más racionales, aprovechemos para hacer lo mismo con los desconocidos. Está claro que las cualidades innatas las tenemos.