Durante la ceremonia de los Globos de Oro, hubo algunas sorpresas. La mayor de todas: el premio a Fernanda Torres como mejor actriz dramática. Eso, por encima de nombres como Nicole Kidman y Angelina Jolie. Pero no se trata de una casualidad o un golpe de suerte. Lo cierto es que la actriz, hija de la icónica Fernanda Montenegro, protagoniza una de las películas que podrían sorprender durante las nominaciones al Óscar. Se trata de I’m Still Here (Ainda Estou Aqui en portugués) de Walter Salle, que explora sobre el sufrimiento, la tenacidad y la violencia desde un punto de vista novedoso.
La cinta, ambientada en el Brasil de 1970, relata la historia de la familia Paiva y su lucha contra la dictadura militar que controló el país por tres décadas. Pero antes de convertirse en un manifiesto político o un retrato morboso acerca de una situación crítica, la cinta explora en las formas en que la violencia puede manifestarse. También, en las facetas de la represión política y militar, desde una óptica realista y muy lejos de los estereotipos comunes en producciones parecidas.
Eso, gracias al guion de Murilo Hauser y Heitor Lorega, que adapta la novela homónima de Marcelo Rubens Paiva publicada en 2015. En el texto, el autor relata la forma en que su familia sobrevivió al asedio del poder, después de la desaparición forzosa de su padre en manos del gobierno brasilero. Mucho más, en cómo su madre, Eunice (interpretada por Fernanda Torres en la cinta), se enfrentó a las circunstancias para asegurar no solo de proteger a su familia, sino obtener justicia. Algo que terminaría por lograr a pesar de los tropiezos, el peligro y el riesgo de también terminar encarcelada o algo peor.
Una historia trágica desde una perspectiva sensible
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Para relatar un argumento trágico por necesidad, el director Walter Salle toma la decisión de comenzar por explorar la vida familiar de sus protagonistas. De modo que los primeros minutos de I’m Still Here, muestran a Brasil desde dos puntos de vista. Por un lado, la belleza de sus célebres playas y paisajes, junto con el intento de los Paiva de vivir con la mayor tranquilidad posible, en medio de un terreno complicado. Más allá de la casa familiar, el país vive en un constante estado de tensión. Eso, debido a un sistema policiaco y violento, que controla cada intento de subversión.
Al otro, precisamente lo que la brutalidad militar y política puede provocar. La cinta no es complaciente al mostrar el horror de la dictadura militar que padeció Brasil y uno de los puntos altos de la película, es su descripción del clima totalitario y brutal que debían soportar los ciudadanos. En especial, cuando el régimen desplegaba todos sus recursos para evitar cualquier contradicción o voz disidente. Que es, lo que terminará por ocurrir con los Paiva. El padre, Rubens (Selton Mello) es un excongresista que intenta utilizar los escasos recursos y contactos que todavía conserva, para ayudar en lo posible a los expatriados.
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Por lo que se le considera un subversivo. De modo que cuando una importante figura política sea secuestrada, de inmediato se le implicará en mitad de la oleada de violencia que ocurre a continuación. I'm Still Here explora, con cuidado, respeto y precisión, el clima cada vez más terrorífico que se desata en el país. Pero, en especial, el sufrimiento de la familia Paiva. Pronto, Rubens es secuestrado y sufre una desaparición forzosa. Lo que llevará a su esposa Eunice a intentar encontrarlo a como dé lugar. Todo, mientras ella misma sufre la violencia — es detenida y torturada por doce días — y en medio de las peores condiciones políticas y judiciales.
Una actriz que sorprende y conmueve
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Pero sin duda, lo más llamativo de I’m Still Here, es la actuación de Fernanda Torres, como Eunice Paiva. La reconocida figura política brasilera emerge en la ficción como un centro de fortaleza, bondad y determinación. En especial, cuando debe asegurarse que sus hijos puedan tener — en la medida de lo posible — una vida normal, mientras ella se esfuerza por encontrar a Rubens.
Tanto el guion como el director Walter Salle, son generosos al explorar en Eunice, como personaje y símbolo. De modo que la película la sigue mientras lucha con la interminable burocracia partidista, las mentiras gubernamentales y el miedo parapolicial. I’m Still Here no es sencilla en lo que propone ni tampoco, en la forma de tratarlo. Que no es otra cosa, que la forma en que la violencia puede ser repelida, contenida y la lucha por mantener la dignidad en medio de atroces circunstancias. Algo que Eunice encarna y que otorga a la película su tono de poderosa denuncia contra los abusos del poder y el horror de la violencia legalizada.
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Incluso para su desolador final, la cinta insiste en mantener ese punto de vista. Eunice (interpretada en su vejez por Fernanda Montenegro), no admite la derrota y, más allá de eso, se esfuerza por demostrar que la esperanza es una forma de resistencia. Un mensaje a la periferia que convierte a esta cinta brasilera en una obra rara, brillante y profunda, digna de la atención mundial. Algo que probablemente alcanzará durante la venidera ceremonia de los Óscar.