En 1849, el doctor G.T. Gream publicó un estudio en el que mencionaba varios casos de mujeres que habían usado un lenguaje obsceno tras despertarse de la anestesia con cloroformo. Por este motivo, dicha sustancia dejó de usarse en el ámbito de la obstetricia. Sin embargo, con el tiempo otras sustancias anestésicas e hipnóticas, desde el propofol hasta las benzodiazepinas, han protagonizado multitud de reportes de casos de sueños eróticos y alucinaciones sexuales. 

Esto puede parecer algo anecdótico, pero en realidad resulta muy problemático por dos motivos. Por un lado, por la incomodidad para las y los pacientes, que en muchas ocasiones confunden esos sueños eróticos con agresiones sexuales. Y, por otro lado, para los propios sanitarios, pues muchas veces esa confusión lleva a que los pacientes les denuncien por tocamientos sin su consentimiento.

Desgraciadamente, hay un tercer caso en el que algunos sanitarios, conscientes de que les puede servir como coartada, aprovechan la anestesia para agredir sexualmente a sus pacientes. Es un tema complejo que aún se encuentra rodeado de muchas preguntas sin respuesta. La más importante: ¿a qué se deben estos sueños eróticos? La respuesta no está clara, pero al menos cada vez se sabe más sobre cómo ocurren y qué medidas se debe tomar.

La historia de los sueños eróticos causados por anestesia

Después de aquel estudio de 1849 se han reportado muchísimos casos de alucinaciones y sueños eróticos relacionados con la anestesia.

Muchos de ellos se dieron en prostitutas, por lo que se reprochó que solo le pasaba a lo que para la época eran mujeres indecentes. Pero en realidad cualquier podía sufrir esas alucinaciones. Con el tiempo, también se empezaron a detectar algunos de estos sueños eróticos en hombres. Y lo peor es que, tanto con hombres como con mujeres, no se limitaba solo a palabras obscenas.

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Muchas veces se trata solo de palabras, no siempre se cree que ha habido agresión. Foto por Olga Kononenko en Unsplash

En algunos casos, parecía que los pacientes disfrutaban. Se realizaban tocamientos, totalmente ajenos a la realidad que les rodeaba. En otros, en cambio, se sentían agredidos y despertaban sumidos en un terrible estado de nervios y ansiedad.

Benzodiazepinas y alucinaciones sexuales

En 1990, un científico de la Universidad de Belfast publicó un estudio en el que se recogían varios casos de pacientes que sufrieron alucinaciones o sueños eróticos tras una intervención con anestesia. En muchos de esos casos se habían utilizado benzodiazepinas, empleadas también para el tratamiento de la ansiedad. 

Por ejemplo, una mujer de mediana edad anestesiada con midazolam para la realización de una endoscopia alertó a la enfermera en la sala de recuperación de que alguien la había obligado a practicar sexo oral. La mujer en ningún momento estuvo sola con una persona y ninguno de los testigos vio nada, por lo que el caso se documentó como alucinación por anestesia.

En otro estudio sobre los efectos concretos del diazepam, publicado en 1980, se describió el caso de una mujer de 35 años que tras recibir la anestesia en una intervención dental comenzó a relatar al dentista de una forma muy vívida algunos problemas domésticos con su marido. Otra mujer, esta vez de 38 años, refirió que el dentista le había manoseado los senos durante la intervención.

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Se recomienda que haya varias personas presentes en la intervención. Crédito: National Cancer Institute (Unsplash)

En 1986, un médico canadiense fue detenido después de que una de sus pacientes denunciase que la había obligado a masturbarle el pene tras una intervención. Él insistió en que solo le había dicho que le apretase el dedo para evaluar su capacidad de respuesta. Aun así, fue expulsado del colegio de médicos y no pudo volver a ejercer. Con los años, se han reportado otros muchos casos similares en los que había testigos que corroboraron que solo se les hizo agarrar el dedo.

Los casos por anestesia con propofol

El propofol es otro de los anestésicos que más casos de alucinaciones y sueños eróticos provocan.

En 1992 se publicaron varios casos. Uno de ellos fue el de una mujer de 20 años que, tras la anestesia, explicó detalladamente a los sanitarios sus encuentros sexuales con su ex novio. Otra mujer, de 47 años, habló a todos los presentes sobre el tatuaje que tenía en su ingle y les invitó a verlo.

Son muchísimos los casos descritos de desinhibición y comportamientos sexuales después de la anestesia con propofol. No hay tantos casos de sensación de agresión, pero también se han reportado algunos. Por ejemplo, el de una mujer española de 42 año que en el año 2000 denunció al camillero del hospital en el que había sido operada por obligarla a tocarle los genitales. De nuevo había testigos que señalaron que no era cierto.

¿A qué se deben estos sueños eróticos?

No está claro el motivo de estos sueños eróticos. Los estudios que se han realizado al respecto señalan que este tipo de fármacos son propensos a producir excitación sexual por un lado y, por otro, una gran distorsión de la realidad. Cuesta diferenciar si algo está ocurriendo o se está soñando. Por eso, esas ensoñaciones sexuales pueden ser confusas. A veces en un sentido placentero y otras en uno mucho más desagradable.

Se ha comprobado que, por lo general, este tipo de alucinaciones se producen cuando la propia intervención quirúrgica está relacionada con las partes del cuerpo implicadas. Por ejemplo, las intervenciones endoscópicas u odontológicas a menudo causan la sensación de una falsa obligación a la felación.

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Muchas de estas confusiones tienen lugar en el dentista. Crédito: Caroline Lm (Unsplash)

También ha habido muchas mujeres que han denunciado a sus dentistas por tocamientos en los senos, probablemente producidos al apoyar los codos en su pecho para realizar alguna manipulación dental.

Las intervenciones ginecológicas son, de lejos, las que más alucinaciones de este tipo producen. Y, sí, también ocurren en hombres, sobre todo en las intervenciones que suponen la manipulación del pene.

¿Qué se puede hacer?

Desgraciadamente, se han documentado casos en los que se ha podido demostrar que sí ha habido agresión sexual. Algunos sanitarios, afortunadamente la minoría, aprovechan este efecto de la anestesia para agredir a sus pacientes. Muchos puede que se hayan librado con esa coartada, pero con otros se ha podido demostrar por restos de ADN que no se podían explicar simplemente con la intervención quirúrgica.

Por ese motivo, se recomienda que siempre haya varias personas presentes durante las intervenciones con anestesia y en al fase de recuperación. Así, quienes quieran realizar agresiones sexuales no podrán hacerlo y, quienes no lo hagan, tendrán testigos de su inocencia. Hasta que no se encuentre una anestesia que no produzca este efecto o se entiendan las causas y se busque una forma de detenerlo, es lo mejor que se puede hacer.