A veinte años de distancia, la importancia de Perdidos (Lost), que ahora puedes disfrutar en Netflix, es más notoria que nunca. La serie de ABC, que a lo largo de seis temporadas asombró al público y a la crítica especializada por su ingenio, fue un proyecto que, desde su inicio, apostó a lo sorprendente. Mucho más, que analizó la idea de mezclar la ciencia ficción y el drama, en un escenario en que ninguno de los dos géneros tenía más importancia que el otro. El resultado fue un complicado equilibrio que se extendió a lo largo de todo su argumento. Pero que también, dio pie a un fenómeno que todavía es digno de estudio e interés. 

Perdidos (Lost), como producción, se convirtió en algo más que una serie, que lo era y de las mejores que hayan sido transmitidas alguna vez. Al mismo tiempo, fue una combinación de experimentos en cuanto a la forma de contar una historia y la puesta en escena. Lo que comenzaba por un accidente que llevaba a un grupo de personajes a una isla desconocida, pronto se volvía algo más que una trama de supervivencia. También, era una exploración acerca del bien, del mal, lo sobrenatural y en su polémico final, acerca de la muerte. 

Todo, entre parlamentos emotivos y profundos, además de un sentido del enigma que J.J Abrams, Damon Lindelof y el resto de la sala de guionistas, lograron mantener intacto a lo largo del tiempo. No obstante, el mayor aporte de la serie puede resumirse en cinco puntos que te dejamos a continuación. Desde su impacto en internet hasta la manera en que relata su conflicto. Perdidos (Lost) hizo tanto por el mundo de las series, que, en la actualidad, sería prácticamente imposible imaginar al mundo de las grandes historias sin su aporte. Un legado que, a veinte años de su estreno, es más claro que nunca. 

La ciencia ficción para todos

En 2004, el género de la ciencia ficción pertenecía a su público natural. Lo que se traducía en grupos muy específicos de fanáticos. Las grandes historias relacionadas con sus principales tópicos, no se consideraban aptas para grandes audiencias. Mucho menos, capaces de cautivar de manera colectiva, a la manera del drama o el romance. Por lo que parte del éxito de Perdidos (Lost), se basa en la forma en que exploró en la ciencia ficción. Y lo hizo demostrando hasta qué punto su argumento, lleno de misterios, pistas y acertijos, era atractiva más allá de una audiencia que pudiera identificarse con el tema.

El mérito es, por supuesto, de Damon Lindelof y Carlton Cuse y, en menor medida, J.J. Abrams, que la creó, pero no siguió al frente. Los escritores encontraron la forma de analizar lo que parecía un argumento lleno de extraños escenarios, elementos sobrenaturales y hasta metafísicos, haciéndolo atractivo por necesidad. Los enigmáticos giros no eran lo único atractivo en la trama. También lo eran sus personajes, que aunque típicos, fueron escritos y desarrollados con enorme sensibilidad.

El resultado es que Perdidos (Lost), supo captar al público ávido de viajes en el tiempo, criaturas inexplicables y tintes de terror. Pero a la vez, a los amantes del drama y el romance, que encontraron en la serie tramas que pudieron disfrutar a cabalidad. Perdidos (Lost) abrió una puerta que permitió a otras series combinaciones semejantes. Un mérito de enorme importancia para lo que comenzó como un proyecto que pretendía mostrar una historia de supervivencia. 

La gran comunidad de internet

Perdidos (Lost), antes que cualquier otra serie, se convirtió en motivo de obsesión para los amantes de los grandes misterios de la cultura pop. Tanto, que para sus últimas tres temporadas, la producción se transformó en un fenómeno mundial. Todo esencialmente impulsado por internet y las interminables discusiones en los foros de fanáticos, que trataban de encontrar patrones y formas de entender la intrincada trama. 

A la distancia, la idea de los grupos de fanáticos puede parecer insuficiente para justificar la importancia de la serie en la actualidad. Pero para el 2004 y con todas las posibilidades del debate online todavía sin explotarse del todo, la respuesta hacia Perdidos (Lost) rebasó las predicciones más optimistas. Mucho más, al mostrar que la interacción entre la comunidad de seguidores y las pistas que el programa dejaba a su paso, tenían un valor esencial. 

Perdidos (Lost) logró mantener su público cautivo y haciéndose todo tipo de preguntas. Incluso durante la huelga de guionistas que se extendió desde noviembre de 2007 hasta el 12 de febrero de 2008, por lo que afectó a su tercera temporada. Mucho más, creó una dinámica única, que apenas volvería a repetirse con Juego de Tronos y fue la de la experiencia colectiva, con respecto a la forma de entender el transcurrir de la historia. Un elemental para comprender su peso a futuro. 

Los asombrosos Flashbacks

Hasta el estreno de Perdidos (Lost) en el 2004, las series no eran muy dadas a la experimentación en su guion. Por supuesto, razones no faltaban y la mayoría, estaban relacionadas con el hecho que el formato — sobre todo en la televisión tradicional — era más o menos pensado para una audiencia constante. Una, que además, no tuviera que hacer un gran esfuerzo para seguir el argumento y más que eso, que pudiera ponerse al corriente de lo que ocurría sin muchos inconvenientes. 

Perdidos (Lost) rompió ese paradigma y en más de una forma. No solo al lograr analizar a sus personajes por separado, sino por lograr que los recuerdos de cada uno de ellos, fueran parte fundamental en la trama. Pero mucho más, que esa historia que transcurría al fondo, fuera esencial para comprender lo que acontecería más adelante. O que pareciera serlo, en cualquier caso.

La serie permitió entonces que el corazón de la serie no solo fueran los misterios — por descontado, eran importantes — sino también, la vida interior de sus protagonistas. Los flashbacks se convirtieron en un recurso elegante para narrar y también, en un vehículo para el desarrollo de historias tan relevantes que, todavía, resulta esencial. En buena medida, gracias a Perdidos (Lost)

Y por supuesto, los flashforwards

Si recordar se volvió importante en Perdidos (Lost) — y sostuvo buena parte de la trama — crucial todavía, fue la forma en que el guion manejó su línea de tiempo. Eso, a través de una brillante conexión que abarcaba a los personajes, sus historias y también, el futuro. 

El recurso de saltar adelante en la línea temporal, no era exactamente un viaje en el tiempo. En realidad, era una forma de dejar claro que lo que sea que ocurría en la isla, afectaba la sustancia de la realidad.

Sobre esa premisa, el argumento de Perdidos (Lost) innovó. Eso, al avanzar con rapidez en conseguir que el público se familiarizara con la percepción del tiempo trastocada. Lo que le dio sentido no solo a varios de sus mejores capítulos, sino que dio una libertad enorme al equipo de escritores. Una hazaña histórica en la televisión que todavía se recuerda. 

El gran experimento de un final abierto

Cualquiera que estuviera siguiendo la historia de Perdidos (Lost), sabía que, a partir de la cuarta temporada, la posibilidad de un final abierto era muy posible. En especial, luego que los creadores declararan que el argumento culminaría en la sexta entrega. Pero a medida que se acumulaban los misterios y se hacían cada vez más complicados de resolver, una pregunta se hizo urgente. ¿Cómo lograría la serie cerrar todo lo relacionado con sus múltiples preguntas? 

La respuesta: no lo hizo. O en cualquier caso, enfocó toda su atención en sus personajes antes que en volverse una larga lista de soluciones más o menos apresuradas a los dilemas de la trama. Lo que llevó a una secuencia casi onírica, en que todo apuntaba a que la trama se resolvía con el elemento sobrenatural. 

Pero Perdidos (Lost) en realidad, no quería profundizar en sus puntos de ciencia ficción, sino en el fin último del trayecto de sus protagonistas. Cosa que hizo y aunque pareció insatisfactoria, la imagen final que no respondía en realidad gran cosa, marcó un antes y un después, en la cultura pop.