Recientemente, les contamos sobre el misterioso estudio de animación de Corea del Norte que ayudó a producir Los Simpson. Siempre resulta fascinante enterarse de situaciones históricas absurdas y por varias razones Corea del Norte protagoniza muchas de ellas. En esta ocasión veremos cómo fue que las dos coreas dejaron sus diferencias a un lado para producir una ambiciosa película en conjunto, durante una época de turbulentos cambios.
Es bien sabido que Kim Jong Il, quien fue el padre del actual dictador de Corea del Norte Kim Jong Un, era uno de los cinéfilos más apasionados del mundo. Tan apasionado que ordenó el secuestro de un director de cine de Corea del Sur, encerrándolo en prisión por años para ser reformado ideológicamente, hasta que estuviera listo para hacer realidad los sueños del dictador: tener una industria cinematográfica propia. El desafortunado director realizaría siete filmes para sus secuestradores, junto con su esposa actriz, quien decidió irse al Norte para hacerle compañía y pasar un buen rato (chiste). Lo bueno es que eventualmente lograron escapar.
Los únicos "afortunados" que podían ver las películas norcoreanas eran los habitantes de Pyongyang, la capital del país. Eran proyectadas durante el Pyongyang International Film Festival, la asistencia era obligatoria y debías llenar un cuestionario después de la función para comprobar si estabas prestando atención. Con el tiempo el festival fue abriéndose a proyectar películas extranjeras, comenzando con una serie de filmes japoneses. Hasta que en el 2004 proyectaron su primera película occidental, una versión censurada de la cinta británica Bend It Like Beckham. Una obra maestra de la cinematografía acerca de una muchacha india que persigue su sueño de ser futbolista profesional en un mundo machista. Se llevaría a casa el premio de "mejor música".

Una época de cambios
En 1997, cuando Corea del Sur tuvo su primera elección verdaderamente democrática en toda su historia, el liberal Kim Dae Chung se convirtió en el primer presidente en buscar reconciliarse con Corea del Norte, olvidándose de amenazar al país vecino con tomar su territorio por la fuerza. De eso se trataba su Sunshine Policy, un esfuerzo por crear vínculos mutuamente beneficiosos, empezando por intentar separar la política de la economía, para así aliviar las tensiones y construir una paz duradera. Obviamente, aquel esfuerzo no fue exitoso, pero sí generó colaboraciones fascinantes.
La Sunshine Policy generó un ambiente de cooperación entre las dos Coreas, que hizo posible que se produjera Empress Chung, la primera y única coproducción cinematográfica entre los dos países asiáticos hasta el día de hoy. Fue producto de una colaboración entre el estudio de animación de Corea del Sur AKOM Production, el cual también produce Los Simpson, y el estudio de animación SEK de Corea del Norte, que produjo la película de Los Simpson. Empress Chung se convirtió en un símbolo de un futuro próspero y pacífico entre los dos países, ya que hasta el día de hoy no han firmado un tratado de paz luego de la devastadora guerra de Corea de 1950.
Empress Chung está basada en un famoso cuento coreano que trata sobre una muchacha nacida en una familia pobre. Su madre muere y luego su padre pierde la visión. Sin embargo, resulta que puede recobrar el sentido de la vista si dona trescientos sacos de arroz a Buda. No le es posible conseguir el dinero para hacerlo, por lo que su hija decide sacrificarse al Dios del mar a cambio del dinero que su padre necesita. El Dios se conmueve por su voluntad para sacrificarse, por lo que la revive y es enviada de vuelta al mundo en una flor de loto. Al final es seleccionada para convertirse en la esposa del emperador de China.

Como una coincidencia macabra que nos recuerda la verdadera naturaleza del régimen de Corea del Norte, ese mismo cuento ya había sido adaptado al cine por Shin Sang Ok, el director surcoreano secuestrado por el Norte. Se tituló The Tale of Shim Chong y fue adaptada como un musical, estrenado en 1985. Su esposa interpreta a la madre de la protagonista.
Empress Chung se pierde en Corea del Norte
Hacer la película costó casi siete millones de dólares y en el 2005 se convirtió en la primera en estrenarse simultáneamente en ambas naciones. Lamentablemente, resultó ser un completo fracaso en taquilla. No logró recuperar ni siquiera el 5% de su presupuesto, a pesar de también haber sido estrenada en Europa, algo bastante excepcional para la época.
El legado de Empress Chung no fue el que esperaban sus creadores. Ya que la Sunshine Policy terminó siendo un total fracaso. Se suponía que iba a llevar a una nueva era de cooperación y prosperidad entre las dos naciones, pero como Corea del Norte tenía poco que ofrecer, terminó siendo un arreglo unilateral. Corea del Sur le dió a sus vecinos todo lo que podían querer, llegando a ignorar groseras agresiones para evitar enfurecer al Norte. Mientras tanto, los comunistas hicieron lo que quisieron, culminando en un aislamiento internacional total luego de que consiguieran probar con éxito sus propias bombas nucleares.

El fracaso en taquilla y el fin del idealismo político causaron que Empress Chung no fuera re-estrenada en formato DVD. Por eso la película está prácticamente perdida el día de hoy. Ha sido proyectada en unos cuantos festivales de cine y solía estar disponible en Internet. El archivo cinematográfico de Corea del Sur posee una copia, pero el publico no tiene acceso a ella.
Lo importante es que, más que ser un filme perdido, es una obra olvidada. Por ser producto de una época cuyas esperanzas fueron aplastadas por la realidad, nadie quiere acordarse de Empress Chung. Solamente su director, la leyenda de la animación Nelson Shin, afirmó en el 2023 que quería volver a hacer la película de alguna manera, no habiendo quedado satisfecho con el producto final. Pero es poco probable considerando que el artista ya tiene 85 años de edad.