¿Quién no ha escuchado alguna vez a su madre eso de “no te rasques que es peor” al intentar detener con sus uñas el irritante picor de su piel? No importa si se trata de una picadura de insecto o un sarpullido. Siempre dicen eso, porque en el fondo es verdad. El rascado tiene una función necesaria, pero solo hasta cierto punto. Si nos pasamos, se convierte en algo totalmente contraproducente, que solo provoca mucho más picor. Pero entonces, ¿por qué nos rascamos?

Inicialmente el objetivo es eliminar cualquier agente que pueda estar causando daño en la piel. Este puede ser un insecto picándonos, una mota de polvo o las fibras de algunos tipos de tejidos. En cualquiera de esos casos, los receptores nerviosos de la piel envían una señal al cerebro que se traduce en un mensaje de picor para que la mano vaya directamente a rascarse. Es algo prácticamente automático. Por eso, cuando nuestra madre nos decía de pequeños que no nos rascásemos nosotros no lo podíamos evitar. Este es el motivo por el que nos rascamos.

Desgraciadamente, el picor no se produce siempre por algo que se pueda retirar con un simple rascado. Podemos retirar el mosquito mientras nos pica, pero no la picadura. No podemos hacer nada contra un sarpullido por una alergia, aunque quizás sí podríamos haber quitado esa mota de polvo que nos causó la reacción. Incluso hay personas que sufren picor crónico, sin ningún tipo de motivo. Es aquí donde el rascado puede convertirse en algo aún más molesto que el propio picor.

¿Por qué nos rascamos también cuando no hay nada que se pueda retirar?

En realidad, el motivo por el que nos rascamos es bastante complejo. Hemos visto que si hay algo en la piel que nos pueda irritar automáticamente nos rascamos para eliminarlo. Eso puede ocurrir con una fibra irritante, pero no con el roce de otros tejidos. También tenemos el impulso de rascarnos cuando un mosquito se posa en nuestro brazo, pero no cuando alguien lo acaricia. ¿Cómo puede ser que unas veces nos rasquemos y otras no? Y más importante aún. ¿Por qué nos rascamos incluso cuando no hay nada que retirar?

Bien. La sensación de picor es molesta. Es la que nos lleva a frotar la piel con las uñas. Por eso, puede ser una señal de alerta de que algo no va bien de forma más interna, ya sea por una alergia alimentaria o un proceso inflamatorio, entre otros. En esos casos, el rascado puede detener momentáneamente el picor, ya que se genera una ligera sensación de dolor que camufla la picazón.

Supercomputadora cerebro humano, imprimir 3D tejido cerebral
El dolor del rascado distrae al cerebro del picor. Unsplash

Esta solo se da cuando hay realmente algo que puede dañarnos. Durante muchos años los científicos no han entendido cómo ocurre, pero en 2015 se publicó un estudio en ratones que sacó a la luz una posible explicación. 

Sus autores sospechaban que la causa podría residir en la actuación de un tipo de células nerviosas, conocidas como interneuronas espinales inhibidoras. Se sabe que estas actúan a través de la médula espinal. El picor se controla enviando señales por esta vía, pero en algunos casos la señal se inhibe y no llega hasta el cerebro. Esas neuronas controlan qué picor es necesario y cuál no. La hipótesis se confirmó al comprobar que los ratones que carecían o tenían escasez de estas interneuronas sentían más picazón ante prácticamente cualquier estímulo.

El problema del picor crónico

Aquel estudio fue muy útil para localizar posibles vías terapéuticas frente al trastorno de picor córnico. Este se da aproximadamente en un 8,4 % de la población y puede ser muy molesto. Según aquellos resultados en ratones, los pacientes con dicho trastorno podrían tener carencia de interneuronas inhibitorias, por lo que se podría estudiar cómo replicar sus efectos.

pastilla para adelgazar, obesidad en ratones, grasa, shallow focus photo of white hamster
Un estudio en ratones ayudó a entender mejor el picor crónico. Foto por Sandy Millar en Unsplash

¿Por qué no debemos rascarnos demasiado?

Cuando nos rascamos mucho, podemos eliminar algunas células externas de la piel, causando irritación y enrojecimiento. Esto se detecta también en los receptores neuronales de la piel, por lo que la señal viaja al cerebro y se vuelve a traducir en picor. Como consecuencia, el picor no disminuye, sino que sigue aumentando.

Además, cuando nos rascamos se libera una ligera sensación de dolor que impulsa la producción de serotonina. Este es un neurotransmisor que ayuda a controlar el dolor. Cuando ocurre, el picor vuelve a aparecer, por lo que el cerebro provoca que se libere más serotonina y todo vuelve a empezar. Cada vez hace falta más y más serotonina, por lo que el picor es cada vez más intenso. En este caso, el motivo por el que nos rascamos deja de ser algo bueno.

cruelty free, piel artificial
Lo ideal es usar un producto que nos calme el picor para no tener que rascarnos.

Para evitar que ocurra, lo ideal es utilizar productos que calmen el picor, de manera que no tengamos ese gran impulso de rascarnos. Y es que, en realidad, a veces no podemos hacer otra cosa. No es culpa nuestra, sino de nuestro cerebro, que nos cuida y nos traiciona un poquito a la vez. 

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: