Ahora que se acercan días de procesiones en España, los amantes de esta tradición tienen la vista puesta en el cielo y las predicciones meteorológicas. No es para menos, pues parece que todos los años llueve en Semana Santa. Si echamos la vista atrás, nos viene una sucesión inmensa de recuerdos de pasos que tuvieron que salir cubiertos de plástico o cofradías que finalmente decidieron no salir a causa de la lluvia. 

Esto parece algo obvio. Al fin y al cabo, la Semana Santa se celebra al inicio de la primavera. Unas veces cae en marzo y otras en abril, pero siempre coincidiendo con este cambio de estación. Como consecuencia, no es raro que llueva. ¿Pero hay algo más? 

En realidad, también debemos tener en cuenta el factor psicológico. Casualmente, las personas que más habitualmente tienen esa sensación de que siempre llueve en Semana Santa son las que más disfrutan de las procesiones. Esto se debe a que, para ellas, el recuerdo de las procesiones canceladas por las condiciones meteorológicas está asociado a emociones negativas. Y esas son las que normalmente recordamos con más fuerza.

Tu cerebro te engaña

Nuestro cerebro tiene una estrategia muy llamativa para memorizar: asociar recuerdos con emociones. Por norma general, una experiencia va a ir siempre asociada a una emoción, ya sea negativa, positiva o quizás neutra. Las emociones se procesan en áreas del cerebro como el hipocampo y la corteza cerebral. Pero, curiosamente, son áreas que también están involucradas en la memoria. 

Por eso, memorizamos más fácilmente las experiencias que nos han generado una emoción fuerte. Las emociones negativas suelen ser las más fuertes, por desgracia. Por eso, son las que más fácilmente se quedan fijadas en la memoria. No siempre llueve en Semana Santa, pero los años en los que el cielo se mantiene despejado pasan más desapercibidos por la memoria. Por supuesto, para los amantes de las procesiones el hecho de poder disfrutarlas también les generará emociones fuertes, que recordarán con el tiempo, pero quizás no de una forma tan vívida y tan presente que parece que se repite una y otra vez.

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La cantidad de años en los que llueve en Semana Santa depende mucho de la zona. Crédito: Ryoji Iwata (Unsplash)

Entonces, ¿cuánto llueve en Semana Santa?

Según datos de la AEMET, entre 1991 y 2020, la media de años en los que llovió prácticamente en toda España durante algún día de la Semana Santa fue de 21. No obstante, en ciudades como Bilbao llovió en 29 de los 30 años.

Por otro lado, al analizar la semana del 9 al 17 de abril, el número de días que llovieron va de 1-2 en Almería a 5-6 en la costa cantábrica. 

Esto indica que sí que llueve en Semana Santa, pero depende mucho de la zona en la que nos encontremos. Sea donde sea, si vemos como algo negativo que llueva, recordaremos incluso los días excepcionales.

Obviamente, la primavera es la principal causa

Si llueve en Semana Santa es porque se celebra al inicio de la primavera. Esta es una fase de transición entre el aire frío y seco del invierno y el aire húmedo y cálido del verano. Cuando ambos se mezclan, el aire tiende a subir, de manera que la humedad se va acumulando para formar nubes. Así, cuando estas llegan suficientemente alto y se enfrían, el agua en forma de vapor pasa a estado líquido, produciéndose la lluvia.

Ese es el motivo por el que la primavera es una época lluviosa y, por lo tanto, la Semana Santa también. Para este año, las predicciones apuntan a lluvia, aunque hay algo que debemos tener en cuenta de esta estación. Es especialmente inestable, por lo que no deberíamos fiarnos de predicciones realizadas con menos de tres días de antelación. Puede que finalmente llueva y, si lo hace, es posible que lo recordemos con fuerza. 

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