Wilson quiere cambiar la forma en la que jugamos a baloncesto con un nuevo balón impreso en 3D y que cuesta 2.500 dólares. La compañía especializada en equipamiento deportivo ha anunciado la salida a la venta del Wilson Airless Gen1, que presentaron el año pasado a modo de prototipo.

El balón, que salió a la venta el pasado 16 de febrero, cuenta con una estructura de ocho lóbulos en forma de panel y un patrón de costuras similar al de un balón de baloncesto tradicional. La diferencia, es que el balón no tiene aire en su interior, sino que rebota gracias a una “estructura reticular de polímero impresa en 3D”. Esto, afirma la compañía en su web, también sirve para replicar “el vuelo y la sensación de un balón de baloncesto tradicional”.

La Wilson Airless Gen1 es, en realidad, una actualización del prototipo de balón de baloncesto en 3D que la compañía presentó el año pasado. La compañía ha realizado algunos cambios clave. En concreto, han mejorado el diseño de celosía para un rebote más consistente. Eso sí, manteniendo el mismo entramado transparente con ocho lóbulos en forma de paneles. También han mejorado el proceso de fabricación con el objetivo de agilizar la creación de cada bola.

Los usuarios, además, podrán adquirir el balón en tres colores diferentes. Por un lado, el negro azabache del prototipo, así como un blanco natural (el mismo color del polímetro) y un color marrón que imita al tono de una pelota de baloncesto tradicional.

¿Puede el balón de baloncesto creado en 3D de Wilson sustituir a las pelotas tradicionales?

Balón de baloncesto wilson.

La empresa afirma que el balón de baloncesto impreso en 3D “casi se ajusta a las especificaciones de rendimiento de una pelota de baloncesto reglamentaria, incluido su peso, tamaño y rebote”. Destacan, eso sí, que si bien está diseñada para jugar, es un producto más pensado para aquellos entusiastas de la tecnología y el baloncesto.

De hecho, es más un artículo de colección que un balón de baloncesto al uso. Pero la producción es muy limitada y su precio es desorbitado respecto al de una pelota de baloncesto tradicional. Además, Willson asegura que cada balón tiene el número de serie de producción limitada inscrito. Los compradores también pueden añadir un texto personalizado.

Ahora bien, algunos expertos que ya han podido probarlo recalcan que si bien es una idea genial, nunca va a poder imitar a un balón de baloncesto de verdad por su escasa resistencia al aire. La estructura de celosía abierta, además, dificulta su uso en exteriores al poder introducirse por los orificios restos que hay en la superficie, como tierra, pequeñas piedras u otro tipo de suciedad.

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