Carlos Vermut, el ganador de la Concha de Oro de San Sebastián 2014, ha sido acusado de cometer abuso sexual por tres mujeres. Dos empleadas del ámbito del cine y una estudiante, denunciaron al realizador por haber sacado ventaja de su posición, poder e influencia para sostener relaciones sexuales con ellas. Todos los actos no fueron consentidos y tuvieron un ingrediente de violencia. Las víctimas aseguraron al diario El PAÍS — que incluye un amplio reportaje sobre sus testimonios — que, en todos los casos, el director aprovechó su posición para obligarlas a someterse a actos agresivos.
Carlos Vermut, es considerado uno de los directores más vanguardistas del cine español. El cineasta, que estudió ilustración en la Escuela de Arte Número Diez de Madrid, dedicó buena parte de sus años en el género artístico al dibujo en el diario El Mundo. Para 2006 ya publicaba su primer cómic, El banyán rojo, que fue multinominado en el 25.º Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Ya por entonces, su gusto por lo perverso y lo temible, era parte esencial de su trabajo.
Pero fue en la década siguiente, en que la variedad de temas de su interés se hizo más concentrado en el terror, el suspense en lo incómodo. Desde su colección de historias Psicosoda hasta Plutón BRB Nero, la venganza de Maripili, en el mismo universo de la serie de Álex de la Iglesia. Gracias a la experiencia, creó la productora Psicosoda Films y lanzó su primer largometraje Diamond flash de manera independiente. La cinta, financiada por el propio director, se volvió un éxito inmediato.

Después llegarían sus obras más conocidas, Magical Girl, que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto en septiembre de 2014. También, se presentó en la selección oficial del Festival de Cine de San Sebastián. Con su temática oscura y retorcida, la película causó sensación y se volvió un éxito inmediato. En 2022, llegaría su segunda obra, Mantícora, una obra lúgubre sobre un pedófilo y el horror que rodea su vida. La película se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Sitges, fuera de competición.
La acusación contra Carlos Vermut
Los sucesos, que ocurrieron entre el mes de mayo de 2014 y primeros días de febrero del 2022, involucran a Vermut en tres agresiones distintas. Según los testimonios, el director uso la fuerza bruta para someter a una de las mujeres. A pesar de que esta se negó de forma verbal y física — la descripción de los hechos incluye, como expresó en voz en alta, que no deseaba mantener relaciones y se resistió al director — Vermut, la sometió. Además, intentó estrangularla y la forzó a tener sexo.
En los otros dos casos, las agresiones incluyen tocamientos, violencia y trato denigrante. Siempre con el resultado de relaciones sexuales no consentidas, que el director forzó mediante la presión, manipulación y uso de la violencia física. En al menos dos oportunidades, los testimonios de las agraviadas describen como el cineasta usó promesas de un trabajo mejor, para lograr acercarse a ellas. Lo que luego desembocó en las situaciones de violencia y violaciones que sufrieron a manos del agresor.
¿Y qué responde el director?
Siempre según El PAÍS, que logró entrevista a Vermut en tres ocasiones, este niega haber sido consciente “de ejercer violencia contra ninguna mujer”. El realizador, que admite haber practicado lo que llama “sexo duro”, insiste en que siempre fueron situaciones en que se aseguró que su pareja diera su consentimiento. De hecho, uno de los puntos que pone de relieve es que está consciente de la importancia de tener la seguridad que la pareja aprueba prácticas sexuales agresivas.

No obstante, también deja entrever que admite que es probable que alguna de las mujeres con las que sostuvo relaciones, puede haberse sentido incómoda. A lo que se disculpa, explicando que “no tiene manera de saber” que algo semejante haya ocurrido. A las repetidas preguntas acerca de su conducta s, el director ha sido abierto en admitir que su vida sexual ha sido “promiscua y que ha tenido sexo, que puede llevar a situaciones como esta”. En ningún momento, Vermut acepta que las víctimas pudieron ser coaccionadas o que pudo tratarse de agresiones físicas en medio de relaciones o situaciones no consentidas.
Un hecho turbio que solo se hace peor
Las agraviadas explicaron al diario que no denunciaron lo ocurrido, por temor a perder su empleo o quedar regaladas del mundo del cine español. Algo que también ha provocado que sus nombres se mantengan en reserva para evitar represalias o situaciones que comprometan su integridad. Con todo, El PAÍS asegura poseer declaraciones juradas, en las que detallan punto a punto lo ocurrido y que corresponden a una denuncia concreta de los hechos de violencia que sufrieron.