Nadie pone en entredicho la sabiduría de las abuelas. Si aplicásemos la mayoría de sus enseñanzas, el mundo iría mucho mejor. Pero sí que es cierto que, en materia de salud, algunas carecen bastante de evidencia científica. El famoso y mítico corte de digestión es un buen ejemplo de ello. Y, por supuesto, también los remedios caseros para el resfriado.

Existen todo tipo de infusiones, comidas y artimañas varias para plantar cara a los virus catarrales. Algunos parecen tener efecto, pero no al principio, sino cuando ya han pasado unos días. Hablaremos de eso, porque tiene una explicación bastante sencilla. Otros sí que parecen actuar antes. Y otros, en realidad, no dan demasiado resultado. Pero con amor de abuela todo se lleva mejor. Ahora bien, ¿qué dice la ciencia al respecto?

En este artículo vamos a ver algunos remedios caseros para el resfriado que no funcionan y otros que, en realidad, sí que tienen efectos demostrados por la ciencia. Vale la pena conocerlos, para no perder tiempo usando aquellos que, si bien no nos harán daño, tampoco nos aportarán ningún beneficio.

No pierdas el tiempo con la cebolla

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No hay evidencias científicas de que la cebolla cortada sirva para nada. Crédito: Onder Ortel (Unsplash)

Uno de los remedios caseros para el resfriado a los que todos nos hemos sometido de pequeños (y no tan pequeños) es la cebolla cortada en la mesita de noche o incluso debajo de la almohada. 

Su uso, en realidad, se sostiene sobre una explicación científica. La cebolla contiene sustancias que, al exponerse al ambiente, se volatilizan y se mezclan con el aire. Una de las más abundantes es el azufre, causante tanto de su mal olor como del llanto cuando la cortamos. 

De hecho, la mayoría del azufre se encuentra formando parte de ácido sulfúrico, una sustancia bastante irritante. Es precisamente esto lo que nos debe hacer dudar de que la cebolla pueda tener cualquier tipo de efecto beneficioso frente al resfriado. Supuestamente, estos vapores ayudan a paliar la tos y deshacen la congestión nasal. También hay quien dice que la cebolla absorbe los virus y las bacterias. Pero no hay ninguna evidencia científica de que así sea para ninguna de las dos cuestiones. Todo lo contrario.

Si este es uno de los remedios caseros más famosos contra el resfriado es por dos motivos. Por un lado, porque el mito surgió con una historia muy atractiva, según la cual una familia de agricultores de Estados Unidos esquivó en 1918 la virulenta gripe española gracias a las cebollas que cultivaban. Y, por otro lado, porque es cierto que las personas que duermen con una cebolla cortada en su habitación mejoran en unos días. Básicamente porque la mayoría de catarros se curan por sí solos en ese mismo periodo de tiempo. La cebolla, en realidad, no está haciendo nada.

La infusión de equinácea tampoco te ayudará

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Solo hay un estudio que apunta a algunos beneficios, pero es antiguo y pobre metodológicamente. Crédito: David Mao (Unsplash)

Las infusiones de equinácea son un clásico de los remedios caseros para el resfriado. Pero tampoco hay evidencias científicas de su eficacia. Para empezar, algo curioso es que, supuestamente, son beneficiosas por un supuesto efecto antibacteriano. Este no está demostrado; pero, incluso si fuese real, seguiría sin ser eficaz para los catarros, ya que estos son causados por virus.

La fama de la equinácea, además de las tradiciones de las abuelas, se sostiene en un estudio publicado hace alrededor de 30 años. Sin embargo, la metodología de aquella investigación no era adecuada, la muestra de participantes era muy pequeña y, a día de hoy, no ha podido replicarse.

Habrá a quien le guste la infusión por su sabor, y eso está genial. Pero tomarla buscando curar el resfriado o incluso prevenirlo, no sirve de nada, pues tampoco hay evidencias científicas de que realmente ayude a fortalecer el sistema inmunitario.

Y todo esto no es aplicable solo a la equinácea. Tampoco hay evidencias de la eficacia como remedios caseros para el resfriado del ginseng, el propóleo o incluso la vitamina C. 

Remedios caseros para el resfriado que sí funcionan: la miel

Miel
La miel puede ser beneficiosa, pero los niños mejores de un año deben evitarla. Foto por Alexander Mils en Unsplash

Curiosamente, sí que hay estudios que apoyan la eficacia de la miel, sobre todo para tratar la tos. Es cierto que no es la panacea, pero sí que parece tener un efecto antiséptico y expectorante, que ayuda a calmar la tos causada por exceso de mucosidad.

Además, ayuda a suavizar la garganta, por lo que también puede ser beneficiosa para aliviar el dolor de garganta y la tos seca.

Existen varios estudios científicos que lo corroboran. Sobre todo hay estudios en niños, para los que se desaconsejan muchos de los principios activos que normalmente contienen los jarabes para la tos. En estos estudios, se demostró que la miel causaba un alivio de la tos equiparable al de los jarabes, con un perfil de seguridad mucho mejor.

Eso sí, es importante recordar que los niños menores de un año no deben tomar miel, por el riesgo de botulismo que implica. Para el resto de niños, y también para los adultos, una infusión o un vaso de leche con miel sí que pueden ayudarnos. Ahí sí que tienen mucha razón las abuelas.

El caldito de la abuela también funciona

caldo de pollo
El caldo de pollo tiene evidencias de ser un buen reconstituyente. Crédito: HM Grand Central Hotel (Pexels)

En el año 2000, un equipo de científicos de la Universidad de Nebraska estudió las causas por las que el caldo de pollo resulta tan reconstituyente para tratar infecciones respiratorias. Concluyeron que poseía propiedades antiinflamatorias que lo convertían en el más científico de los remedios caseros para el resfriado. No obstante, era un estudio pequeño, por lo que tampoco se le dio mucha más importancia. Durante años, si se siguió tomando caldo fue más por el criterio de madres y abuelas, que por el propio estudio científico.

Sin embargo, con el tiempo se han publicado nuevas investigaciones en la que se dan datos mucho más concisos sobre los beneficios del caldo en general, y el caldo de pollo en particular. Estos, curiosamente, se basan en el umami. Este es el sabor más recientemente descubierto. Lo tienen los alimentos ricos en un aminoácido llamado glutamato, que, a su vez, cuentan con propiedades como aumentar notablemente el apetito. Esto es esencial cuando estamos enfermos. El pollo es muy rico en glutamato y también en proteínas, esenciales en cualquier reconstituyente. No obstante, los vegetarianos pueden disfrutar igualmente de un caldo reconstituyente, sustituyendo el pollo por otros alimentos ricos en proteínas, como las legumbres, y con sabor umami, como las setas.

En cuanto al resfriado, resulta beneficioso por su contenido en verduras, que aportan muchos nutrientes esenciales, pero también por los vapores; que, a veces unidos a algunas especias, ayudan a deshacer la mucosidad. Para finalizar, el ingrediente secreto suele ser el amor de abuela o de madre. Ese por el que, aun sabiendo que no sirve para nada, posiblemente seguiríamos durmiendo con una pestilente cebolla cortada junto a la cama. ¿Cómo contradecir a alguien que pone tanto empeño en que nos encontremos mejor?

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