El 9 de diciembre de 1965, los seguidores de la tira Peanuts de Charles M. Schulz, se llevaron una sorpresa. La cadena de televisión CBS, estrenó un especial con los personajes como protagonistas que haría historia. Se trató de la primera producción temática dedicada por entero a la Navidad que se transmitía en un canal de la pantalla pequeña. Y, aunque antes, hubo diversas experiencias en vivo y fiestas temáticas grabadas, lo cierto es que la cinta animada de Schulz y dirigida por Bill Melendez, marcó un hito. El de utilizar figuras populares del mundo del entretenimiento, para llevar un mensaje de amor y paz.
Claro está, no se trataba de una idea novedosa. Las producciones especiales, con el contexto de las fechas más queridas, ya eran parte de una vieja tradición cinematográfica. Pero fue en la pantalla pequeña, en la que se volvió parte esencial de la cultura pop. Mucho más, cuando en un intento de hacer la fórmula más significativa, se incluyeron también a los personajes más populares. Lo que permitió hacer más emotiva el recordar los buenos deseos que alberga la celebración de la Navidad.
Pero, el experimento no ha sido siempre un éxito. Con el correr del tiempo, la necesidad de hacer cada vez más llamativas las historias y producciones navideñas, tuvo una consecuencia inesperada. La de dar paso a especiales insólitos, en algunos casos con historias sin sentido o directamente desagradables. Algo que les llevó a ocupar la lista del contenido más infame e inexplicable del mundo del entretenimiento. Te dejamos cinco que demuestran el punto disparatado que pueden alcanzar las mejores intenciones. Una lección que el resto el mundo del entretenimiento quizás debería tener en cuenta.
Star Wars Holiday Special
Corría el año 1978 y para entonces, Star Wars: episodio IV — una nueva esperanza era un éxito resonante llamado a cambiar la industria de Hollywood. No solo por demostrar que tan rentable podía ser el cine de ciencia ficción, sino además, convertirse en un fenómeno público contundente. La primera parte de la saga de la Space Opera más querida del cine, no solo se volvió un triunfo como propuesta. A la vez, conquistó un variopinto público que llevó a la película un nivel de reconocimiento popular poco usual. En específico, transformó a sus personajes en héroes queridos por un naciente y fiel grupo de fanáticos.
Por lo que no causa ninguna sorpresa, que George Lucas decidiera que era un buen momento para tomar esa atención en una producción derivada. Ya las dos siguientes películas estaban en desarrollos y la venta de juguetes alusivos al universo en pleno apogeo. De modo que, ¿cómo podía no triunfar un especial de Navidad basado en la cinta? El detalle que la historia no transcurría en nuestro planeta ni ninguno de sus personajes tenían relación con el catolicismo, importó poco. Celebrar las grandes fechas, trascendía límites y terrenos religiosos. Eso, según la imaginación de Lucas.
Lo que dio como resultado lo que todavía se considera el mayor fracaso de la franquicia. Estrenado El 17 de noviembre de 1978, el guion contenía diálogos completos en el idioma de los wookies, insinuaciones sexuales y un segmento animado de Boba Fett que lo ridiculizaba. Como si eso no fuera suficiente, Leia (Carrie Fisher), ejecutaba un solo a capela en el que desafinó de manera vergonzosa en varias ocasiones. Desastre de sintonía y más de crítica, por años fue imposible de ver, oculto, como un secreto vergonzoso de la querida franquicia cósmica.
Especial de Navidad de los Pitufos
Estrenado el 13 de diciembre de 1982, es cualquier cosa menos enternecedor. Ya por entonces, los Pitufos eran un éxito que había saltado de la historieta a la serie animada con facilidad. Pero también, su argumento estaba rodeado de señalamientos sobre mensajes políticos e ideológicos. No obstante, los comentarios nunca llegaron más allá de apuntar al contexto que rodeó a su ilustrador Peyo en 1958. Sin embargo, su especial de fiestas sorprendió — y no para bien — a buena parte de sus fanáticos.
Para comenzar, el centro del argumento es El Extraño de Navidad, una criatura trajeada de púrpura con un parecido más que evidente con el diablo cristiano. Lo que no sería demasiado inquietante, a no ser que secuestra a dos niños, mata a su abuelo y tiene una legión de lobos bajo su poder. Las cosas se hacen más turbias, cuando este heraldo del mal, declara que matará sus rehenes haciéndoles cruzar un portal de fuego. Todo, entre imágenes que tienen poco que envidiar a una película de terror de bajo presupuesto.
El mayor sinsentido llega, cuando Los pitufos hacen su aparición para vencer a este enemigo letal… Con la fuerza de voz. Lo que convierte a cada situación contada hasta entonces, en poco menos que una sátira acerca del bien y el mal, enfrentados en el arte. Eso, con una animación de bajísimo presupuesto que utiliza el mismo color azul para la piel de sus héroes y el cielo, lo que provoca uno de los momentos más hilarantes de la producción.
He-man y She-ra: Especial de Navidad
Como todo fanático lo sabe, el mundo de He-man siempre fue sencillo. Más allá de su conflicto contra el villano Skeletor y su visión sobre la magia, la historia era siempre la misma. El héroe titular esperaba pacientemente hasta que su poder era requerido, para entonces hacer su entrada triunfal. Los enemigos huían de él y poco se agregaba al tema. La sorpresiva aparición de su desconocida hermana She-ra no cambió las cosas. De hecho, las aventuras de esta última, era casi idénticas a la de su gemelo (sí, lo son).
Pero algo que no tenía el mundo de Eternia, era Navidad. Lo que, sin embargo, no impidió que el 25 de diciembre de 1985, la historia obtuviera su propio especial de la fecha. Para subsanar el problema intergaláctico de no tener relación con una religión de nuestro planeta, el argumento utilizó al mago Orko para llevar por accidente a dos visitantes de la Tierra. Lo que llevo a que la reina Marlena, recordara súbitamente su procedencia y que, quizás, debía celebrar los años perdidos. La combinación de ambas cosas, terminó en una improbable batalla entre héroes, lo que incluye una de She-ra con una nave de aspecto fálico.
Lo más extravagante ocurre cuando el malvado y hasta entonces irredimible Skeletor, termina por tener su propio regalo navideño. Y uno, lo bastante tierno como para provocar una histérica — y con el correr de los minutos, inquietante — reacción del personaje.
Friends — Cuando Ross da un paso al frente (Temporada ocho, episodio 11)
La gran serie de los noventa, tuvo un capítulo para celebrar fiestas durante cada uno de sus años en la pantalla pequeña. Eso, a pesar de que a ninguno se le llamó especial de fiestas. Pero aunque la mayoría fueron divertidos y algunos son clásicos de la televisión, el transmitido en el año 2001 es la excepción. No solamente es uno de los episodios menos graciosos de la producción, sino que destacó uno de los grandes problemas que sufría su guion por entonces. La repetición insustancial y casi irritante, de tópicos que no hacían reír.
Que fue lo que ocurrió con el episodio Cuando Ross da un paso al frente. En esta ocasión, la nueva novia del personaje titular (David Schwimmer), está llevando la relación demasiado rápido para su gusto. Lo que incluye una fotografía de ambos para Navidad. Toda la historia está plagada de giros ridículos y lo que parece una reiteración absurda sobre la necesidad de Ross de entender en que punto de la relación se encuentra. Lo cual termina por carecer de cualquier interés y en específico, demostró que la serie pasaba por momentos bajos.
El Príncipe del Bel-Air — Feliz Navidad
(Temporada dos, episodio 13)
La producción encabezada por un jovencísimo Will Smith, es un clásico y muchos de sus capítulos son alabados por sus fanáticos incondicionales. A excepción de este especial navideño — aunque no reconoce que lo es — que simplemente carece de gracia.
La historia de cómo la familia Banks lleva a Will a pasar la temporada de fiestas en una cabaña para esquiar, es artificial y desordenada. No hay un motivo para el giro central — en el que Will deje entrar a un desconocido — ni mucho menos, los reclamos agrios que la familia comparte entre sí.
Ya sea porque refleja el ambiente detrás de cámara — para entonces, el elenco sufría de considerables desavenencias — o por falta de calidad del guion. Lo cierto es que la historia es acartonada, poco cálida y con una notoria ausencia del orgánico sentido del humor que distinguió al programa. Un traspié de calidad que todavía se recuerda.