La saga Los juegos del hambre, se convirtió en una de las más taquilleras del cine. Pero también, una que combinó los mejores puntos del original literario, con el género de acción. Eso, en medio de una crítica social durísima, que analizó el poder y la manipulación de masas de un déspota estado totalitario. El resultado fue una historia que abarcó desde el nacimiento de una líder en medio del sufrimiento, hasta el estallido de una revolución. Algo que permitió al conjunto de cuatro cintas, explorar acerca de temas poco usuales en franquicias dedicadas al público juvenil.

La precuela Balada de pájaros cantores y serpientes sigue la misma tónica de los largometrajes que le precedieron. Por lo que analiza el estado autocrático de Panem desde sus peores rasgos y vicios. Pero, también, hace algo más: profundiza en los siniestros juegos destinados a mantener el control del pueblo oprimido, desde sus inicios. A la vez, a través de la perspectiva de uno de sus personajes centrales. El pasado del presidente Snow (interpretado como adulto por Donald Sutherland y en su juventud por Tom Blyth), será el centro del relato. Pero además, el punto que vincula a la anterior series de películas con la actual. 

Se trata de la oportunidad de entender a una figura especialmente compleja y a través de su pasado, la forma como Panem se construyó. Un punto que apenas se menciona tanto en los libros como en la franquicia finalizada en el 2015. Pero que esta vez, toma un especial realce y demuestra que la trama imaginada por Suzanne Collins es mucho más complicada y amplia de lo que podría suponerse. 

El universo en expansión

Si el argumento a lo largo de la franquicia Los juegos del hambre en la caída del régimen totalitario que gobernaba Panem, su precuela muestra su ascenso. Adaptación del libro The Ballad Of Songbirds & Snakes, publicado en el 2020, la historia se basa en un joven Coriolanus Snow. Lo que le ubica 64 años antes de los relatos que ya llegaron a la pantalla grande. Para el momento en que la precuela comienza, Snow es un joven de dieciocho años que presencia el nacimiento de la cruel competencia que da nombre a la saga. 

Mucho más, profundiza en cómo se estructuró el sistema de los juegos a través de su primera década. Aunque en la franquicia anterior, se dio a entender era el resultado de un castigo, la competencia es mucho más que eso. En realidad, se trata de una forma de evitar cualquier posibilidad de reconciliación entre los Distritos y también, su posible unificación en un fuerte común. 

En el libro, Snow y sus compañeros de clase, se convierten en los mentores de los décimos Juegos del Hambre anuales. Lo que permite al relato analizar desde la cúpula de poder que sobrevivió a la primera gran rebelión — que conformó los Distritos — y la forma en que se convirtió en tradición. Algo interesante en la precuela, es que a diferencia de otras tantas, añade información importante a la cronología de los largometrajes anteriores.

Otra perspectiva de los ‘Los juegos del hambre’

En específico, la trama se concentra en su evolución de estudiante, figura política, pacificador y finalmente, dictador. Al mismo tiempo, la corrupción que permitió que el poder central se convirtiera en núcleo totalitario con objetivo propagandístico. No obstante, en el caso de Snow, al ser mentor del tributo del Distrito 12, permite comprender el motivo por el cual, fue el semillero de la futura rebelión. 

Además, se presenta el personaje de Lucy Gray (Rachel Zegler), su influencia y peso en el futuro de los juegos. Como competidor del lugar más pobre y problemático de Panem, permite comprender el motivo de las medidas que más tarde Snow tomará para sofocar cualquier héroe llegado de la región. 

Hunter Schafer as Tigris Snow in The Hunger Games: The Ballad of Songbirds and Snakes. Photo Credit: Murray Close

De hecho, buena parte de la historia, profundiza en la actuación del futuro presidente y explica, cada uno de sus actos, incluso los más barbáricos. Lo que permite tanto al libro — y sin duda a la película — crear un nuevo capítulo de un mundo en especial complicado de comprender. 

La cronología de la lucha por la libertad

Gracias al cuidado que Suzanne Collins dedicó a las líneas de tiempo en el original, es posible ver la evolución de Panem como un todo. La trama comienza en un hito de considerable importancia para el resto de la historia. La guerra todavía es parte de la memoria de todos los involucrados  — tanto en la organización de los juegos como los participantes —  por lo que su simbología es clara. La muerte de los jóvenes es una consecuencia — más que una tragedia — el conflicto y se considera, incluso, necesaria por los distritos. 

De una u otra forma, Balada de pájaros cantores y serpientes es el origen de un villano con múltiples matices y un rostro más humano del que podría suponerse. También el análisis de lo que llevó a la sociedad de Panem a convenir en la necesidad de una matanza anual. Un tema que se analiza a través de los diez años transcurridos desde la guerra y que brinda contexto al medio siglo y un poco más, hacia el cual se extiende la narración. 

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