Parece que el otoño por fin ha llegado a España, después de un veranillo de San Miguel eterno. No solo han bajado las temperaturas. También han llegado las lluvias y unos vientos muy fuertes en algunas partes del país. Tan fuertes como para hacerse viral el vídeo de una señora sevillana narrando cómo ve desde su ventana una palmera que primero se comba y después cae estrepitosamente al suelo.

No es la primera vez que vemos algo así. El año pasado, por ejemplo, hubo un episodio similar, pero mucho más triste.  Ocurrió en marzo de 2022, cuando las fuertes rachas de viento partieron una palmera que cayó sobre una moto y un coche, costándole la vida a sus dos conductores. 

Al otro lado del charco también son típicos los vídeos de palmeras meciéndose con violencia al ritmo del viento de los huracanes. Pero estos casos son sorprendentes; pues, a pesar de la fuerza del vendaval, generalmente quedan intactas. Parece como si las palmeras estuviesen hechas para resistir los huracanes. Aunque, en realidad, no solo lo parece. Evolutivamente hablando, están preparadas para soportarlos.

Las palmeras no son árboles

Vivir cerca de una palmera en un lugar ventoso a veces puede dar mucho miedo. Es impactante cómo se doblan al ritmo del viento, a veces incluso juntándose unas con otras si se encuentran a los lados de una calle. Sin embargo, mientras que otros árboles aparentemente más recios pueden perder sus ramas con vientos mucho menos intensos, las palmeras suelen resistir bastante más.

Esto se debe a que las palmeras no son árboles, propiamente dicho. Es cierto que se parecen mucho a ellos, con un tronco elevado y hojas en la parte superior. Sin embargo, están mucho más cerca de las hierbas.

De hecho, eso que vemos con forma de tronco no lo es realmente. Los troncos de los árboles son estructuras leñosas y ramificadas que crecen hacia fuera en forma de anillos. Por eso, esos anillos sirven para calcular la antigüedad de un árbol. Pero, en el caso de las palmeras, lo que vemos en un estípite. Es decir, una estructura compuesta por los restos de hojas viejas y tejidos conductores que se han lignificado, adquiriendo la apariencia de la madera.

Si no son árboles, resisten mejor el viento

La madera puede soportar bien los primeros envites del viento. Sin embargo, ante rachas muy fuertes, no tarda en resquebrajarse. Por eso hay que tener cuidado con la caída de ramas o incluso troncos enteros.

En cambio, el falso tronco de las palmeras no está compuesto por madera, sino por tejidos mucho más flexibles. Esto en principio nos asusta, pues vemos cómo se mueven con el viento, a veces muy violentamente, como con los huracanes. Pero difícilmente llegan a partirse del todo.

Para entenderlo mejor, podemos coger una ramita y una brizna de hierba. Si la ponemos junto a un ventilador, la brizna de hierba se moverá mucho y la rama no. Sin embargo, si aportamos algo más de fuerza y las doblamos con nuestras manos, la brizna de hierba seguirá entera, pero la ramita se partirá.

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El falso tronco de las palmeras es mucho más flexible. Crédito: Gilberto Olimpio (Unsplash)

Preparadas para los huracanes

Todo esto convierte a las palmeras en plantas ideales para resistir los vientos de los huracanes. Pero hay algo curioso. Y es que se ha observado que en los lugares en los que los huracanes son frecuentes, las palmeras son todavía más resistentes, sobre todo en zonas elevadas.

Esto, posiblemente, se deba a que han evolucionado para aguantar los vientos huracanados. Se habla mucho de las especies animales que se van seleccionando para adaptarse al ambiente, pero nos olvidamos de que también puede ocurrir con las plantas.

No debemos obviar que las palmeras son plantas antiquísimas, que ya crecían en nuestro planeta hace, como mínimo, 100 millones de años. Han tenido tiempo de sobra para ir evolucionando.

Por eso, es esperable que las rachas de viento puntuales en lugares en los que el viento es menos común sí que puedan tumbar a las palmeras. Además, estas resisten mucho más si se encuentran en su lugar de nacimiento que cuando se han trasplantado a otro punto.

Todos estos son los motivos por los que la señora sevillana del vídeo viral posiblemente no hubiera visto caerse la palmera si se encontrase en mitad de un huracán. Aunque si estuviese en un huracán, no sería nada recomendable estar observando el espectáculo desde la ventana, todo hay que decirlo.