Para algunas plantas, su floración se convierte en todo un espectáculo, que incluso atrae a miles o millones de turistas cada año. Pasa por ejemplo con los cerezos. En España tenemos el valle del Jerte, en Extremadura, donde personas de todo el país se acercan a ver cómo estos árboles se adornan con sus vistosas flores cada mes de marzo. Algo parecido ocurre en muchos puntos de Japón. Pero, justo en este país, hay una floración todavía más llamativa, porque no ocurre una vez cada año, sino cada 120 años. Se trata de la floración del bambú de la especie Phyllostachys nigra var. henonis

Dado el tiempo que tarda en producirse la floración del bambú, lo normal es que haya personas que nunca puedan presenciar el espectáculo. Sin embargo, los de esta generación estamos de enhorabuena, pues en algunos puntos del país ya ha empezado a florecer, aunque se espera que la mayoría de plantas lo hagan dentro de unos años, en 2028. Lo bueno de que haya habido algunas plantas tempranas es que los botánicos ya han podido empezar a estudiar el proceso.

Esto es importante, ya que los últimos registros extensos de la floración del bambú de esta especie se dieron en 1908. En aquella época los métodos de estudios y almacenamiento de datos eran mucho menos eficaces, por lo que hay muchas incógnitas que deberán resolverse con esta floración. Principalmente, lo que quieren saber los científicos es qué ocurrirá después, pues se sabe que la planta, una vez que florece, muere. ¿Cómo se regenerarán los campos? Esa es la duda y lo cierto es que, según los datos recogidos de las plantas tempranas, las noticias no parecen ser muy buenas.

La excepcional floración del bambú

Las flores de las plantas angiospermas, como el bambú, contienen una parte masculina y otra femenina. La femenina, conocida como gineceo, y más coloquialmente como pistilo, es esa especie de jarroncito ancho por abajo y estrecho por arriba, que tienen en el centro. Ahí se encuentran los óvulos.

Por otro lado, la parte masculina son los estambres, en cuyo borde está el polen. Son precisamente esos granos de polen los que se transportan a través de insectos o fenómenos como el viento y el agua, y llegan hasta el gineceo de otras flores, fecundando el óvulo, para dar lugar a una semilla.

Por lo tanto, si la floración del bambú se produce cada 120 años, la formación de semillas también se retrasa todo ese tiempo. El problema, según han visto unos científicos de la Universidad de Hiroshima, es que esa formación de semillas es muy ineficiente.

Al analizar algunas plantas de floración temprana, han visto que sí se forman semillas, pero que la mayoría de ellas no son capaces de germinar. Es decir, que no pueden dar lugar a nuevas plantas. Podría producirse una regeneración muy lenta, con las pocas semillas que sí germinan, pero lo esperable es que, tras este periodo de floración del bambú, muchos campos japoneses queden baldíos.

floración del bambú
La especie de bambú Phyllostachys nigra var. henonis es una de las tres más abundantes en Japón. Crédito: Kenpei (Wikimedia Commons)

Terribles consecuencias

Los campos de bambú japoneses sirven de cobijo y alimento a infinidad de animales. Por lo tanto, si desaparecen, muchas de estas especies pueden disminuir drásticamente sus poblaciones. También ayudan a proteger el suelo de la erosión, ya que tienen unos potentes tallos subterráneos, llamados rizomas, que se extienden y entrelazan a grandes distancias, evitando que el terreno se dañe a causa de la escorrentía.

Y, además, el bambú supone una fuente de ingresos importante para los japoneses, pues lo utilizan para fabricar todo tipo de productos con sus hojas. 

Por lo tanto, si la floración del bambú masiva que se espera en 2028 es similar a la de estas plantas tempranas, el resultado podría ser catastrófico. Puede ser un espectáculo bonito, por ver todas las flores tras un siglo de espera, pero lo que viene después no pinta bien.

Es cierto que no es la única especie de bambú de Japón, pero esta es una de las tres especies más abundantes. Por eso, estos científicos animan a los japoneses a adelantarse a los acontecimientos y diseñar planes de cultivo para intentar potenciar la germinación de las pocas semillas útiles que surjan de estas esperadas flores. Quizás al final no sea necesario; pero, por si acaso, lo mejor será que estén preparados.

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