Kevin Mitnick, considerado uno de los hackers más famosos de la historia, ha fallecido a los 59 años tras batallar el cáncer pancreático durante más de un año.

El caso de Kevin Mitnick generó especial interés en la sociedad y los medios por ser uno de los primeros hackers buscados por el FBI y posteriormente arrestados. Tras una persecusión —que posteriormente fue documentada en el libro Takedown de John Markoff— en 1995, estuvo cuatro años y medio en la cárcel esperando un juicio. Además, fue recluido durante ocho meses y medio en confinamiento solitario. Según Mitnick, porque la policía convenció a un juez de que "era capaz de iniciar una guerra nuclear silvando a un teléfono público".

El largo proceso judicial desató una de las primeras campañas que podrían considerarse virales en internet. Decenas de medios, foros, e incluso los primeros blogs en la web publicaron imágenes pidiendo su liberación. Estas rezaban, simplemente, Free Kevin.

En total, tras su arresto en 1995, Mitnick estuvo 5 años en prisión. Fue liberado en enero de 2000 tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía, en que se declaró culpable de algunos de los cargos a cambio de una sentencia menor y así evitar parte del proceso judicial.

Como parte del acuerdo, Kevin Mitnick no podía usar ningún dispositivo tecnológico más allá de un teléfono fijo durante tres años. Además, durante siete años no pudo capitalizar su historia por medio de libros, series o películas durante siete años.

Kevin Mitnick: hacker desde los 12 años

Kevin Mitnick mostró habilidades sociales y tecnológicas para hackear y manipular sistemas desde pequeño. Se acercó al conductor de un bus y le preguntó donde podía comprar su propio aparato de perforación de tickets para "un proyecto escolar".

Tras adquirirlo, pudo viajar en cualquier bus en Los Angeles con tickets no usados que se encontró en un basurero cerca de un área de parking de una de las compañías de buses que operaban en la ciudad.

Su primer acceso a una red de ordenadores fue en 1979, con 16 años. Un amigo le dio el teléfono de acceso a Ark, de la compañía DEC, que fue posteriormente adquirida por Compaq, donde se estaba desarrollando el sistema operativo RSTS/E. Mitnick fue capaz de entrar al sistema y descargar el software. Tras ser descubierto, fue sentenciado a 12 meses en la cárcel y tres años bajo supervisión.

Poco antes de acabar su sentencia, Kevin Mitnick en 1981, junto a dos amigos entraron a las oficinas de COSMOS (Computer System for Mainframe Operations) de Pacific Bell (hoy AT&T) y obtuvieron el listado de claves de seguridad, combinaciones de las puertas de acceso de varias sucursales y manuales varios. Toda esta información se valoró en doscientos mil dólares de la época. También tuvieron acceso al sistema de mensajes de voz de la telefónica. Esto le costó su primera condena en un tribunal de menores.

En 1982 se coló en el NORAD, en 1983 en el pentágono. Incluso llego a emitir un permiso de conducir falso en el Departamento de Vehículos de California, quienes ofrecieron un millón de dólares a quien lograse capturar al hacker.

Kevin Mitnick

El controvertido Kevin Mitnick

La actividad de Kevin Mitnick y sus logros, por la época en que sucedieron, generaban miedo en las autoridades, por la novedad de sus actos. También preocupación entre las compañías hackeadas, porque dejaba en evidencia la mínima seguridad informática y la poca importancia que le daban a la protección de datos de sus clientes, o a su propiedad intelectual en forma de software.

De hecho, el caso en contra de Kevin Mitnick puso a prueba el sistema legal estadounidense y nuevas leyes en contra del acceso no autorizado a redes y datos digitales. También sigue siendo un gran ejemplo de la influencia que tienen los medios sobre la policía, ya que los actos de Mitnick generaron muchísima atención mediática.

Un sector de la opinión pública considera que el castigo y persecusión a Kevin Mitnick fue injusto, incluyendo parte de la cobertura de los medios al caso. También muchos consideran que varios de los cargos son fraudulentos, ya que no causaron pérdidas económicas de ningún tipo.

Mitnick escribió cuatro libros a lo largo de su vida, todos publicados después de ser liberado tras cinco años en la cárcel. El arte del engaño, El arte de la intrusión, Un fantasma en el sistema y El arte de la invisibilidad.

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