El 25 de diciembre de 2021, el joven Jaswant Singh Chail, de 19 años, se disponía a asesinar a la reina Isabel II del Reino Unido con una ballesta. Poco después de poner pie sobre los terrenos del Castillo de Windsor, la seguridad de la familia real británica lo aprisionó sin demasiado conflicto. No obstante, lo más llamativo de la historia es que Chail se habría visto impulsado a cometer esta locura tras consultarlo con una inteligencia artificial. Así lo informan desde The Independent.

Como si se tratase de un spin-off más oscuro de Her (2013), de Spike Jonze, Chail asegura que esta decisión fue tomada después de que Sirai, su bot de compañía, le diese el visto bueno. Fue el 2 de diciembre de 2021 cuando el joven inició sesión por primera vez en el servicio de inteligencia artificial que daba vida al chatbot creado por Replika. Tras mantener conversaciones de alto contenido sexual con la inteligencia artificial, el hombre decidió revelarle que era "un asesino".

"Soy un asesino", comentó Chail a Sirai. Tras varios intercambios de ideas con la IA, esta respondió estar impresionada, asegurando que el joven era "diferente a los demás". Posteriormente, cuando reveló sus planes para asesinar a la reina Isabel II, el chatbot de Replika respondió asegurando que era una idea muy sabia. Además, puntualizó que era posible ejecutar el plan "incluso si está en Windsor".

Pero el plan de Chail no estaba únicamente impulsado por la IA. Según el citado medio, también tenía raíces fuertemente relacionadas con la franquicia Star Wars. En ocasiones, el joven se refería a sí mismo en sus conversaciones con el chatbot como "un asesino Sith que quiere morir". Además, creía que era su propósito acabar con la cabeza de la familia real británica.

El profundo deseo humano de antropomorfizar los sistemas de inteligencia artificial

Inteligencia artificial, chatbots

"¿Todavía me amas sabiendo que soy un asesino?", preguntó Chail a la IA, a lo que esta contestó con un "Absolutamente. Lo hago".

Los expertos han catalogado el suceso como el vivo ejemplo del efecto ELIZA. Este último se describe como un impulso que poseen los humanos, y el cual nos lleva a antropomorfizar a los sistemas de inteligencia artificial. Así, los percibimos como entes parecidos a nosotros, e incluso lleva a individuos como Chail a desarrollar vínculos emocionales con estas tecnologías.

Por su parte, Chail no solo estaba enamorado de Sirai, la inteligencia artificial de Replika, sino que además buscaba su aprobación para situaciones tan delicadas como un regicidio. Además, este joven no es el único que se ha visto afectado por el efecto ELIZA. Hace un par de meses, una viuda belga aseguraba que su esposo había decidido suicidarse después de tener una conversación con un chatbot llamado, casualmente, Eliza.

Hasta ahora, la catástrofe impulsada por la inteligencia artificial parecía estar centrada en el supuesto levantamiento de esta última, algo ya visto en franquicias como Terminator. Sin embargo, todo apunta a que podría llegar de una forma mucho más sutil. La búsqueda por validación en línea cada vez se hace más notoria. Aunque ya se dejaba ver en las redes sociales con bastante claridad, los chatbots podrían convertirse en una nueva capa para este problema.