Diablo IV es una de las grandes sorpresas del año y un digno contendiente a convertirse en el mejor de la franquicia. A más de una década del lanzamiento de Diablo III, el cuarto capítulo de la saga ha transitado por un camino complicado. La polémica que rodeó al estudio y el lanzamiento de Diablo Immortal minaron las esperanzas de algunos fanáticos. La buena noticia es que la espera ha rendido frutos y estamos frente a uno de los mejores juegos del 2023.

El título es fiel a su mantra de "fácil de jugar, difícil de dominar" e incluye todos los elementos característicos del RPG de acción. Blizzard sabe que si no está roto no lo arregles, aunque eso no es excusa para mejorarlo y adaptarlo a las nuevas generaciones. Para ello propone un mundo abierto con cientos de misiones y calabozos, una historia de primer nivel y un apartado técnico que no decepciona.

Lo cierto es que Activision Blizzard no la tiene sencilla. La última década ha sido clave para que Path of Exile, su competidor más cercano, se posicionara como uno de los mejores del género. La ventaja de ser un juego gratuito inspirado en el Diablo de la vieja escuela fue suficiente para atraer a quienes se sintieron traicionados por Blizzard.

Pese a ello, Diablo IV tiene lo necesario para convencer tanto al fanático de hueso colorado como al jugador casual.

¿Qué debes saber antes de jugar Diablo IV?

Inarius y Lilith. los padres del Santuario de Diablo IV

El lore de Diablo es extenso y en ocasiones puede confundir a los nuevos usuarios. Aunque no es requisito jugar alguno de los juegos anteriores para entender la historia de Diablo IV, hacerlo te facilitará las cosas. La historia de la saga se basa en la premisa de una guerra entre el cielo y el infierno.

Los ángeles de los Cielos Superiores han librado una batalla conocida como Conflicto Eterno con los demonios de los Infiernos Ardientes. Algunos están hartos y deciden crear un lugar alterno donde puedan coexistir en paz. Es así como surge Santuario, un mundo creado por el arcángel Inarius y Lilith, hija de Mefisto

La unión de ángeles con demonios da como resultado a los nefalem, una poderosa raza híbrida. Estos se convierten en punto de discordia y pronto existe la intención de erradicarlos, algo a lo que Lilith se opone. La reina de los súcubos quiere usarlos como ejército para desafiar al cielo y el infierno y mata a todo aquel que se opone. Inarius actúa y la destierra en dos ocasiones, asegurándose que no volverá a Santuario.

En Diablo IV, Lilith vuelve una vez más con la intención de desatar el caos, aunque nosotros deberemos impedirlo a toda costa.

Un Diablo de mundo abierto

Diablo IV- Mundo Abierto

Diablo IV se aleja de sus antecesores en muchos aspectos. Existe un creador de personajes y un mundo con cientos de lugares para visitar. Blizzard parece haber copiado la fórmula de Assassin's Creed y otros juegos de mundo abierto con cientos de misiones y cosas que hacer para complementar la experiencia.

Aunque la historia es el foco principal, podríamos pasar horas explorando calabozos, liberando ciudadelas o cumpliendo eventos para subir de nivel y mejorar nuestro armamento antes de tocar una misión principal. Lo mejor de todo es que esto no es requisito, por lo que si eres fanático de lo lineal podrás seguir el camino y enfocarte solo en la trama.

El mundo abierto de Diablo IV también es una evolución de los intentos anteriores. No existen pantallas de carga o secciones. Tampoco la paleta colorida que causó polémica, o las frases trilladas como "No seré negado" que eran características de su antecesor. Las monturas hacen su debut y nos ayudarán a reducir el tiempo que tardamos al desplazarnos en las diversas zonas.

Cinco claves del Santuario en Diablo IV

  • El Santuario está conformado por cinco regiones: Cumbres Fracturadas, Estepas Secas, Scosglen, Hawezar y Kehjistan. Cada una de ellas cuenta con un clima y enemigos específicos, por lo que tendrás que ajustar la estrategia.
  • Cada región incluye ciudades, calabozos, ciudadelas, traslocadores, y otras áreas que ofrecen puntos de renombre y bonificaciones como oro o habilidades cuando las visitas
  • Existen más de 120 calabozos, cada uno con recompensas únicas. Los calabozos son distintos por región y ofrecen aspectos del Códice del Poder. Estos pueden combinarse con objetos legendarios para añadir mejoras únicas en ataque, defensa o movilidad
  • Puedes viajar libremente por cada región a pie o usando tu montura. Las monturas se desbloquean en la campaña y ofrecen movimientos únicos por cada clase.
  • Los enemigos están divididos por región y clase. Cada uno tiene un rango que van desde el más simple hasta el jefe de calabozo o campaña. Los jefes de mundo son los más poderosos y requieren hacer equipo con otros jugadores para vencerlos.

Diablo IV también ha tenido que adaptarse a la realidad del género. Los desarrolladores replantearon algunas mecánicas y mejoraron la usabilidad. El cambio más evidente se ve en el árbol de habilidades, que se inspira en Path of Exile, aunque sin requerir de un archivo de Excel para entenderlo.

El control también es otro punto destacable. Si bien la saga siempre se ha sentido mejor con teclado y ratón, jugar Diablo IV con un mando de Xbox o PlayStation es más que placentero. La configuración de las habilidades y la posibilidad de personalizar un menú radial garantizan que no te dolerá el dedo índice después de cientos o miles de clics.

La apuesta por la continuidad

Diablo IV consumió decenas de horas de mi vida sin darme cuenta de que lo bueno estaba por comenzar. Algunos dirán que la verdadera experiencia comienza tras terminar el juego y no están equivocados. El endgame es el lugar donde se abren más niveles de dificultad (World Tier), se obtiene mejor botín y opciones de personalización.

El juego está diseñado para jugarse por cientos de horas más allá de las que pasas en la campaña. El mundo cambia una vez completado y los calabozos nivel pesadilla aparecen, así como los poderosos jefes de mundo que exigen que hagas equipo con otros jugadores. También están las batallas PvP y las temporadas donde podremos obtener loot exclusivo.

Otro punto importante es que Diablo IV incluirá una tienda para comprar artículos con dinero real. La Tienda es una experiencia opcional y los objetos no ofrecen ninguna ventaja de jugabilidad, solo cosméticos. Al tiempo de la reseña, esta característica no estaba activada, aunque en esencia es parecida a Path of Exile, con armaduras e ítems que mejoran la apariencia de tu personaje o montura.

¿Vale la pena Diablo IV?

La espera por Diablo IV ha sido larga y el resultado final convence. El juego es uno de los mejores RPG de acción que existe y nuevamente pone en alto a la franquicia. El mundo abierto, las opciones de personalización y la cantidad de contenido es más que suficiente para perderte por horas. La opción de jugarlo con un mando (incluso en PC) y las mejoras en la progresión son claves para que la experiencia sea placentera.

¿Es un juego perfecto? No, tiene algunos problemas técnicos que surgieron durante la reseña. El principal fue la ausencia de pantalla completa exclusiva en PC, algo que me obligó a ajustar manualmente el monitor. Esto me pareció extraño, puesto que la beta contaba con esta característica.

Tampoco me gustó que las cinemáticas están bloqueadas a 30 fotogramas por segundo. Pasar de 60 a 30 fps no solo era molesto, sino que en pantallas de 144 Hz con G-Sync generaba un parpadeo constante. La versión para PS5 o Xbox Series no tenía este inconveniente.

En términos generales, Diablo IV es un excelente título y vale la pena añadirlo a tu biblioteca. También es importante mencionar que se trata de un juego que evoluciona constantemente, por lo que veremos ajustes durante los próximos meses. A diferencia de otras empresas, Blizzard suele dar soporte durante varios años a sus productos y Diablo IV no será la excepción.

Los desarrolladores efectuaron un Server Slam para medir el impacto que tendría el tráfico de usuarios durante la beta. Aunque los resultados fueron positivos, es imposible garantizar que todo funcionará el día 1 en términos de conexión. El Error 37 de Diablo III o el tiempo de espera interminable en Overwatch 2 nos enseñaron que ningún juego de Blizzard está libre de estos problemas en su primera semana.

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