Estados Unidos pretende dar un fuerte empujón a la electrificación de su parque automotor, con el anuncio de una propuesta de nuevos estándares federales de emisiones vehiculares. La administración de Joe Biden apunta a tomar medidas drásticas para reducir las emisiones de carbono en un 56 % para 2032 y acelerar la transición hacia los coches eléctricos.
La propuesta de la Casa Blanca y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) está dividida en dos partes. Por un lado, con nuevos estándares para vehículos ligeros y medianos, y por el otro para vehículos pesados (camiones, autobuses, etc.).
En el caso de los vehículos livianos, la nueva propuesta se basa en los estándares de emisión ya establecidos para modelos 2023 a 2026. No obstante, propone aprovechar los avances de las tecnologías limpias para reducir todavía más la polución en los modelos de 2027 en adelante. Así, también se pretende agilizar la adopción masiva de los coches eléctricos.
"Los nuevos estándares de emisiones propuestos para vehículos livianos, medianos y pesados para modelos del año 2027 y posteriores reducirían significativamente la contaminación, desbloqueando beneficios significativos para la salud pública, especialmente en las comunidades que han soportado la mayor carga de la mala calidad del aire. Al mismo tiempo, los estándares propuestos reducirían los costes de mantenimiento y generarían ahorros significativos de combustible para los conductores y operadores de camiones", asegura el organismo.
La propuesta para reducir las emisiones vehiculares apuesta a eliminar casi 10.000 millones de toneladas de dióxido de carbono para 2055. En cuanto a los coches eléctricos, la EPA proyecta que las nuevas medidas tengan un impacto directo sobre el mercado. Específicamente, se espera que para 2032 abarquen un 67 % de las ventas de nuevos vehículos ligeros, y un 46 % de las de vehículos medianos.
Estados Unidos quiere acelerar la adopción de los coches eléctricos
Cumplir con los nuevos estándares de emisiones vehiculares requerirá de un gran esfuerzo por parte de las automotrices. Después de todo, el gobierno estadounidense ahora pretende que la venta de coches eléctricos dé un salto brutal en los próximos 9 años.
Tengamos en cuenta que, en 2022, solo un 5,8 % de los coches vendidos en Estados Unidos fueron eléctricos. Para alcanzar el 67 % de las ventas de nuevos vehículos ligeros en 2032, se estima que al menos un 60 % de la producción de las automotrices tendrá que ser de modelos eléctricos para 2030.
Sin dudas, será un escenario desafiante para la industria. No olvidemos que, en 2021, el propio Joe Biden había establecido una meta de que el 50 % de los nuevos coches fabricados para 2030 fueran eléctricos o híbridos enchufables. Una propuesta que contaba con el aval de los fabricantes. Es evidente que en Washington consideran que esa postura ya no alcanza para combatir el cambio climático y acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica.
"Al proponer los estándares de contaminación más ambiciosos para automóviles y camiones, estamos cumpliendo la promesa de la Administración Biden-Harris de proteger a las personas y al planeta, asegurando reducciones críticas en la contaminación peligrosa del aire y el clima, y asegurando beneficios económicos significativos como menores costes de combustible y mantenimiento para familias".
Michael S. Regan, administrador de la EPA.
Como ya mencionamos, la nueva propuesta no se enfoca solamente en favorecer la migración hacia los coches eléctricos. Los planes para la electrificación de vehículos pesados también son muy ambiciosos. De acuerdo con la EPA, para 2032 se podría lograr que la mitad de los de uso profesional —autobuses escolares y camiones de recolección de basura, por ejemplo— sean eléctricos.
A diferencia de Europa, Estados Unidos todavía no plantea la prohibición a la venta de coches con motores de combustión interna. No obstante, desde la Casa Blanca ya analizan la factibilidad de imponer nuevos recortes a las emisiones a partir de 2035. Quedará por verse cuál es la respuesta tanto del sector petrolero como del automotor, dos de los más fuertes en Norteamérica.