Las plantas son capaces de emitir sonidos que indican cuál es su estado. Incluso cada una habla su propio idioma, pues se ha descubierto que los sonidos son específicos de cada especie. Y también pueden indicar su estado de salud. Este es un hallazgo muy interesante, que acaba de publicarse en Cell y pone fin a un antiguo dilema.

Durante años, se ha intuido que las plantas podían emitir sonidos. Esto se debe a que, al usar vibrómetros, se han detectado vibraciones sospechosas a su alrededor. ¿Pero se correspondían estas con ondas acústicas? Lo cierto es que los humanos no podemos escucharlas, pero eso no indica que no emitan sonidos. Simplemente, podría ser que no estén en la frecuencia adecuada.

Eso es lo que han querido comprobar los autores de este estudio, procedentes de la Universidad de Tel Aviv. Finalmente, han llegado a la conclusión de que, como ellos sospechaban, sí que pueden emitir sonidos. Estos están en el mismo volumen al que hablamos los humanos, pero a una frecuencia superior a la que nuestro oído puede detectar.

Los sonidos de las plantas indican cómo se sienten

Para la realización de este estudio, sus autores trabajaron principalmente con plantas de tabaco y tomate. No obstante, también utilizaron maíz, cactus y ortiga mansa.

Todas estas plantas se dividieron en tres grupos. A algunas se les cortó el tallo, otras se dejaron cinco días sin regar y, finalmente, a las del tercer grupo se las cuidó con normalidad. Después, se introdujeron en cajas acústicas, instaladas a su vez en un sótano aislado de cualquier ruido de fondo. Además, a 10 centímetros de cada planta, se colocó un micrófono ultrasónico, capaz de captar sonidos con frecuencias situadas entre los 20 y los 250 kilohercios. El oído humano solo capta hasta 16 kilohercios, por lo que se podrían detectar sonidos que nosotros no podemos oír.

Cuando estudiaron las grabaciones, sus sospechas comenzaron a hacerse realidad. Habían logrado captar sonidos, similares a chasquidos, que parecían variar para cada especie. Además, observaron que las plantas que no se habían sometido a ningún estrés emitían menos de un chasquido por hora, mientras que las otras, tanto las dañadas como las deshidratadas, emitían docenas de chasquidos cada hora. 

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Un algoritmo para entender su idioma

El siguiente paso de estos científicos fue introducir las grabaciones en un algoritmo de inteligencia artificial, de manera que este pudiese discernir lo que les ocurría. Se capacitó con los datos conocidos, hasta que, finalmente, pudo distinguir por sí solo qué especie de planta había emitido los sonidos y cómo de estresada estaba. Incluso fue capaz de diferenciarlos en un invernadero con otros muchos ruidos de fondo.

Por otro lado, se observó que, cuando se sometían a deshidratación, la cantidad de sonidos iba aumentando poco a poco hasta llegar a un pico. A partir de ahí, estos comenzaban a descender. 

Los científicos creen que, en cierto modo, esta es una forma que tienen las plantas de comunicarse. Nosotros no podemos oírlas, pero sí ciertos animales, como los murciélagos, los ratones y algunos insectos. Además, los sonidos podrían ser detectados incluso por otras plantas.

Sería interesante que nosotros también pudiéramos. Por eso, los autores del estudio plantean la posibilidad de usar su algoritmo de inteligencia artificial para que los agricultores y jardineros puedan escuchar a sus plantas. Así, pueden tener una idea mucho más aproximada de sus necesidades. Ellas mismas les dirían cómo se encuentran. Inicialmente, podría tener utilidad para quienes se dedican a grandes cultivos; pero, ¿quién sabe?, quizás en el futuro todos podríamos escuchar a nuestras plantas. Quienes tienen poca mano con la jardinería agradecerían escuchar sus gritos de auxilio.