En el pasado solía hablarse del cigarrito de después como punto y final a una relación sexual. Hoy en día, con todas las campañas de concienciación sobre los efectos del tabaco, es un ritual mucho menos frecuente. Pero aún hay personas que no dudan en mezclar sexo y drogas. Es más, hay quien considera que consumir sustancias como la marihuana puede ser muy beneficioso para su rendimiento sexual. Ahora bien, ¿hay algo de cierto en eso?

Con base en un estudio publicado recientemente, podría decirse que sí. En él, se señala que el consumo de cannabis podría aumentar la intensidad e incluso el número de orgasmos, tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, en el lado opuesto nos encontramos con multitud de estudios que muestran cómo el consumo de determinadas sustancias puede producir desde sequedad vaginal hasta disfunción eréctil.

El debate sobre la mezcla de sexo y drogas está servido. Probablemente, no se trate de blancos o negros, sino quizás más bien de grises. Es decir, puede que haya algunos beneficios, pero estos no compensarían los perjuicios del consumo de drogas a otros niveles. Además, esos beneficios pueden conllevar ciertos sesgos. 

Supuestos beneficios de mezclar sexo y drogas

Según un estudio, publicado recientemente por científicos de la Universidad del Este de California, el consumo de cannabis podría tener ciertos beneficios de cara al sexo.

En él participaron 811 personas, con edades entre los 18 y los 85 años. Todos ellos tuvieron que responder a una serie de encuestas sobre su desempeño en el sexo y el consumo de marihuana. Así, sin apenas distinción entre géneros, se vio que el 70% dijeron que esta droga aumentaba su deseo sexual y la calidad de los orgasmos. Además, el 40% de las mujeres explicaron que el consumo de esta droga aumentaba su probabilidad de tener varios orgasmos en un solo encuentro. 

Por otro lado, un dato clave es que más de la mitad de los encuestados reconocieron haber consumido esta droga deliberadamente a sabiendas de que tendrían relaciones sexuales. Es decir, que confiaban en sus efectos positivos durante un encuentro sexual. Precisamente por este motivo, y a falta de más investigación, los propios autores de la investigación reconocen que podría haber cierto efecto placebo en sus resultados.

De hecho, es algo con lo que está de acuerdo Francisco Javier del Río Olvera, psicólogo, sexólogo y profesor de la Universidad de Cádiz. “Cuando se hace una investigación sobre drogas hay que tener muy en cuenta las variables que pueden afectar a la respuesta”, relata en conversación con Hipertextual.  “Una cuestión importante es que no se sabe la cantidad de cannabis que consumían las personas participantes, no solo por el número y la frecuencia del consumo, sino por la pureza de la sustancia cuando la han consumido”.

Con esto hace referencia a que, dado que en muchos lugares sigue siendo ilegal el consumo de marihuana, la pureza no está regulada y puede variar con cada vendedor. Por eso, “es probable que muchas personas hayan consumido tan poca sustancia que sea el efecto placebo el que provoca los cambios”. Además, recalca que “la encuesta no es una forma adecuada de medir, porque tiene un mayor porcentaje de subjetividad que un cuestionario validado”.

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El papel de la desinhibición

Otro aspecto que tienen en cuenta tanto los autores del estudio como del Río Olvera, es que el consumo de drogas como la marihuana causa una gran desinhibición. Eso puede ser lo que haga que quien las toma piense que aumenta su libido. Pero en realidad es algo totalmente subjetivo. Además, recuerda que “por sus efectos en el sistema nervioso central, el cannabis se considera como una sustancia perturbadora”. Por lo tanto, “provoca que la realidad se pueda percibir de una forma distorsionada, fundamentalmente mediante sensaciones corporales”.

La cara menos afable de la mezcla de sexo y drogas

En el lado opuesto al estudio sobre sexo y drogas publicado en la Universidad del Este de California, están multitud de investigaciones que señalan al consumo frecuente de cannabis como desencadenante de disfunción eréctil. De hecho, según una revisión realizada en 2019, los datos sugieren que este fenómeno es dos veces más común en los consumidores de dicha droga. Además, el sexólogo de la Universidad de Cádiz señala que también se relaciona esta sustancia con la aparición de sequedad vaginal.

Ambas cuestiones, por otro lado, pueden favorecer una pérdida del deseo. No es algo raro, pues los consumidores podrían llegar a evitar el sexo para no pasar el dolor típico de la sequedad vaginal o el mal rato de la disfunción eréctil. 

Finalmente, se ha visto que también se pueden producir efectos negativos en la fertilidad, tanto masculina como femenina. Por todo esto, del Río Olvera resume los efectos de la mezcla de sexo y drogas en tres cuestiones a tener en cuenta. Es aplicable al cannabis, pero también a otras muchas sustancias.

“En primer lugar, el consumo de sustancias a largo plazo hace que las personas presenten más dificultades en la respuesta sexual que quienes no han consumido dichas sustancias. En segundo lugar, el deterioro en la respuesta sexual provocado con el consumo de sustancias no mejora con el período de abstinencia. Y en tercer lugar, el consumo de sustancias a largo plazo provoca que las personas tiendan a responder con actitudes más negativas a estímulos sexuales que las personas que no han consumido dichas sustancias”. 

Francisco Javier del Río Olvera, psicólogo y sexólogo.
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¿Por qué hay personas que siguen consumiendo?

El consumo de drogas antes del sexo es algo muy común. De hecho, se han impulsado incluso movimientos como el chemsex, por el cual algunas personas toman deliberadamente ciertas sustancias, simplemente con el objetivo de mejorar su rendimiento sexual. Se hace de forma organizada, a veces incluso grupal, e incluye sustancias que van desde las metanfetaminas hasta el popper

Tanto en estos casos, como en el de quien decide fumar un poco de marihuana antes de una relación, a menudo se esconde un problema de autoestima. La posibilidad de creer que no se puede tener buen sexo si no es con una pequeña ayuda de la química. “Hay que tener en cuenta que si voy a tener un encuentro sexual y hay algún problema, no solo vivo la frustración de no dar la talla, sino que además quedo mal con la pareja sexual”, explica del Río Olvera. “En cambio, el consumo de drogas es algo que supuestamente me afecta solo a mí”.

Por otro lado, el sexólogo hace referencia a que hay jóvenes que empiezan a consumir drogas tan pronto que no saben lo que es tener relaciones sexuales sin ellas. Esto puede llegar a viciar el acto sexual hasta el punto de que sientan que no pueden hacerlo de otra manera. Todas ellas son cuestiones que deben ser tratadas por profesionales de la psicología. Quizás no si ocurre puntualmente, pero sí si se ha convertido en un hábito. Y es que, según la ciencia, la pareja entre sexo y drogas no casa nada bien. Ni siquiera si se suma el rock and roll a la ecuación.

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