Un equipo de científicos italianos ha logrado rebobinar la edad del corazón de ratones muy ancianos y planean hacer lo mismo con personas cercanas a los 100 años. Sería todo un reto, pues la lucha contra la longevidad ha sido una de las grandes obsesiones del ser humano durante miles de años. No hay más que ver el empeño de tantos exploradores en encontrar la fuente de la eterna juventud. Hoy sabemos que vivir eternamente es imposible, al menos con las herramientas actuales. Pero sí que estamos consiguiendo poco a poco vivir más y mejor.

El hallazgo de estos científicos sería un paso de gigante en ese camino hacia una longevidad más sana. Sin duda, el corazón es uno de los órganos que más fallan cuando llegamos a cierta edad. Poder rebobinar sus signos de envejecimiento sería una gran noticia.

Ellos lo han logrado gracias a la detección de una variante de un gen que se encuentra en personas que superan los 90 años con una buena salud cardiovascular. Al insertarlo en las células de ratones, lograron revertir los marcadores moleculares de longevidad en el equivalente a 10 años humanos. Los resultados en cultivos celulares de corazón humano también fueron muy prometedores. Sobran los motivos para seguir investigando. No es la fuente de la eterna juventud, pero al menos es algo mucho más realista.

El gen que planta cara a la longevidad del corazón

Todo empezó con un estudio previo, en el que se descubrió que la mayoría de personas mayores de 90 años, con un corazón fuerte, tienen una variante concreta del gen BPIFB4. Este está relacionado con la síntesis más rápida y eficaz de nuevos vasos sanguíneos. Esto ayuda a que el corazón se mantenga más fuerte. Por lo tanto, se revierte el deterioro natural de la salud cardiovascular. 

Probaron a modificar las células de los ratones, para añadir esta variante del gen. Y también hicieron lo propio con cultivos de células extraídas del corazón de pacientes ancianos con insuficiencia cardíaca.

Los resultados fueron tan positivos que esperan poder llevarlos a cabo en un futuro con humanos. No obstante, antes de realizar ensayos clínicos con este gen contra la longevidad, hay algo que deberían tener en cuenta.

anatomía, cuerpo humano
Unsplash | Robina Weermeijer

Mejor la proteína que el gen

Insertar en las células nuevos genes puede conllevar riesgos. Por eso, estos científicos plantean que, de cara a ensayos clínicos en humanos, podría ser más útil administrar directamente la proteína. ¿Pero qué quiere decir esto?

Para entenderlo, debemos recordar que el ADN contiene las instrucciones que rigen todo sobre un organismo. Estas instrucciones se ejecutan a través de proteínas. Es decir, un fragmento de ADN, conocido como gen, se traduce en una proteína, que tendrá una función concreta. Y, en realidad, es mucho más seguro administrar directamente una proteína, ya que esta no puede insertarse en lugares equivocados del genoma ni provocar otros efectos indeseados.

Por eso, el siguiente paso de estos científicos será comprobar si la proteína codificada por la variante del gen que han estado estudiando produce los mismos efectos. De ser así, sería una buena candidata para futuros tratamientos que ayuden a rebobinar la longevidad del corazón.

Sería una gran noticia. Al fin y al cabo, uno de los mayores propósitos para envejecer con éxito es hacerlo con un corazón fuerte. Podríamos estar ya en el camino de tener la salud cardiovascular de los mejores centenarios.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: