Las ganancias del fabricante de chips Samsung Electronics se desploman debido a los desafíos económicos que presenta la situación económica a nivel mundial y la pronunciada caída en la demanda de semiconductores y smartphones, los negocios principales del fabricante coreano.

Este martes anunció que su beneficio operativo en el último trimestre fue de 3.500 millones de dólares, una caída del 69% con respecto al mismo periodo del año anterior. Es el peor resultado trimestral de la compañía desde 2014. Fecha en la que comenzó a expandir sus negocios de fabricación de chips para sus propios productos y para otros fabricantes, como Apple.

Desde Samsung señalan no solo la «recesión económica» a nivel global, sino que también tiene que la bajada de precios y los reajustes de inventario de sus clientes. Sobre todo en sus negocios de venta de chips de memoria. Es decir, que se vendan menos teléfonos no solo a la industria de los semiconductores. También a todas las que dependen de esta. Y viceversa.

Es tal la importancia de la tecnología en Corea que su economía ha mermado un 0,4%. Debido, principalmente, a la significativa reducción de exportaciones de semiconductores, que es uno de los principales activos del país. La acción cayó un 3,6%, pese a que se avecinan más dolores de cabeza para los accionistas.

Agárrense, que vienen curvas

Las dificultades acaban de empezar. Es un efecto dominó. La situación económica hace que tanto los ensambladores de teléfonos como los consumidores sean especialmente cautelosos a la hora de lanzar nuevos productos, obtener más existencias o regalar uno de ellos por Navidad. Los inventarios están repletos, indica Liz Lee, directora de investigación de Counterpoint Research. Sobre todo tras la crisis de semiconductores de hace unos meses. Pero la demanda ahora no es tan amplia, por lo que el precio cae y las ganancias también.

Cabe recalcar, que, específicamente, las ganancias de su división de chips cayeron un 97% y la de telefonía un 36%. Y no solo Samsung está con la soga al cuello. Los ingresos de la americana Intel cayeron un 32% este último trimestre, y durante el ejercicio perdieron 664 millones. Cifras bajas en comparación con las ganancias de 4.620 millones logradas en el mismo periodo del año anterior. La compañía avisó a los accionistas de que la situación podría empeorar. De hecho, vaticinó más pérdidas y declaró que no podrían facilitar pronósticos debido a la difícil situación económica.

Detenida quedó la contratación de nuevos empleados por parte de Qualcomm, otro fabricante de chips, tras sus últimos resultados trimestrales, en los que su acción cayó casi un 8%. Todo pese a que sus ingresos y ganancias no se habían visto tan perjudicados por la situación.

Con todo, Qualcomm anunció un reajuste de su previsión, anunciando pérdidas por la rápida merma de la demanda y la ya lograda normalidad en las líneas de producción. Algo que ha sido un dolor de cabeza para todos los fabricantes de teléfonos, coches, etc. en China. Incluso Apple ha tenido graves problemas para fabricar unidades suficientes.

La taiwanesa TSMC, advirtió a su vez que sus ingresos del primer trimestre del año caerán hasta un 5% y que recortará la inversión anual ya que su principal proveedor, Apple, anticipa una menor demanda.

Mercado de los chips en 2022: de falta de inventario a falta de demanda

Hace menos de un año, el Foro Económico Mundial se preguntaba cómo la industria de los chips podría lidiar con una demanda creciente cuando la producción estaba siendo tan limitada. Ahora el problema no es de producción, porque los inventarios están llenos, sino la caída en la demanda.

Curiosamente, los chips que todavía hacen falta en multitud de industrias son los chips de bajo costo que emplean tecnologías antiguas, pero que todavía son de vital importancia en la automoción y la fabricación de equipos para industria. El 60% de estos mercados depende de chips mixtos que tratan señales digitales y analógicas como microcontroladores. Pero los grandes fabricantes quieren apostar por llenar los inventarios con chips de cara al futuro usando sus técnicas más punteras. La situación crea dos cuellos de botella simultáneos: falta de demanda de los semiconductores de última generación y falta de producción de chips antiguos, pero todavía necesarios.

«Citar la baja demanda será la tónica del 2023», dijo el analista Ben Bajarin en Twitter.

Pese a todo ello, Samsung piensa «reforzar su liderazgo» en el mercado de los smartphones con el lanzamiento del Galaxy S23 frente a Apple y los fabricantes chinos. Aunque anticipa una caída en la demanda del mismo, predice que el mercado será «relativamente estable» durante todo el 2023.

Algunos analistas ven en el movimiento de Samsung una posible apuesta para aumentar su cuota de mercado en una situación tan difícil. Algo que posiblemente derive en pérdidas para obtener codiciados frutos en el futuro. Sobre todo cuando las crisis que padecen todos los mercados a nivel mundial se solventen.

De estos fabricantes dependen millones de fábricas y negocios, pero no tantos dependen de redes sociales, servicios por suscripción o programas informáticos. Solo en enero, Microsoft, Google, IBM, Amazon, Spotify y Salesforce anunciaron grandes recortes en sus plantillas.

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