Varias de las grandes escenas de Detective Knight: Redención, del director Edward Drake, recuerdan de forma inevitable a otras conocidas películas de acción. James Knight (Bruce Willis en una de sus últimas actuaciones) es un antihéroe que cualquier fanático del género reconocerá. Con un comportamiento brusco que aspira a la honradez, no duda en disparar “a los malvados”. Tampoco en correr riesgos incomprensibles para cumplir “su misión” de restablecer el orden y la ley.
Pero, además, el cineasta hace una recreación, más o menos desvergonzada, de la clásica Jungla de Cristal (Duro de matar, Die Hard). Parte del guion de Detective Knight: Redención tiene más de un punto en común con el legendario largometraje y no solo porque las protagoniza el mismo actor. Desde un delito gran escala hasta la Navidad como telón de fondo. La trama no disimula sus influencias.
Tampoco se deja aplastar por ellas. Si esta rareza del cine de acción tiene un punto a favor, es que utiliza sus limitaciones para crear algo novedoso. Tanto como para sorprender en varios de sus tramos mejor construidos.
Drake logra encontrar una forma de combinar todos los elementos familiares hasta brindar a su película un estilo ágil que acentúa con un tono desprejuiciado. Detective Knight: Redención no se toma en serio, pero tampoco se convierte en parodia, lo que le permite lograr una extraña mezcla entre influencias.
Detective Knight: Redención
Varias de las grandes escenas de Detective Knight: Redención, del director Edward Drake, recuerdan a otras conocidas películas de acción. James Knight (Bruce Willis en una de sus últimas actuaciones) es un antihéroe que cualquier fanático del género reconocerá. Con un comportamiento brusco que aspira a la honradez, no duda en disparar “a los malvados”. Tampoco en correr riesgos incomprensibles para cumplir “su misión” de restablecer el orden y la ley. Además, el cineasta hace una recreación, más o menos desvergonzada, de la clásica Jungla de Cristal. Parte del guion de la película tiene más de un punto en común con el legendario largometraje y no solo porque las protagoniza el mismo actor. Desde un delito gran escala hasta la Navidad como telón de fondo. La trama no disimula sus influencias. Quizás, su mayor problema.
Un mapa de ruta a través de la violencia
Sin duda, los anacronismos de la producción pueden ser un lastre que sobrellevar. Los héroes de Drake son ejércitos de un solo hombre, algo que el cine de acción dejó atrás hace décadas. No obstante, la producción, la segunda de una trilogía que se completará este año con Detective Knight: Independence, tiene una salvaje personalidad. Mucho más, cuando todo el argumento está construido alrededor de la imponente presencia física de Bruce Willis.
Un riesgo, por supuesto, depués de que el intérprete abandonara la actuación por afasia y que las películas de Drake sean su postrero legado. Pero el realizador no utiliza la dolencia del actor como un anzuelo de atención.
En realidad, lo que lleva a cabo es un despliegue de recursos para mostrarlo como una figura mítica. El protaginista de Detective Knight: Redención es la depuración de sus mejores personajes. Al mismo tiempo, una estructura sólida que sostiene la narración incluso en sus momentos más predecibles.
Bruce Willis en Detective Knight: Redención
Drake consigue convertir a Willis en un emblema de fuerza física y espiritual. También, en el centro de una trama sencilla que alcanza sus escenas más interesantes cuando abandona su cualidad de homenaje. Con una reflexión política válida sobre la corrupción policiaca y un buen desarrollo visual que apuesta a lo tenebroso, la producción sorprende.
En especial, por sus pocas ambiciones y consistentes resultados en pantalla. Es evidente que el director australiano apuesta al entretenimiento puro. Pero, a la vez, logra encontrar un equilibrio entre ese punto y una narración de interés.
Con inusual precisión, esta historia sobre un policía dispuesto a ejercer violencia para imponer un tipo de paz precaria encuentra pronto su tono y ritmo. Knight está en la cárcel tras ser acusado de varios crímenes, la mayoría de ellos graves. Detective Knight: Redención es lo suficientemente cínica para dejar claro que sus personajes cometen errores. Más aún, que este policía de Los Ángeles puede ser tan peligroso como el peor de los criminales operando en la ciudad.
Durante el primer tramo, Willis no pronuncia palabra alguna. Drake demuestra que para el relato, lo realmente valioso es analizar al personaje como símbolo. El también guionista dedica entonces largas secuencias a dejar claro que las peleas y el despliegue del poder corporal de Knight lo son todo. Como si se tratara de una versión envejecida de John McClane, Willis otorga sobriedad y solidez a su interpretación.
Lo logra a través de gestos, largas miradas enfurecidas, la sensación de que la furia en su interior es un mecanismo a punto de estallar. No es fácil ser un funcionario de la ley en una cárcel. Pero el habitual tropo acerca del enfrentamiento contra los viejos enemigos se convierte en una reflexión sobre el miedo en Detective Knight: Redención.
Willis pone entonces todo el empeño en demostrar que Knight no tiene razones para temer a nada, porque perdió lo que podía importarle. Drake se esfuerza y sus primeros planos, en apariencia gratuitos, se convierte en un estudio sobre el origen de la fortaleza. Al menos, en una exploración acerca de las reales capacidades de su personaje.
Detective Knight: Redención, la vieja fórmula de las balas, el fuego y los coches
Para su segunda mitad, Detective Knight: Redención toma un sentido un tanto misterioso. La capitana de la policía de Nueva York (Miranda Edwards) pide ayuda a Knight, en un intento de detener una situación incontrolable. Es entonces cuando la premisa atraviesa terreno resbaladizo.
Su parecido con Jungla de Cristal (Duro de matar, Die Hard) se hace inevitable y la comparación es obvia. Quizás, el punto más flojo de la historia sean, justamente, los paralelismos innecesarios y la nostalgia artificial. Drake, que hasta entonces había logrado una mezcla bien pensada entre la acción pura y un elemento más peculiar, pierde el pulso.
Pero, a pesar de eso, Detective Knight: Redención llega a un final que evade los clichés como puede. Willis se esfuerza en crear una encarnación nueva de sus habituales papeles y lo logra. No es su mejor actuación ni está cerca de serlo, pero impresiona la imaginación del actor para hacer uso de su cuerpo como una herramienta elocuente.
En sus últimas secuencias, algo queda claro: esta trilogía incompleta que roza la ultraviolencia es más poderosa de lo que parece. Una buena noticia para su próxima historia y, quizás, las que se añadan después.