Buena parte del tramo más importante del film Emancipación (disponible en Apple TV+) de Antoine Fuqua, dedica tiempo a reconstruir un momento histórico. La cámara del director observa de forma meticulosa como un esclavo muestra sus cicatrices a una cámara.
En pleno siglo XVIII, la fotografía era una novedad, un suceso de feria. Pero en esta ocasión, atravesó el velo de lo histórico. De modo que el director le brinda un aire de suceso extraordinario, irrepetible. Muestra, casi con una cuidadosa precisión quirúrgica, la forma en que se construye la historia.
Gordon (interpretado por un sólido Will Smith), llamado "Peter" para proteger su identidad, sabe que su cuerpo es una prueba. Que cada cicatriz que cruza su espalda, es un hecho que abarca otros tantos. Pero que también, es una historia profunda y dolorosa de una comunidad. La suya, la de un país, las de cientos de hombres en armas que morían a diarios en campo de batalla. Por lo que Fuqua permite que sea ese momento único, que sacudiría la cultura estadounidense, se convirtiera en algo más.
De hecho, buena parte de Emancipación, es una reflexión acerca de los horrores que el ser humano comete contra sí mismo. De esa brutalidad histórica que genocidios y guerras sostienen como demostración de un tipi de maldad realista. Pero alejándose de buena parte de las películas relacionadas con la esclavitud, Fuqua analiza la violencia desde la búsqueda de redención.
Emancipación
Emancipación, es una reflexión acerca de los horrores que el ser humano comete contra sí mismo. De esa brutalidad histórica que genocidios y guerras sostienen como demostración de un tipi de maldad realista. Pero alejándose de buena parte de las películas relacionadas con la esclavitud, Antoine Fuqua analiza la violencia desde la búsqueda de redención. Como la imagen que asombraría y conmovería al mundo, Emancipación es una narración que busca sostener la premisa que el futuro puede reescribirse. Que, de hecho, puede sostenerse e hilvanarse en espacios por completo desconocidos hasta mostrar algo por completo nuevo.
Como la imagen que asombraría y conmovería al mundo, Emancipación es una narración que busca sostener la premisa que el futuro puede reescribirse. Que, de hecho, puede sostenerse e hilvanarse en espacios por completo desconocidos hasta mostrar algo por completo nuevo.
Una historia misteriosa que sostiene un recorrido poderoso
Tanto en el film de Fuqua como en la historia real, la cuestión sobre el testimonio y enfrentar la verdad, es de capital importancia. De hecho, en una de las líneas más poderosas de la película, es evidente que la intención del argumento, es recordar. Dejar claro el motivo por el cual la fotografía de “Peter Azotado” es de profunda importancia al futuro.
A la vez, por qué la película recuerda un hecho casi olvidado en un registro histórico inédito. Ambas películas se reconstruyen y se enlazan para sostener la percepción sobre el bien y el mal. Para Fuqua, la moralidad norteamericana es de considerable importancia. Tanto, que, buena parte de los diálogos están destinados a recordar en retrospectiva por qué la fotografía es un hito histórico. Emancipación se basa en la esclavitud y por supuesto, explora sus dolores.
Un testigo de un hecho temible
Pero no lo hace en la idea general de un suceso mayor. Se concentra en un hombre que padeció los horrores, en la idea inquietante de los cientos de víctimas que jamás llegaron a ser reconocidas. El Gordon de Will Smith es una cuidadosa versión de la conciencia norteamericana. A la vez, de la responsabilidad solitaria que cada hombre y mujer tiene para enfrentar la violencia. “Quiero que todo el mundo sepa qué ocurrió” repite el personaje más de una vez. Lo hace, además, con la sensación poderosa de convertir su propia historia en un testimonio de incalculable valor.
De modo que Emancipación, intenta convertirse en la versión cinematográfica de “Peter azotado”. Del recuerdo inevitable y cada vez más duro, sobre un tipo de perversa percepción sobre la raza capaz de dejar heridas en un país entero. La fotografía construye a un héroe, también permite a Gordon, ser un testigo. Poco a poco y a medida que su historia se relata en asombrosas escenas oscuras e incómodas, es evidente que Fuqua desea que el espectador se haga preguntas.
Que cuestione la naturaleza sobre la bondad y el objetivo de su personaje. Lo logra, al ponerle en el centro de la historia, al sostener lo que espera narrar sobre sus hombros. De la misma que la fotografía de “Peter azotado”, el personaje de Will Smith es un hombre que sabe su historia, tiene el peso de los silencios. Una versión de la brutalidad que nadie abordó hasta entonces. De la pura desesperanza.
Un documento, un film, preguntas sin responder
En 1863, dos fotógrafos hicieron lo inimaginable en una Norteamérica separada por una guerra civil. Tomaron a un sobreviviente a la violencia esclavista y fotografiaron la historia que contaban sus cicatrices. Emancipación toma ese hecho y lo transforma en una grieta en la narrativa estadounidense sobre sus propios pecados. Tal y como el mismo argumento lo deja claro, hasta entonces, había pocos testimonios visuales sobre lo ocurrido en campos de trabajo.
Pero la figura del ex esclavo Gordon, que mostraba en forma inequívoca el maltrato a que fueran sometidos los esclavos, desconcertó al mundo. Emancipación desea que ese desconcierto sea una perpetua mirada al tiempo. Una concepción amplia acerca de la identidad del norteamericano hacia la brutalidad de un legado histórico. Algo que logra con paciencia y un pulso poderoso que la transforma en una película dura, incómoda, pero también en un brillante ejercicio narrativo sobre el dolor.