Elon Musk despierta todo tipo de impresiones. Entre ellas, sin duda, la admiración. Muchas personas desearían ser Elon Musk, un ejecutivo de alto nivel, conocido mundialmente, líder de empresas disruptivas como Tesla o SpaceX y, evidentemente, multimillonario.
Pero ser Elon Musk, en realidad, no es tan bonito como quizá parece desde fuera. Él mismo lo ha expresado en una conferencia adjunta a la cumbre del G20 que tendrá lugar estos días en Bali. "No estoy seguro de cuántas personas realmente quisieran ser yo. Les gustaría ser lo que imaginan ser yo, que no es lo mismo que ser realmente yo. Lo que me torturo a mí mismo es next level, francamente", dijo.
Elon Musk asegura tener muchísimo trabajo por delante ahora que también lidera Twitter. "Desde la mañana hasta la noche, siete días a la semana", explicó en la misma conferencia.
Elon Musk siempre ha tenido jornadas laborales extenuantes (incluso antes de Twitter)
El ejecutivo siempre se ha caracterizado por su devoción al trabajo, llegando a destinar al mismo hasta 120 horas semanales en algunos momentos concretos. "Hubo momentos en los que no abandoné la fábrica (de Tesla) durante tres o cuatro días", dijo en declaraciones a The New York Times.
"Simplemente dormía unas horas, trabajaba, dormía unas horas, trabajaba, los siete días de la semana", dijo en una entrevista con Kara Swisher, a quien le reconoció que algunas de esas jornadas semanales pudieron durar 120 horas. Lo habitual, no obstante, es destinar entre 80 y 90 horas al trabajo, lo cual, según Elon Musk, es "bastante sostenible".
Para poner estas cifras en contexto: las jornadas laborales de Elon Musk son el doble de largas –e incluso el triple en momentos concretos– que las de una persona normal en España (40 horas).
¿Y qué pasa con el sueño? En entrevistas anteriores, Musk ha detallado que destina unas 6 horas a dormir. Por debajo de esa cantidad, aclara, su agudeza mental se ve afectada.
La misma pregunta se podría hacer respecto a sus hijos. ¿Cómo compagina sus labores de padre con jornadas así? En una entrevista con The New York Times, también reconoció que Grimes ha tenido un rol mucho más grande que el suyo.
La antítesis del work-life balance
Elon Musk es una de las personas más influyentes del mundo. Y muchos querrán tener esa vida. Pero ser Elon Musk también conlleva una serie de sacrificios que no todos son conscientes de lo que realmente implica.
Su rutina es la antítesis del work-life balance que tanto se busca en las sociedades modernas. Jornadas laborales infinitas, la cantidad de sueño justa para ser funcional, escaso tiempo con la familia / hijos, una cantidad ínfima de tiempo libre, cargos de gran responsabilidad y presión... Y no se trata de una dinámica acotada en el tiempo, sino de algo constante.
Las jornadas laborales excesivamente prolongadas se asocian a menudo a estrés, depresión e incluso tendencias suicidas, especialmente en personas jóvenes, según algunos estudios. Eso no quiere decir necesariamente que Elon Musk esté experimentando esos fenómenos, pero sí es un hecho que no todo el mundo sería capaz –o, simplemente, estaría dispuesto– a hacer los sacrificios del magnate sudafricano. Y es completamente válido y normal.
Esto no quiere decir que la vida del resto del mundo sea sencilla comparada con la de Elon Musk, ni mucho menos. O que Elon Musk sea el mayor mártir de la historia. Lo que sí es cierto es que, aunque la vida de Musk pueda parecer de ensueño vista desde fuera, la realidad es que, una vez dentro de ella, no todo es tan idílico.