65 días de "penumbra" casi total. Ese es el increíble periodo de tiempo que los habitantes de Utqiaġvik, una pequeña ciudad de Alaska, tendrán que esperar para nuevamente ver la luz del Sol, y todo a causa de una muy duradera noche polar. No es una situación sacada de una libro de fantasía o ciencia ficción, no. Es real y tiene una explicación muy sencilla.
Utqiaġvik, previamente conocida como Barrow y poblada en su mayoría por indígenas iñupiat, se encuentra en la región más alejada del norte de Alaska. Para localizarla en un mapa solo hace falta dirigirse al extremo noroeste del continente americano, lo cual nos da una idea de lo retirada que está del resto de la civilización.
Como podrás imaginar, además, tiene un clima extremadamente frío. Sus temperaturas oscilan entre los -5 °C y -22 °C. Pero no son solo sus bajas temperaturas, también lo prolongado que es el invierno a causa de su localización. Esta última, desde luego, igualmente influye en el tiempo en que la luz del Sol se hace presente.
Es bien sabido que algunos lugares con cercanía al Círculo Polar Ártico y Antártico, en esta época del año, disponen de menos horas de luz solar. ¿Por qué? Porque el eje de inclinación de la Tierra no permite que el Sol se asome lo suficiente en el horizonte, provocando que la oscuridad, algunas veces, permanezca por más de 24 horas. A este curioso fenómeno se le conoce como noche polar.
Evidentemente, la noche polar no es un suceso extraordinario ni mucho menos. Es habitual en los polos y, de hecho, los habitantes de Utqiaġvik ya están acostumbrados a la oscuridad prolongada. Lo único que varía es el tiempo exacto en que la luz del Sol no aparece en la región, pero en el invierno es común que supere los dos meses.
Durante el presente año, entonces, la noche polar en Utqiaġvik inició desde el pasado 18 de noviembre, y se extenderá hasta el 23 de enero del próximo año. Sin embargo, los pobladores no podrán disfrutar mucho tiempo de la iluminación natural, ya que el Sol se volverá a ocultar apenas unas pocas horas después.
Para nosotros en partes del mundo completamente diferentes, la noche polar de Utqiaġvik podría parecernos imposible de sobrellevar. No obstante, como se mencionó anteriormente, ellos ya lo tienen contemplado y se preparan para ello. Por ejemplo, en la cuestión de suministros, desde antes almacenan los alimentos y recursos necesarios para sobrevivir toda la temporada. Este punto es esencial porque, a causa del frío extremo, sería complicado abandonar la ciudad para abastecerse.
¿Cómo es la vida "cotidiana" en una noche polar que dura 65 días? Al principio de la publicación se mencionó que la penumbra es "casi total". Lo que sucede es que, por un corto periodo de tiempo diario, la población de Utqiaġvik alcanza a ver el crepúsculo. Es decir, ese lapso previo a la salida del Sol o después de la puesta del mismo.
Para los 4.500 habitantes de Utqiaġvik, ese breve intervalo es más que suficiente para realizar ciertas actividades que en otra época del año harían durante un día normal.
Aunque resulte difícil de entender, la noche polar en Utqiaġvik tiene algunos beneficios. Por ejemplo, es posible observar un cielo lleno de estrellas brillantes. Siempre y cuando, claro, no haya niebla que obstaculice la visión. "En estas condiciones, con la ausencia de niebla u otras restricciones, se pueden ver las estrellas y los planetas más brillantes, se puede discernir el horizonte y los objetos terrestres y, en muchos casos, no se necesita iluminación artificial," menciona la National Weather Service de Alaska (vía Yahoo! News).
Y si alguno de los iñupiat llega a extrañar demasiado la luz del Sol, tras el invierno les llega una gran compensación. Ya entrado el verano, se suscita un fenómeno totalmente contrario a la noche polar. Nos referimos al "Sol de medianoche", cuando la luz natural es visible por más de 24 horas.