Dentro de tres años, Constantine celebrará los veinte años de su estreno. Lanzada en 2005, con Keanu Reeves como protagonista, fue una de esas exploraciones de la industria del entretenimiento en relación con los cómics durante la década. Con una tecnología que poco a poco permitía más opciones, las historietas servían como un pozo infinito de opciones para crear. Mientras tanto, el actor ya estaba posicionado como uno de los intérpretes más reconocidos del sector.
Aunque Keanu Reeves alternaba proyectos sólidos con rachas en los que sus actuaciones y las producciones en las que participaba eran bastante cuestionables, esa primera entrega de Constantine fue un éxito en taquilla y mostró una versión digna del actor, que ya venía de otros éxitos como Máxima velocidad (1994) y The Matrix (1999). Ese relato volverá a los cines con una secuela.
La noticia fue confirmada por Warner Bros., trayendo de vuelta a Keanu Reeves. Constantine, la secuela, tendrá como guionista a Akiva Goldsman, quien tendrá como compañero de producción a Weed Road Pictures. Aunque en la industria los nombres pueden ir y venir, esta columna vertebral invita a pensar que el proyecto no solo es viable, sino que está en desarrollo. Entonces, es válido preguntarse: ¿tiene sentido?
La secuela de Constantine
El final de la primera entrega de Constantine dejó el personaje en una suerte de estado de paz consigo mismo, su pasado, los hechos presentes y mirando hacia al futuro con un poco de arrogancia y confianza. Lucifer le dio una nueva oportunidad para seguir con vida y el protagonista se alejó de su principal vicio, ese que significó más riesgo que cualquier demonio, el cigarrillo.
Recapitulando, John Constantine, interpretado por Keanu Reeves regresó del infierno luego de haberse suicidado. Esta decisión la tomó al nacer con un don que le permitía reconocer entre ángeles y demonios híbridos que estuvieran en la tierra, a través de una forma humana. Esta habilidad tuvo como contrapartida diversas visiones de las que no podía deshacerse. Esa especie de poder le valió su resurrección para custodiar la frontera entre ambos universos, cielo e infierno. Su trabajo, de forma práctica, consiste en enviar demonios al infierno, para evitar que sigan dando vueltas en el plano real.
Como meta máxima, a través de ese oficio, John Constantine aspira a ganarse el perdón divino y ascender, eventualmente, al cielo. Ese objetivo, que atraviesa al personaje en sus distintas versiones narrativas, podría plantearse en la secuela de Constantine. Aún es pronto para imaginar o interpretar cuestiones a partir de la información que se dispone. Sin embargo, teniendo en cuenta el envejecimiento de Keanu Reeves, podría explorar la historia del personaje muchos años después de lo presentado en 2005.
El cambio de época
A través del Universo Cinematográfico de Marvel (y de algunas producciones del Universo Extendido de DC), la industria del entretenimiento encontró en este tipo de relatos una mina de oro. Se trata de apuestas que, incluso sin llevar una letra de guion escrita, ya cuentan con una base de seguidores amplia a partir de las historietas y otros productos de consumo masivo.
Quizá por eso, hace casi diez años cuando se emitía Constantine, se emitió el primer capítulo de una serie sobre del personaje. El título fue homónimo al de la película y tuvo su último capítulo durante el año 2015. Esta historia fue protagonizada por Matt Ryan. Su cancelación, por parte de NBC, generó críticas dentro de la base de seguidores del personaje. A juzgar por estas reacciones, se infiere que un público cautivo, atento a una nueva posible historia sobre uno de sus personajes preferidos.
En la actualidad, y desde hace varios años, el cine de superhéroes o inspirado en cómics se ha vuelto una de las apuestas más seguras para los estudios involucrados. Esto no los libera de polémicas, pero la tendencia es imparable: el contenido basado en este tipo de historias sigue en aumento, principalmente por el trabajo que se realiza en el Universo Cinematográfico de Marvel. El éxito en taquilla de este tipo de narrativas valida que los relacionados sigan apostando a ella.
Keanu Reeves,
un ícono contemporáneo
Mucho de cuanto se relaciona con Keanu Reeves suele generar comentarios positivos. El actor se encuentra en un punto de carrera en el que el gran público recibe con buenos ojos casi cualquier producto en el que esté relacionado. A esto se suma una noción instalada en la opinión pública: es buen tipo. Sin embargo, su carrera cinematográfica está en un punto extraño e interesante.
Omitiendo cameos en algunas películas más allá de Constantine, las principales producciones en las que Keanu Reeves se ha involucrado en los últimos años son secuelas de historias que fueron exitosas. Dentro de ellas destacan Matrix Resurrecciones y, quizá por sobre cualquier otra, su trabajo en la saga John Wick. De ese universo narrativo se espera una cuarta y una quinta entrega. No es cosa menor: se estima que, en cuanto a relatos de acción, esas películas son un antes y un después dentro del género.
En ese marco llegará la secuela de Constantine. Keanu Reeves vuelve sobre uno de los personajes que ayudó a construir su carrera. Lo hará posicionado, quizá, como una figura que está más allá del bien y del mal en la industria cinematográfica. Puede que esto sea uno de los motores que activan esta nueva producción, además de ser, en teoría, un acierto comercial al revivir una vieja historia junto con uno de los actores más reconocidos en la actualidad. Si a esto se suma que ese relato aún tiene mucho potencial, no parece ser una mala idea.