Tal y como ocurrió en su primer episodio, el final de temporada de La Casa del Dragón, la exitosa serie de HBO Max, incluyó una sangrienta escena que mostró un parto. En esta ocasión, la secuencia siguió el doloroso y traumático intento de Rhaenyra por traer al mundo a su hija, Visenya.
Pero, si bien el alumbramiento de Baelon y la muerte de su madre Aemma fue considerada una escena gratuita, la de Rhaenyra es profundamente simbólica. En especial, porque ocurre mientras Daemon se esfuerza por conseguir apoyos para Rocadragón y busca lograr alianzas ventajosas.
Una analogía que muestra la forma en que será la lucha de Rhaynera por el poder, que también se incluye en el libro Fuego y Sangre. En la obra original de George R.R. Martin, el personaje atraviesa un momento igual de agónico que en su versión para HBO Max.
La Casa del Dragón es la nueva serie del universo de Juego de Tronos
El símbolo del sufrimiento en La Casa del Dragón
Tanto en la adaptación televisiva de La Casa del Dragón, como en la narración en papel, queda claro que el trabajoso parto de Rhaenyra es consecuencia de su sufrimiento emocional. Después de conocer la muerte de su padre y la usurpación que sufrió por parte de los Hightower, la reina siente sus primeras contracciones.
A diferencia del resto de sus partos (cinco en total), el nacimiento de su hija es devastador. En especial, porque, al final, la reina debe sacar el cuerpo del bebé con sus propias manos, solo para comprobar que está muerto. En la dolorosa secuencia puede verse a Rhaenyra sostener a la recién nacida muerta, mientras sus damas la observan a cierta distancia.
Al igual que en el primer episodio, el alumbramiento de una mujer en condiciones críticas envía un mensaje sobre lo que acontecerá en la historia. Aemma Targaryen murió tras un cuestionable procedimiento médico. Ocurrió mientras se celebraba una justa en honor del bebé que intentaba traer al mundo, lo cual metaforizó el reinado de Viserys I. El esperado heredero nació muerto, lo que marcó una serie de hechos inevitables hasta llevar a Rhaenyra a convertirse en heredera en La Casa del Dragón.
Por otro lado, el parto de la reina de Rocadragón mientras se decide la suerte del reino deja claro que la primera lucha por el poder comenzó. Y que, además, la futura guerra civil será violenta, inevitable y acabará con la muerte. George R.R. Martin, que acostumbra a incluir elementos simbólicos en sus novelas, utiliza el parto de Rhaenyra para analizar el sustrato que la rodea. La batalla que vendrá será contra el supuesto derecho natural de Aegon II por arrebatarle su derecho al Trono de Hierro. También, que la muerte acompañará su gesta.
Pero, por si todo el poderoso simbolismo no fuera suficiente, la escena intercala imágenes de Syrax, el dragón de la reina. El trabajo del parto se hace cada vez más agónico y es evidente que no tendrá buen término. Pero Rhaenyra puede ver con claridad a su montura, que sufre con su dolor. También recuerda la sangre de dragón que corre por sus venas. Una analogía de enorme importancia para la guerra a punto de comenzar.
Una lucha sangrienta de puertas adentro
En el primer episodio de La Casa del Dragón, la reina Aemma Targaryen le dice a su hija que el parto es el campo de batalla de las mujeres del reino. Por lo que es evidente que la serie utiliza la analogía para dejar claro que la guerra civil entre los Targaryen es inevitable. Además, que será un suceso desgraciado, imparable y que llevará a la muerte a buena parte de los miembros de la familia.
Date de alta en MAX y tendrás acceso a las mejores series y películas exclusivas como The Wire, Los Soprano o Casa del Dragón. Incluye todo el catálogo de Warner, los clásicos de Cartoon Network, los grandes estrenos y el mejor deporte.
La visión gráfica y violenta del parto es también una forma de demostrar la situación complicada de la reina, que cuenta con pocos apoyos y control sobre la situación que afronta. Como en el libro Fuego y Sangre, el hecho de que Rhaenyra evite su muerte sacando con su mano a la criatura sin vida es una muestra de su decisión de sobrevivir. Más aún, de enfrentar los horrores que esperan por ella años en adelante. En especial, la percepción de su debilidad por ser mujer en el reclamo histórico que llevará a cabo.