El océano Pacífico contiene un sinfín de islas paradisíacas con bellos paisajes y una fauna de lo más variada. Pero si todas las familias tienen su oveja negra, las islas del pacífico también: una isla de basura. Bueno, en realidad no es una isla como tal, pero coloquialmente esta mancha de residuos plásticos se denomina de ese modo, básicamente porque su tamaño lo permite. Se trata de 1,6 millones de kilómetros cuadrados de pura basura. De lejos se observa como una gran mancha en el mar, pero de cerca se observa que se trata de millones y millones de fragmentos de plástico que, según un nuevo estudio, parecen proceder mayoritariamente de solo 5 países. 

El estudio en cuestión, publicado en Scientific Reports y realizado por científicos holandeses, señala también que la mayoría de estos fragmentos no proceden de actividades terrestres. Se habla mucho de que deberíamos modificar nuestros hábitos para minimizar la cantidad de residuos de plástico que llegan al mar. No obstante, los que nosotros generamos desde la tierra parecen quedarse en su mayoría en la playa. Los que llegan a mar abierto son más bien los que se generan con la pesca. Y eso es lo que parece que ocurre con la mayoría de desechos de la isla de basura del pacífico.

Los pescadores procedentes de China, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Taiwán han contribuido al 87% de los fragmentos de plástico de la isla de basura. Esa es su conclusión, pero veamos cómo han llegado hasta ella.

Del idioma al año de origen en la isla de basura del Pacífico

Para la realización de este estudio, sus autores analizaron 573 kg de plásticos duros extraídos de la isla de basura del Pacífico en 2019. Así, vieron que una cuarta parte de esos desechos provenían de artes de pesca perdidas o abandonadas. Eso sí, sin incluir redes ni cuerdas desechadas.

Dichas artes de pesca incluían todo tipo de objetos, desde boyas hasta espaciadores de ostras, pasando por trampas para anguilas y flotadores. La mayoría no tenían números de serie ni nada que ayudase a identificar su origen exacto. No obstante, en los fragmentos de más de 5 centímetros a menudo pueden leerse palabras que den una idea aproximada sobre dónde pudieron fabricarse. Para empezar, puede ser muy orientativo el idioma. Por eso, empezaron por clasificar estos plásticos de la isla de basura con base a ello. El más abundante fue el chino, seguido del japonés, el inglés y el coreano. Como dato curioso, en algunos pudieron detectar también el año. La mayoría eran plásticos procedentes de objetos fabricados en el siglo XXI, aunque encontraron una boya de 1966. Pero esto no ayudaba a identificar su origen. 

Por otro lado, en algunos de estos fragmentos se pudo identificar dónde se fabricaron. Concretamente, pudieron clasificar de este modo los trozos de 232 objetos, de los cuales unos dos tercios se habían fabricado en China o Japón, mientras que un 10% se había fabricado en Corea del Sur, un 6,5% en los Estados Unidos, un 5,6% en Taiwán y un 4,7% en Canadá. Pero no debemos olvidar que el lugar de fabricación no tiene nada que ver con el origen. Por ejemplo, en Europa usamos muchísimos productos fabricados en China o Taiwán. 

Representación de la isla de basura en una presentación de la UNESCO

¿Qué nos dicen los modelos?

Era necesario tener en cuenta algún otro factor y es aquí donde entran en juego los modelos establecidos a partir de las corrientes marinas y la actividad pesquera de los diferentes países.

De este modo, concluyeron que los países que más basura habían aportado a la isla de basura fueron China, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y Taiwán. Lo único que no parecía cuadrar es que, según los modelos, debería haberse encontrado menos escritura japonesa de la que se observó en los trozos de plástico analizados. No obstante, esto también tiene una explicación, ya que el tsunami de 2011 pudo empujar una mayor cantidad de desechos hacia el Pacífico.

¿Por qué se descartan las actividades terrestres?

Los mismos modelos elaborados por estos científicos se usaron también para observar la probabilidad de que los fragmentos de plástico generados en Tierra acabaran en la isla de basura del Pacífico. Así, vieron que es algo poco probable. Lo habitual es que cuando estos llegan al mar queden varados cerca de la playa, pero no lleguen tan lejos como este parche de desechos de plástico.

Por lo tanto, la actividad pesquera juega un serio papel en el crecimiento de esta oveja negra del Pacífico. Aunque se impongan restricciones en Tierra, si no se hace lo propio con los pescadores, la isla de basura seguirá creciendo. Y ya ni siquiera es necesario recordar cuáles son y seguirán siendo las consecuencias para el ecosistema. Desgraciadamente, todos las tenemos bastante claras.