Un grupo de propietarios de coches Tesla en Noruega han iniciado una huelga de hambre hasta que Elon Musk responda y arregle los problemas que están teniendo con sus coches. Parece una medida extrema que responde a que supuestamente la compañía no se hace responsable de fallos graves que están experimentando hace bastante tiempo.

Noruega es el país de más Teslas per cápita del mundo y un mercado importante para la compañía, puesto que suele ser un ejemplo de la viabilidad de que un país pueda adoptar la movilidad eléctrica a nivel general. Pero el modelo de negocio de la compañía en que se encargan del 100% de la cadena de valor de sus productos, incluyendo la reparación posventa de los vehículos, parece que empieza a golpear el nivel de satisfacción general de sus clientes.

Suele ser un mal que aqueja a muchas empresas que están en fases de crecimiento muy rápido. En el caso de Tesla no parece que lo han logrado solucionar del todo después de bastantes meses trabajando en ello.

Entre otros, los propietarios de Tesla noruegos que quejan de problemas incluyendo que estos no arrancan o las puertas no abren en climas muy fríos, ruidos, asientos sueltos, agua de lluvia filtrada en el maletero, problemas con el Autopilot, conexión a internet lenta en el coche, sonidos de "cama vieja" de la suspensión.

Algunos más graves como problemas con el ordenador a bordo que deja de funcionar, ventanas que no se cierran por completo, problemas de carga, reducción de potencia, problemas de oxidación en coches nuevos y una vida máxima de las baterías menor a lo que Tesla asegura.

También hay quejas sobre la resolución no satisfactoria de problemas cuando llevan los vehículos al servicio oficial de Tesla. Promesas incumplidas o largas esperas al teléfono para obtener algún tipo de respuesta por parte de Tesla.

Todos los coches tienen problemas, pero a Tesla lo observamos con lupa

Es obvio que no todos los problemas afectan a todos los propietarios. Es evidente que cualquier producto que se produce en masa, a grandes niveles, como un coche, puede llegar a tener problemas de fabricación tras la entrega. Tesla se encuentra constantemente en la mira por ser la punta de lanza en la transición hacia la movilidad eléctrica. Es, por lo tanto, inevitable que cualquier fallo, por grande o pequeño que parezca, llame mucho más la atención que otras marcas.

Pero una huelga de hambre es cosa seria. Una huelga de hambre por propietarios noruegos, aún más, porque es de los primeros países que adoptó de lleno la movilidad eléctrica. Por lo tanto, este puede ser un signo de problemas más grandes que podrían llegar a presentarse más adelante en otros países.

Tampoco podemos ignorar que el número de quejas de la calidad de Tesla se ha incrementado en el último año. Problemas con las puertas —que no terminan de cerrar— en un Tesla Model S Plaid que tiene un precio de 120.000 dólares. Fotos de volantes desgastados con apenas 20.000 kilómetros de recorrido empiezan a ser cada vez más frecuentes. Y eso no tiene justificación alguna.

Tesla no tiene departamento de relaciones públicas, por lo que una respuesta oficial de la compañía a la huelga de hambre solamente puede venir por parte de Elon Musk, el único portavoz de la compañía. El CEO es bastante activo en Twitter y podría tomar nota de la protesta. Pero de ahí a que lo resuelvan, y que realmente se tomen las medidas necesarias para mitigar este infierno de reputación, es otro tema.

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