Que los memes son una de las mejores cosas que nos ha dejado Internet, es un dato que nadie niega. Pero, ¿se puede considerar a esta suerte de chistes digitales un patrimonio cultural? Es más, ¿uno que haya que preservar para las futuras generaciones? La Biblioteca Nacional cree que sí, y lleva desde 2009 recopilando los mejores memes de Internet como patrimonio documental. Y la verdad es que tienen un gran trabajo por delante.

Cuando hay algún acontecimiento importante, o un político hace tal o cual declaración, el mundo de los memes desata sus mejores apuestas. Sorprende la velocidad con la que el ingenio de muchos da rienda suelta a la creatividad. Para la Biblioteca Nacional, en su afán por recolectar los memes, esta es la apuesta. Otro tipo de mirada a los grandes acontecimientos de la historia.

Ya lo contaba Mar Pérez Morillo en una entrevista a elDiario.es. El trabajo, que empezó como algo accidental tras llevar las redes sociales de la Biblioteca Nacional, se convirtió en tarea y obsesión al poco tiempo. También en un problema. Por un lado, Internet es un mundo volátil. Las webs cierran, otras abren, otras se pierden. ¿Cómo evitar la pérdida de esos memes de una forma permanente? Por otro lado, los recursos para rastrear y almacenar de la Biblioteca Nacional eran más bien limitados.

La Institución contactó entonces con Internet Archive, dedicada al archivo de la web y propietaria de una de las primeras colecciones digitales del mundo. Después, la Biblioteca Nacional creó un sistema propio con un equipo de "guardianes del meme". Usando el NetarchiveSuite, el mismo que usan Francia, Austria o Suecia, desde 2014 llevan guardando lo mejor que ha dado la red en estos últimos 8 años. Ahora, esta práctica también se sigue en Estados Unidos. El meme es cosa de todos.

¿Todos los memes merecen pasar a la historia?

memes en la biblioteca nacional

Por supuesto, no todos. También sería una tarea imposible. Unos por irrelevantes y otros porque simplemente pasan desapercibidos. Desde la Biblioteca Nacional son conscientes de que no pueden guardar todo lo que ocurre en Internet. Con todo, una parte se hace de forma automática rastreando dominios y otra de forma manual. Y todo parte de una configuración básica: peso de los dominios, profundidad o frecuencia de rastreo. Después se divide por temas, acontecimientos -este es bastante recurrente- o regiones -en España también muy habitual-. Sin ningún criterio de conservación previo que pueda asemejarse al de los libros o documentos, el objetivo del equipo de conservación es que el material preservado sea lo más amplio y plural posible.

Así que sí, los memes de Pedro Sánchez, Rajoy, Pablo Iglesias o Casado están en el listado. Seguramente el antológico "huele a leche" de Albert Rivera. Julio Iglesias, probablemente el padre del meme y el del "Novio distraído" que ha sido cuna de millones de variedades. El Risitas que trascendió fronteras y en, al menos en Francia, toda una institución. Y últimos acontecimientos, aquellos que nacieron con Filomena o las recurrentes olas de calor, por supuesto, los que ha dejado una pandemia en la que el humor en Internet era la mejor forma de pasar el confinamiento. Cualquiera es susceptible de formar parte de la lista.

Y la realidad es que, aunque los meses sean fuente de burla, son una pura manifestación social de las nuevas generaciones que crecieron en internet. Una forma de expresión que ha ido evolucionando con los años hasta encontrar su lugar en la red. Si la Revolución Francesa tenía el panfleto cómico –con meme propio de "que coman pasteles"–, ahora está Julio Iglesias y su "¡Y lo sabes!". Y es algo que tienen muy claro en la Biblioteca Nacional. Son formas diferentes de leer la cultura y su manifestación sobre acontecimientos concretos que, en algunos años, serán motivo de estudio.

Un fenómeno que, además, ha trascendido la cuestión generacional. Si bien sus creadores -entre los que hay algunos que ya viven como artistas profesionales del meme- pueden pertenecer a un nicho concreto, aquellos que propagan la palabra no responden a edad ni sexo. Whatsapp y las redes sociales han contribuido a que cualquiera pueda ser altavoz de cientos de memes. Un sinónimo de la horizontalidad del fenómeno en la actualidad que, incluso, se ha encontrado con un dato curioso: el uso de referentes, muchos de la vieja escuela -gracias por todo Julio Iglesias-, que apelan a la nostalgia colectiva.

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