El verano es una época maravillosa por las vacaciones, los viajes, la playa, la piscina o los aperitivos en las terrazas. Sin embargo, también tiene sus partes malas, representadas por el calor, los mosquitos, las picaduras de medusa o las quemaduras solares. Por eso, para poder disfrutar de lo primero, pero sin sentirnos torturados por lo segundo, no está de más seguir algunos consejos.

Además, esta es también una época perfecta para aprovechar el tiempo libre en aprender cosas nuevas. Por ejemplo, las que se relacionan precisamente con el periodo estival. Esto y mucho más es lo que contamos en esta veraniega recopilación. 

CÓMO DORMIR MEJOR EN VERANO

Según un estudio publicado en 2022, para 2099 el ascenso de las temperaturas nos habrá robado entre 50 y 55 horas de sueño anual por persona. No es para menos, ya que el calor puede hacer que conciliar el sueño sea todo un reto. El truco principal suele ser tirar de ventilador o aire acondicionado, pero no es la mejor opción. En primer lugar, por temas de salud, porque se pueden resecar las mucosas. Pero también por motivos económicos, como es lógico. 

Ahora bien, para dormir bien en verano primero tenemos que saber cómo mejorar la calidad de nuestro sueño en cualquier momento del año. Si no conseguimos caer en los brazos de Morfeo en febrero, lo haremos aún peor en agosto, con 30 grados a las 11 de la noche.

Se deben cuidar muchos factores, desde la ropa de cama que utilizamos, hasta lo que comemos o los hábitos que tenemos justo antes de irnos a dormir. Por supuesto, también es muy importante cuidar la luz que utilizamos. Nos venden que la luz azul es muy peligrosa para los ojos y la piel, pero en realidad, lo único que está sobradamente demostrado que nos afecta es el sueño.

Todo esto es fundamental, como también lo es seleccionar la hora y el momento en el que hacemos ejercicio. Porque el deporte es beneficioso a muchísimos niveles y, por supuesto, la calidad del sueño también está entre ellos. Incluso en verano. 


LOS MISTERIOS DEL SOL Y LA CREMA

Vale, sí, todos tenemos asumida la importancia de usar protección solar. ¿Pero la usamos correctamente? Muchos estudios apuntan a que no lo hacemos. Para empezar, si vamos regularmente a la playa y al final del verano estamos utilizando el mismo bote de protección solar, significa que algo estamos haciendo mal.

Pero no solo es relevante la cantidad de protección. También es necesario saber cuándo debemos reponerla, durante cuánto tiempo como mucho podemos usarla y, sobre todo, conocer esas zonas que siempre se nos olvidan; pero que, en realidad, también se queman.

Y como para recordar algo no hay nada mejor que entenderlo, no podemos dejar a un lado la posibilidad de conocer datos tan necesarios como cuál es el peligro de quemarse, por qué nos ponemos morenos o cómo funcionan esas cremas tan necesarias para prevenir las quemaduras, el envejecimiento de la piel e incluso el cáncer. 


LOS MISTERIOS DE LA PLAYA

Día de playa. Coges la nevera, la sombrilla, las hamacas, la toalla y partes cargado de cosas rumbo a la arena. Una vez que te instalas, te das el primer baño, tomas un rato el sol y, solo entonces, decides sacar la comida que llevabas contigo. Si no has seleccionado bien lo que comes y, sobre todo, no los has transportado adecuadamente, puede que lo que se presentaba como un día estupendo se convierta en algo mucho peor.

No debemos olvidar la seguridad alimentaria cuando viajamos a la playa. Como tampoco debemos dejarnos llevar por algunos de los mitos sobre este lugar. Por ejemplo, ¿has oído eso de que el agua del mar lo cura todo? Pues no te lo tomes al pie de la letra. 


MOSQUITOS Y OTRAS PICADURAS

Los mosquitos son uno de los grandes incordios del verano. Podríamos soportar su compañía si no fuese porque sus hembras se empeñan en picarnos sin compasión. Pero las suyas no son las únicas picaduras con las que nos topamos en época estival. Una visita a la playa puede propiciar también algún encuentro desagradable con una medusa. ¿Qué debemos hacer en esa situación? Ten cuidado con los mitos y quédate solo con los consejos con evidencia científica. 

CURIOSIDADES VERANIEGAS

Cuando éramos pequeños, a menudo aprovechábamos el verano para rellenar esos famosos libros de vacaciones que se anunciaban en televisión con una canción de lo más pegadiza. Como adultos no hacemos deberes, pero sí aprovechamos para leer o incluso para hacer algún curso que no hemos podido completar durante el resto del año. Y también es un momento idóneo para aprender curiosidades.

Sobre todo, curiosidades sobre cosas que nos pasan durante esta época. Todos hemos experimentado alguna vez eso de sufrir un fuerte dolor de cabeza al beber con ansia un granizado. O nos hemos preguntado cómo entonan las chicharras su pintoresca canción. La clave, como siempre, la tiene la ciencia. 

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