La palabra “humillación” se repite muchas veces en El hombre más odiado de internet, el documental en tres partes de Netflix. La pronuncian las víctimas que, de hecho, son el foco de la narración y que cuentan el escalofriante trayecto hacia la justicia que debieron soportar. Pero también, las autoridades que les ayudaron a lograrla, los parientes que les apoyaron y los especialistas que analizan un nuevo tipo de violencia.
El documental de Netflix narra un nuevo tipo de violencia. También muestra la percepción sobre los espacios en blanco — legales y sociales — que permiten su existencia. Y aunque es más ambicioso que efectivo, sin duda se trata de un alegato potente contra un tipo de maltrato y abuso que todavía resulta confuso.
¿Dónde comienza y termina el derecho a la privacidad en la actualidad? ¿Cuál es el límite entre la democratización de medios y una versión sobre lo íntimo en un mundo que tiende a la sobreexposición? El hombre más odiado de internet se cuestiona todo lo anterior a través de la figura de Hunter Moore, creador de la web de porno de venganza más famosa: IsSomeoneUp.
El hombre más odiado de internet
En 2010, Hunter Moore se convirtió en el rostro más visible del abuso, el acoso y la violencia en Internet. El creador de la web IsSomeoneUp, que alojaba y difundía porno de venganza, se erigió en un turbio símbolo de una nueva forma de maltrato. La miniserie de tres episodios de Netflix muestran la lucha contra lo que la cultura de la violencia que Moore representa. También, la forma en cómo el mundo virtual puede convertirse en un terreno aterrador e inexplorado. Una versión inquietante y cruda sobre la virtualidad como terreno peligroso.
El hombre más odiado de internet, es una historia de horror
Lo que comenzó como un espacio acerca de bandas y música alternativa, se convirtió en el ideal para el porno de venganza. Al principio, se trató de esporádicas publicaciones. Pero, de pronto, IsSomeoneUp era algo más una página de internet. Era el lugar idóneo para avergonzar, humillar, menospreciar e incluso, someter a un tipo selectivo de abuso a cientos de millones de víctimas.
Por si eso no fuera suficiente, se transformó en cuestión de meses en una referencia para la publicación de contenido privado con fines denigrantes e intimidatorios. Una forma de retaliación y venganza directa que, además, se amparaba en el anonimato y la incapacidad legal para demostrar un delito semejante.
Todo, mientras Hunter Moore, la cabeza visible, hacía gala de su impunidad y también, de la convicción de que jamás sufriría castigo alguno. De hecho, uno de los puntos que pone en relieve El hombre más odiado de internet es la forma en cómo Moore se regodeó en su poder para ejercer control y violencia contra sus víctimas. Una circunstancia que se extendió a varias dimensiones de maltrato, todas ellas gravísimas.
Los horrores de un mundo sin reglas
El hombre más odiado de internet cuenta cómo una página web se convirtió en el medio idóneo para la invasión a lo íntimo. También, la manera en cómo la virtualidad desnaturalizó su objetivo de hipervinculación para convertirse en una amenaza. Aún más preocupante, cómo el mundo virtual avanza a mayor rapidez que el entramado legal.
Una percepción que el primer capítulo analiza a profundidad. También deja claro que el espacio online todavía es terreno desconocido y lleno de inconsistencias. Como bien descubrió Kayla Laws al encontrar una de sus fotografías privadas como parte de la extensa colección de IsSomeoneUp.
Para Kayla se trató de una sorpresa aterradora, como bien cuenta en El hombre más odiado de internet. La víctima jamás compartió la imagen en lugar alguno y solo la envió a su correo personal. Lo que demostró que Moore hacía algo más que gestionar una página web. También estaba involucrado en actividades fraudulentas de pirateo informático y hackeo de recursos personales. Laws comenzó una investigación solitaria que le llevaría a descubrir que no era la única víctima de situaciones semejantes. A la vez, que Hunter Moore había construido una red de violencia tan amplia y compleja como para resultar monstruosa.
Un delito invisible de El hombre más odiadio de internet
No solo por su ingente colección de fotografías privadas, compartidas y viralizadas sin traba alguna. También porque en la página podía encontrarse, a menudo, un rastro virtual de las víctimas que les convertía en objeto de persecución. Desde perfiles de redes sociales, hasta direcciones reales.
IsSomeoneUp acumulaba material sensible y peligroso que convertía a las víctimas en centro de un tipo de agresión a gran escala. Una que se hacía cada vez más peligrosa, complicada y dolorosa en cada ocasión en que se comprobaba que Moore era imposible de imputar. O al menos que había un vacío legal lo suficientemente amplio para favorecerle. Eso hasta que Kayla y su madre Charlotte decidieron enfrentar a la amenaza en su propio terreno. Precisamente lo que narran en El hombre más odiado de internet.
Una batalla en internet, en las cortes y al final, un triunfo total
El hombre más odiado de internet es algo más que un recorrido cuidadoso acerca del peligro real del abuso de los recursos del mundo virtual. También es el reconocimiento del poder de las víctimas. El documental deja claro que la mayor parte de lo que mostrará es una versión ficcional de un hecho mayor, pero celebra la lucha contra la violencia. En especial, al profundizar la forma en que Kayla y Charlotte Laws batallaron contra el aparente poder total de Moore.
Uno de los puntos que más sorprende El hombre más odiado de internet es la idea puntual de que hay un rasgo de heroísmo en la actuación de madre e hija. No obstante, a la vez, explora la percepción de cómo en realidad el trabajo conjunto de víctimas y sus familiares, logró el éxito. Para cuando el FBI intervino en lo que era un conjunto de delitos contra la identidad y la integridad, el cúmulo de pruebas obtenidas era abrumador. Se trató de un trabajo en ocasiones desalentador, gigantesco y que soportó la presión de las constantes amenazas de Moore. Además del grupo de seguidores agresivos y a menudo fanático que rodeaba al agresor.
En algunos puntos, El hombre más odiado de internet analiza las implicaciones de la convicción de la necesidad de la justicia. También, la necesidad de examinar y comprender la raíz de un tipo de amenaza que necesita desmenuzarse en su raíz. Para su último capítulo, y después que Moore fuera condenado por un tiempo irrisorio, el documental se formula en silencio una pregunta. ¿Cómo detener situaciones semejantes si internet parece el lugar propicio para permitirlo? Un pensamiento escalofriante que sin duda es la lección más incómoda que deja a su paso El hombre más odiado de internet.