La sexta temporada de Peaky Blinders está punto de estrenarse en Netflix en algunos países para cerrar con éxito un deslumbrante recorrido de seis años. Convertida en una producción de culto, es uno de los programas que supo versionar con mayor elegancia el cine violento. También dotarlo de una identidad y sofisticada estética que marcó un hito en la multipantalla. Desde su versión ambigua y desconcertante sobre el mal moderno hasta su curioso subtexto sobrenatural. La serie convirtió el recorrido a través de la historia de la familia Shelby, en una mirada al lado oscuro de una cultura y una época. 

Pero más que eso, Peaky Blinders revitalizó el género del cine basado en crímenes, violencia descarnada y la concepción sobre la oscuridad de los hombres. Con un guion hábil, bien concebido y sostenido en la posibilidad del miedo, Peaky Blinders se alejó de clichés para crear algo novedoso. A diferencia de otras tantas premisas parecidas, los personajes de la serie de Netflix no buscaban redención. Tampoco convertir su ambición en un hecho trágico. En la serie de Knight, la codicia cobra el sentido de lo irredimible de la concepción de lo inevitable y, al final, lo temible. Todo bajo un apartado cinematográfico de alto calibre y una cuidada estética que se convirtió en el sello más reconocible del programa.

También, por supuesto, se trata de una larga herencia en el mundo del cine. Peaky Blinders es la heredera de un largo trayecto del cine que intenta mostrar la oscuridad de la cultura y la sociedad. Hacerlo a través de códigos propios y una mirada consciente sobre el crimen y la connotación de lo temible. Te dejamos una lista de diez películas, que sin dudas fueron los antecedentes más evidentes al estilo y a la temática de la serie de Steven Knight. Una mirada elaborada y sustanciosa al miedo, al condición de la crueldad y al final, el hombre como centro motor de todo sentido del bien y el mal. 

Bonnie y Clyde

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Bonnie Parker (Faye Dunaway) y Clyde Barrow (Warren Beatty) son dos asaltantes que recorren Norteamérica llevando el terror allí a donde van. El director Arthur Penn tomó la historia real de los criminales más conocidos de la historia estadounidense, para crear una brillante versión de la violencia. Pero más que eso, Bonnie y Clyde es una retorcida mirada a la condición de la brutalidad, el miedo y lo temible. Se trata además, de una de las primeras películas que utilizó la idea sobre el caos para cimentar la idea del crimen. 

Clyde es un criminal de poca monta en mitad de la gran Depresión de la década de los ’30. Por su parte, Bonnie es una chica aburrida que cree que el crimen — o la cuestión de la transgresión — podrá rescatarla del tedio. Juntos, emprenden una travesía en apariencia divertida, frenética y cada vez más siniestra a través de un país roto. Poco a poco, la noción sobre la brutalidad despiadada se hace más evidente. La pareja de criminales, se aleja de la anécdota para convertirse en una verdadera amenaza. Un tránsito que convierte a la película en una inteligente obra maquiavélica y mordaz. 

Con su final pesimista y su condición de film fundacional del género violento, Bonnie y Clyde envejece con dignidad. Todavía tiene una mirada sobre el crimen sofisticada y en especial, una dinámica interior oscura que sorprende. Ambas características que Peaky Blinders hereda en forma y fondo. 

El Padrino

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La obra de arte de lo cinematográfico relacionado con la violencia es también parte de la historia del cine, y quizá uno de los pilares de cualquier contenido relacionado con la mafia. También de Peaky Blinders. Francis Ford Coppola tomó el libro de Mario Puzo y lo convirtió en una épica que atraviesa la historia de tres generaciones en dos continentes distintos. Pero sobre todo, cambió la percepción de la mafia, como un estereotipo sin más del crimen, por un concepto profundo, elaborado y retorcido. 

La familia Corleone no sólo es poderosa. Es el símbolo de los intrincados vínculos que unen la influencia con los lazos emocionales. Más allá de eso, es un imperio del mal que se cimenta sobre la lealtad, el silencio y la fuerza bruta. Entre ambas cosas, Vito Corleone (Marlon Brando), intenta legar a sus hijos un Imperio a la sombra que representa lo más corrompido de su época. 

La hazaña argumental de convertir la historia en un símbolo sobre la maldad, la codicia y la estrategia basada en la destrucción del enemigo, rindió frutos. La película original se convirtió en trilogía y demostró su profundidad al volverse icónica con el paso de las décadas. Con cincuenta años de estrenada, continúa siendo el centro de un tipo de cine siniestro, elegante y pulcro que todavía sorprende por su elocuencia. 


El viento que agita la cebada

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Antes de encarnar a Tommy Shelby, Cillian Murphy ya tenía predilección por la violencia y los escenarios callejeros. En el 2006 de la mano del director Ken Loach protagonizó esta curiosa película irlandesa que podría considerarse el antecedente inmediato de Peaky Blinders. Y aunque no está relacionada directamente con el mundo del crimen, sí lo está con la primera guerra mundial, sus horrores y consecuencias.

De hecho, la película cuenta lo que Peaky Blinders no hace: cómo fue la vida para los irlandeses durante un período cruento de su historia. El film muestra los horrores de Guerra de Independencia Irlandesa (ocurrida entre 1919–1921) y la Guerra Civil irlandesa (1922–1923). Se trata de quizás del período histórico más convulsionado del país, que además, repercutió en las calles y el comportamiento general. El viento que agita la cebada no solo muestra la forma en que la violencia corrompió la noción del bien y el mal de una generación. A la vez, la transformación de los más jóvenes en adultos dispuestos a cualquier cosa por sobrevivir.

Si Peaky Blinders mostró las heridas de la guerra, la película de Loach mostró el tránsito hacia la perversión de la idea sobre la moral y la justicia. Una concepción de profundo interés que la serie de Knight explora como contexto. 


Public Enemies

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Hubo una época en la que los criminales más connotados movían los hilos del poder en norteamérica. El libro Public Enemies: America’s Greatest Crime Wave and the Birth of the FBI, 1933–34 de Bryan Burrough, la retrata. Y el film Public Enemies de Michael Mann, profundiza en la condición del crimen en medio de cambios políticos y económicos. Se trata de un argumento tramposo en el que el bien y el mal se transforman en un terreno resbaladizo. También, una instantánea suntuosa sobre la década de los ’30, asolada por la depresión económica y el pesimismo en las calles. Un aire que recuerda a Peaky Blinders.

Hubo una época en la que los criminales más connotados movían los hilos del poder en norteamérica. El libro Public Enemies: America’s Greatest Crime Wave and the Birth of the FBI, 1933–34 de Bryan Burrough, la retrata. Y el film Public Enemies de Michael Mann, profundiza en la condición del crimen en medio de cambios políticos y económicos. Se trata de un argumento tramposo en el que el bien y el mal se transforman en un terreno resbaladizo. También, una instantánea suntuosa sobre la década de los ’30, asolada por la depresión económica y el pesimismo en las calles. Un aire que recuerda a

El guion analiza el convulso período histórico a través de la mirada del agente del FBI Melvin Purvis, encarnado por Christian Bale. Obsesionado con atrapar a Dillinger (Johnny Depp), Baby Face Nelson (Stephen Graham) y Pretty Boy Floyd (Channing Tatum), se convierte en un símbolo moral. Pero también, en un recorrido por el bien y el mal convertidos en formas de comprender al crimen como elemento orgánico de una sociedad rota. Con el transcurrir del argumento, Purvis se convierte en centro esencial del recorrido de la ley estadounidense y su purga contra la corrupción.

Al final, la película pierde tono en beneficio de espectaculares escenas de acción. Pero aún así, Michael Mann logra que sus personajes tengan la suficiente consistencia para narrar la historia secreta del país a cuatro voces. Un logro que culmina con uno de los cierres argumentales más sólidos en películas semejantes de los últimos años. 

American Gangster

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Este Neo-noir norteamericano de Ridley Scott tiene el mismo sentido de lo extraño y lo sofisticado de la violencia de Peaky Blinders. Eso a pesar que sucede en épocas distintas y que la Harlem que retrata el film tiene una identidad muy definida. Pero tanto American Gangster como Peaky Blinders analizan a la mafia como una organización nuclear y orgánica, sostenida sobre la noción de la lealtad.

Pero la premisa, lleva a lugares distintos la idea sobre la confrontación de la idea de lo legal. Mucho más, cuando la convierte en símbolo de los subterfugios que convierten al crimen organizado en una criatura imparable. Por otro lado, Scott dedica tiempo y talento en mostrar a la calle convertida en escenario turbio. La Harlem que emerge entre las sombras es un bosque grotesco de disparos y de construcciones desplomadas por la carcoma. También una conexión con el pasado y presente de la Nueva York que emerge al contexto, como una oscuridad esquemática y definitiva. 

Para su segundo tramo, la película se convierte en una percepción profunda acerca de los dolores morales matizados por el deber. Y aunque el final termina por decepcionar por predecible, la película conserva su extraña percepción sobre la moral escindida. Una lección que Peaky Blinders llevó a un nuevo nivel. 

El Irlandés

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Una de las películas más controvertidas de Martin Scorsese es también un recorrido electrizante y poco usual a través del mundo de la mafia. Basada en el libro I Heard You Paint Houses de Charles Brandt, profundiza en la brutalidad y la violencia callejera. Pero también hace algo más: muestra la decadencia de la mafia y la lenta caída en desgracia de sus figuras emblemáticas. Lo hace a través de un tono comedido, inteligente y casi siniestro, que evade los lugares comunes para crear una pieza de arte tenebroso.

El Irlandés no es una película sencilla ni pretende serlo. Con sus tres horas de duración y el recorrido a través del sustrato criminal en la voz de Frank Sheeran (Robert De Niro), es apoteósica y abrumadora. También es inteligente, formalmente brillante y sin duda, el resumen de todas las obsesiones de Scorsese. Como si eso no fuera suficiente, es una metáfora involuntaria sobre el paso del tiempo, la percepción del mal espiritual y la caída en la oscuridad. 

Todo en el reflejo de personajes perfectibles y llenos de matices. Desde el Russell Bufalino (Joe Pesci) hasta el sindicalista Jimmy Hoffa (Al Pacino). La película atraviesa todos los lugares de lo moral para el final, reflexionar sobre la pérdida a través del horror. Una de las grandes películas sobre las tinieblas del hombre y sus decisiones de la década. 

Los Intocables

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Eliot Ness (Kevin Costner) es un agente federal incorruptible en medio de una Chicago convertida en escenario de violencia pura. No solo debe enfrentarse a un Capone (Robert De Niro), con el poder total y tentáculos de corrupción a todo nivel. También, al miedo de los cuerpos de policía, incapaces de enfrentar criminales brutales que perdieron el respeto en su investidura. Pero Ness está decidido a cambiar la partida y recluta a un grupo de agentes que le ayudarán a imponer la ley con todas las armas a su disposición. 

Brian de Palma, crea una alegoría a la pérdida de la Gracia en una de sus películas más inteligentes, profundas y equilibradas. Con referencias a docenas de películas históricas (incluyendo la brillante reinvención a El acorazado de Potemkin) y una puesta en escena impecable, el film tiene un brillo oscuro. 

En especial, cuando enlaza la historia central sobre la redención de una ciudad con la de cada uno de sus personajes. Como si eso no fuera suficiente, el elenco incluye a un magnifico Sean Connery que encarna al símbolo del bien Jim Malone. La actuación sostiene a la película en toda su plenitud cruel y de hecho, le valió un Oscar al mejor actor de reparto. Y una posición de honor en esta lista con aromas de Peaky Blinders.

Sin ley

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Tom Hardy parece disfrutar de los papeles relacionados con el mundo de la mafia. Y su actuación en Sin ley de John Hillcoat es inmejorable. Basada en la novela The Wettest County in the World de Matt Bondurant es una historia que explora lo moral desde lo controvertido. ¿Cuándo obedecer la ley? ¿Por qué obedecerla? Los Hermanos Bondurant se hacen las preguntas con frecuencia, mientras producen y venden alcohol ilegal en Franklin (Virginia) durante el año 1931.

Pero más que eso, la película analiza la condición de la transgresión como esencial para comprender el comportamiento humano. O al menos, el de Forrest (Tom Hardy), Howard (Jason Clarke), y Jack Bondurant (Shia LaBeouf). Los hermanos son a la vez, una protovisión de la mafia y una concepción sobre lo ilegal, relacionado con la necesidad de libertad y evasión. Y aunque al final el film no resuelve todos sus dilemas, si logra apuntar hacia algo más profundo. La versión sobre la sociedad en pugna con sus límites y sus espacios más tenebrosos. 

Uno de los nuestros

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Henry Hill (Ray Liotta) sueña con ser parte del mundo de la familia. Y lo hace desde niño, pero cuando su máxima aspiración se hace realidad, encuentra que el brillo oscuro de la violencia le puede destruir. Y de hecho, lo hace. El film está basado en el libro Wiseguy de Nicholas Pileggi, a través de los grises de una subcultura basada en la violencia. 

También en los pliegues de la noción sobre el crimen como un punto aspiracional. El resultado es la película más brillante, perturbadora y dura de Martin Scorsese. A la vez, una reflexión sobre el mal en estado puro y la versión más actual sobre una corrupción siniestra intelectual. 

Uno de los nuestros llegó a la categoría de mito de la cultura popular y una de las grandes películas del cine. Pero también, es una transgresora versión sobre la tensión de las calles convertidas en escenario del mal de los hombres. Un lugar en el que coincide con Peaky Blinders. 

Gangs Of New York

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Para Martin Scorsese el crimen es un espacio para meditar sobre el comportamiento humano. Y en su película más ambiciosa acerca del tema, Nueva York se convierte en un estrato inquietante acerca de la violencia y la lucha por el poder callejero. Basado en el libro The Gangs of New York (1928) de Herbert Asbury, el film convierte a la confrontación en un medio para obtener la libertad.

A la vez refunda el sentido de la banda, el criminal y la violencia hasta llevarlos a la alegoría de símbolos. Con la ciudad convertida en un campo de batalla y sus personajes en metáforas de la crueldad y el desarraigo, la película alcanza estatura épica. ¿Un dato curioso? La producción marcó el comienzo de la provechosa colaboración de Scorsese con Leonardo Dicaprio que ha hecho historia en el cine. 

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