Kamala (Iman Vellani) quiere respuestas. O más bien, las necesita. Luego de mostrar — o no — , su potencial, la heroína más joven de Jersey City, comienza un recorrido hacia su historia. La suya, la de su familia y la del poder que lleva a cuestas en el extraño brazalete que heredó de su bisabuela. En Ms. Marvel, de Disney+, llegó el momento de las respuestas. También, el que permita a la serie explorar en su universo, su acento étnico y su inteligente manera de analizar el sentido de superheroico. Todo, en medio de un doloroso flashback sobre una pérdida, una boda y la investigación de un posible enemigo oculto. 

Quizás se deba a su ambición, pero el tercer episodio de Ms. Marvel no puede abarcar todo lo que propone. O en todo caso, lo hace a medias, sin el brillo y la brillante vivacidad de sus dos capítulos anteriores. Hasta ahora, la gran apuesta de Marvel con el personaje fue explorar el mundo de la jovencísima superheroína en formación desde un brillo fulgurante. Pero para su nuevo episodio, la serie se hace más lenta, menos festiva y más introspectiva. El cambio le sienta bien a medias, se sostiene sobre un discurso rápido pero menos efectivo que antes. 

Hasta ahora, Ms. Marvel es un compendio de energía y parece perder un poco de ella, mientras profundiza en los poderes de Kamala y su origen. La superheroína finalmente encuentra a sus iguales — o los que cree podrían serlo — y el argumento ensambla con cuidado la idea del origen. Y lo recorre, a través de una narración oral, con la sensación que hay más secretos que guardar. No solo en la búsqueda de Kamala de un motivo por el cual, el poder le pertenece y en que tanto puede influir eso, para mostrar su tránsito hacia lo heroico. Pero Kamala, después de todo, apenas tiene dieciséis años. Y la experiencia de criaturas más antiguas le sobrepasa, le excede y al final, la envuelve en una serie de media verdades. 

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Marvel Studios | Disney+

Ms. Marvel juega con su argumento con un pulso preciso. En especial, cuando la serie requiere, ahora sí, abandonar el terreno de los chistes y el breve período de desconcierto, para avanzar hacia sus misterios. Lo logra, por poco, y únicamente en las secuencias finales del capítulo, la serie recupera su ritmo entusiasta y vibrante. Pero es notorio, que hay dos espacios en esta narración que tiene por centro a una jovencísima heroína confundida y ahora, en peligro. Uno de ellos, el portento que sostiene como una herencia en su muñeca. Y por el otro, la versión más elaborada y compleja que Marvel construye a su alrededor. 

Ms. Marvel en busca de un motivo y de un lugar 

Para la revelación de la historia de origen de su heroína, Ms. Marvel compone un encuentro providencial, también una breve explicación complicada y poco creíble. Por supuesto, la serie basa su efectividad en mantener la visión desde la perspectiva de Kamala y eso incluye, una buena dosis de ingenuidad. Pero en esta ocasión, el truco resulta insuficiente en medio de la irrupción de agentes del gobierno y también, criaturas inter dimensionales. Perdida la condición de llaneza cotidiana de los primeros episodios, el programa debe brindar un viraje cuidadoso a su argumento. En especial, analizar la percepción acerca de la nueva información en contexto. 

No lo logra o al menos, no del todo. El argumento decide brindar a Kamala una historia central que resulta ser una combinación, la existencia de una raza antigua y el poder interior. Los Djinn, una raza antigua de inmortales, hacen su primera aparición en el Universo cinematográfico de Marvel. Y de la misma forma que en el cómic, relatan una historia de destrucción y de pérdida. Necesitan regresar a su dimensión — a la luz, en una extraña versión sobre la mitología de origen — y para eso, necesitan a Kamala. De modo, que el guion muestra como centro de los poderes de Kamala, tienen algo de providencial. A la vez, es notoria la intención del argumento de profundizar en la posibilidad de lo extraordinario a través de secretos oscuros. Pero, lo analiza desde una condición torpe sobre el sentido de lo inevitable.

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Kamala, de golpe en medio de un antiguo enfrentamiento que descubre sus capacidades, no parece tenerlas todas consigo para enfrentar las consecuencias. La serie explora el hecho que la juventud del personaje es, por ahora, un límite en su conocimiento. O en todo caso, en la forma de mostrar sus poderes como algo más que una serie de accidentes concatenados y que le llevan de un lado a otro en plena confusión. Al final, cuando la verdad del grupo de singulares protectores que le rodean se revela, la serie lo muestra desde un giro casi inocente. Y es entonces, cuando el programa muestra su inevitable punto bajo. ¿Como afrontar lo maravilloso desde lo cotidiano?

En busca de una historia 

A mitad de temporada, Ms. Marvel necesitaba sostenerse en su propia mitología. También, profundizar en algo más que el origen étnico de Kamala y en su necesidad de brindar sentido al poder que detenga o que emana de ella. La disyuntiva aún no está del todo clara. Por ahora, solo algo es bastante claro. Kamala se deberá enfrentar no solamente a un grupo de renegados de una dimensión alterna, también, hacer un recorrido a través de los puntos débiles de su argumento.

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El capítulo acaba con una llamada urgente que, quizás, haga cambiar a la serie de escenario y ritmo. Una decisión efectiva si la serie desea sostener algo más que un fenómeno curioso en manos de una chica con personalidad. ¿Podrá Ms. Marvel superar su propio sentido de lo cotidiano para abrazar el de lo formidable? Solo queda esperar al siguiente episodio para comprobarlo. 

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