Al menos en España, la semana pasada pestañeamos y el invierno se había convertido en verano. Posiblemente durante ese pestañeo tuvo lugar la primavera, pero lo cierto es que no nos dimos cuenta. Por eso, las playas ya empiezan a llenarse de gente y el público reclama con ganas que abran las piscinas. Llega el momento de tomar el Sol y, por lo tanto, hay que recordar la importancia de hacerlo con precaución. Lógicamente, es importante usar protección solar. Pero también vigilar las horas a las que nos exponemos.
Lo que daña las células de nuestra piel al tomar el Sol es la radiación ultravioleta (UV), por eso, las horas a las que esta radiación es más intensa son las peores. A grandes rasgos, en verano eso ocurre entre las 11:00 y las 17:00. Pero no es lo mismo tomar el sol a las 11:00 que a las 14:00. Y también depende mucho del día, pues las cifras de intensidad de la radiación ultravioleta varían entre unos y otros.
En España pueden revisarse en la página de la Agencia Estatal de Meterología, donde se asigna una puntuación máxima para cada día. Si esta es superior a 6 ya se considera una exposición alta y si pasa de 11 es extremadamente alta. Pero todo esto no quiere decir que debamos huir de tomar el Sol. De hecho, es muy necesario para nuestra salud, pues nos ayuda a obtener vitamina D. Por lo tanto, hay que saber elegir el término medio.
Las mejores horas para tomar el Sol
Hay consejos de todo tipo sobre las mejores formas de tomar el Sol. En relación a las horas idóneas, se suele decir que solo debe hacerse cuando la longitud de nuestra sombra estando de pie sea más alta que nosotros. Tiene sentido, pues esto ocurre por la mañana, pero a medida que nos acercamos al mediodía se va acortando. Después, cuando el sol empieza a caer, vuelve a alargarse, por lo que es cierto que se podría tener una idea aproximada de cuándo podemos exponernos.
De todos modos, es útil combinar esta información con los datos de intensidad UV máxima que se leen en la AEMET. Un día con una intensidad máxima muy alta habría que evitar todas las horas centrales. Un día en el que esta no vaya a ser tan extrema lo importante sería evitar especialmente las que rondan el mediodía.
¿Qué pasa con la vitamina D?
Ya sabemos que debemos evitar tomar el Sol en las horas centrales del día. Y que lo hagamos cuando lo hagamos es importante usar y reponer la crema solar. ¿Pero qué pasa con la vitamina D?
La protección solar actúa como una barrera para que la radiación solar no penetre en nuestra piel y dañe nuestras células. Pero necesitamos que penetre para obtener la vitamina D. ¿Qué hacemos entonces? Existen varios consejos.
Para empezar, no hace falta tanta exposición como podemos llegar a creer. Se calcula que unos 15 minutos de exposición sin protección tres veces por semana son suficientes para tener las dosis adecuadas de esta vitamina. Eso en realidad lo obtenemos con poco que salgamos a la calle a hacer la compra o a la azotea a tender la ropa. Sobre todo en países con muchas horas de Sol, como España. Por lo tanto, no hay que ir a la playa pensando en esperar quince minutos antes de ponerse la crema. Podemos usarla desde el momento que empecemos a tomar el Sol. Es más, muchos expertos recomiendan ponerla un poco antes.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que la vitamina D es una vitamina liposoluble. Esto indica que, al contrario que las hidrosolubles que se liberan fácilmente con la orina, puede acumularse durante mucho tiempo. Por lo tanto, en las épocas que tomamos más sol almacenaremos suficiente para cuando vengan las vacas flacas. Es algo que prácticamente sale solo, por lo que no debe preocuparnos demasiado.
Es mucho más importante recordar usar la crema adecuadamente, aplicando una capa suficientemente gruesa y sin olvidar zonas más descuidadas, como los pies o las orejas. Y, por supuesto, es muy importante tener cuidado en esas horas centrales del día en las que nuestra sombra de pie es más corta que nosotros. Sobre todo si es una jornada con una intensidad UV muy elevada.